El retailer chileno Falabella debe afrontar los resultados del primer trimestre del año inmerso en una realidad complicada, especialmente porque parte de sus operaciones provienen de Argentina y de Brasil, dos países que están con problemas económicos.

Pero no solo la crisis de Argentina y las idas y venidas de la economía brasileña podrían impactar en los ingresos del grupo, sino también el efecto cambiario debido a que el gigante chileno opera en cinco mercados internacionales.

Ya de por sí, se trata de uno de los trimestres del año con menor facturación y utilidad más baja de la compañía. Pero ahora, también se suman las cuestiones externas y algunos procesos internos, como la remodelación de algunas de sus tiendas, como pasa en la ciudad colombiana de Cali, donde cerró dos establecimientos para centrarse sólo en uno. Los cierres también se trasladaron a Argentina, donde finalizó con uno en Buenos Aires.

Durante los últimos tres años, los beneficios netos del grupo en este período estuvieron por debajo de los 167,8 millones de dólares. Este número solo lo superaron en 2017, con 168,7 millones de dólares, convirtiéndose en el primer trimestre en que elevó su utilidad, con un avance del 11%. En cambio, en el mismo periodo de 2016 y 2018, su beneficio estuvo con descensos del 1,67% y 1,94%, respectivamente.

Por otra parte, deberá enfrentarse a un 2018 que finalizó con cuatro trimestres con su utilidad en baja y cerrando el ejercicio con una caída del 6,1%.

En cuanto a las tiendas por departamento, cerraron el año anterior con una caída de un 0,6%, hasta 4.273 millones de dólares, descenso atribuido al mal desempeño del negocio en su mercado local y especialmente en Argentina, mientras que siguió creciendo en Colombia y Perú.

Para revertir esta situación, la firma estará centrando sus esfuerzos en mejorar su estrategia omnicanal y hará más inversiones en su red logística y en sus plataformas de comercio electrónico, además de fortalecer el negocio de Linio, la que adquirió el año pasado.