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Alberto ya definió retenciones al campo pero aún no encuentra la forma de evitar un conflicto

El presidente electo cree inevitable aplicar cargas a la exportación de soja, maíz, trigo y girasol. Quiere hacerlo de forma "amigable" con los productores
21/11/2019 - 06:23hs
Alberto ya definió retenciones al campo pero aún no encuentra la forma de evitar un conflicto

La decisión política ya está tomada: Alberto Fernández subirá el nivel de las retenciones que paga el campo al momento de exportar. La idea es aplicar ajustes en las cuatro principales producciones agropecuarias: soja, trigo, maíz y girasol. En los próximos días quedará definido el nuevo cuadro de derechos a la exportación.

El presidente electo le ordenó al equipo de técnicos que lo acompañan sacar cuentas y afinar los números. La intención es diseñar un esquema sustentable, que no signifique un perjuicio notorio para los productores. ¿Cuánto? "Algo lógico, que no pueda ser catalogado de confiscatorio", definen desde el grupo que está trabajando en la cuestión.

Desde el entorno de Alberto F. aseguran que el futuro jefe de Estado no tiene ninguna duda sobre la estrategia a adoptar con el "campo" pero que, a la vez, admite preocupación por la reacción que pudieran tener la dirigencia del sector y los productores, una vez que se conozcan las nuevas imposiciones.

Si no hay cambios de último minuto, la idea es transmitirle la novedad a la dirigencia del agro en los próximos días, una vez que se termine la evaluación técnica.

Alberto F. no quiere iniciar la gestión con una crisis con el sector del agro, similar a la que él mismo vivió -en su rol de jefe de Gabinete- durante aquel año 2008 en que los productores salieron a cortar rutas. Fue el inicio de la "grieta". Y el primer cimbronazo político del gobierno de Cristina Kirchner.

Por eso mismo, habrá una estrategia política coordinada. El aumento de las retenciones no será una medida aislada. Se encuadrará en una serie de iniciativas que van desde el envío al Congreso de un proyecto para volver a declarar la Emergencia Económica al lanzamiento formal del "Programa contra el Hambre", que requeriría de unos $40.000 millones anuales.

Al mismo tiempo, Fernández no quiere desentenderse de un objetivo de equilibrio fiscal, en medio de la renegociación de la deuda pública tanto con los acreedores privados como con el Fondo Monetario.

También habrá gestos concretos hacia los productores agropecuarios. El más notorio, el compromiso de mantener un tipo de cambio competitivo, como el actual. Algo que no será fácil sostener en un contexto de inflación elevada.

Detalles del nuevo esquema

Hay algunas definiciones ya tomadas sobre la inminente alza de las retenciones a los cuatro productos agropecuarios (soja, trigo, maíz y girasol). Para empezar, desaparecerá el monto fijo de $4 que rige ahora.

El Estado cobrará, directamente, un porcentaje sobre el valor de la exportación. Sin importar el precio de la tonelada de soja. Es decir, no habrá lo que se denomina "retenciones móviles", el esquema que provocó la crisis de hace una década.

Tampoco habría diferencias en lo que se le cobra a un pequeño productor y a uno mediano o grande. O según la distancia entre el campo y el puerto.

Sin embargo, sobre este punto, el próximo Gobierno estaría dispuesto a escuchar propuestas que le acerquen las organizaciones del sector.

Hay una determinación a mostrarse bien distintos de lo que fue el traumático gobierno de CFK. Traumático no solamente para los chacareros sino -también- para el propio Alberto F., que terminó afuera de aquella administración y enemistado con Cristina Kirchner.

El propio presidente electo ya dio señales de lo que vendrá durante el último fin de semana. En un reportaje con Página/12, dijo: "En la Argentina que viene todos tenemos que hacer un esfuerzo. Lo tendrá que hacer el sector del petróleo, el minero y el del campo. Todos los que producen tendrán que hacer un esfuerzo".

Y agregó: "Me encantaría no cobrar retenciones, pero le hubieran dicho a Macri, que me va a dejar 5 o 6 puntos de déficit fiscal. Díganme cómo quieren que tenga déficit cero sin mejorar mis ingresos. Una parte lo voy a mejorar haciendo crecer la economía, pero en un primer momento van a tener que hacer un aporte todos".

La decisión de elevar las retenciones traerá, seguramente, debates entre la dirigencia del sector. Pero creen que también alguna polémica interna.

Sin ir más lejos, el diputado Agustín Rossi se pronunció públicamente a favor de mantener las retenciones a la soja pero quitárselas a los demás productos. La de Rossi no es cualquier voz: fue quien lideró, en el Congreso, la defensa de la Resolución 125 en 2008. Y quien, trascendió, ocupará el Ministerio de Defensa a partir del 10 de diciembre.

El campo, a la defensiva

Desde la Sociedad Rural ya se adelantaron las críticas. "Insistir con las retenciones sería contraproducente: generaría una caída de la producción, de la actividad y del empleo por deterioro de la exportación. Esta situación no se resuelve con un aumento de la presión impositiva, ya de por sí, insoportable", advirtió la Sociedad Rural (SRA), a través de un comunicado.

También hubo, en los últimos días, duras advertencias por parte de la Sociedad Rural de San Pedro, uno de los enclaves más importantes en la producción agropecuaria.

Sobre la posibilidad de un aumento de las retenciones, esa organización sacó un comunicado donde dan cuenta del nivel de alerta: "Creemos que estas herramientas que ya probaron su ineficacia, no pueden regresar sin una reacción contundente de nuestro sector".

Distintos consultores ligados al sector del agro ya sacan cuentas sobre las eventuales pérdidas de rentabilidad que les provocaría un cambio en el nivel de las retenciones.

Hernán Fernández Martínez, ingeniero agrónomo, analista y consultor, calculó cuánto dejarían de percibir los productores por la venta de sus granos a los exportadores y a la industria, de llegar a aplicarse un nivel de alícuotas similar a las que estaban vigentes durante el último tramo del gobierno kirchnerista.

En el caso del trigo, recibirían u$s45 menos por tonelada (-21%), para el maíz serían u$s23 menos (-18%), mientras que en el caso de la soja estarían u$s20 por debajo (-8%).

Ante este panorama, sucede lo lógico: los productores están acelerando las liquidaciones de productos, con el claro objetivo de adelantarse a la medida que los perjudicará.

De acuerdo con los últimos datos oficiales de la Secretaría de Agricultura, los productores llevan adelantadas -a través de los registros de esa dependencia- exportaciones por unos u$s6.600 millones de la próxima campaña.

Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario difundido recientemente reveló que las compras anticipadas de maíz de la próxima campaña fueron récord: 13 millones de toneladas. Se trata de un volumen que triplica lo sucedido en las últimas tres campañas. El maíz recién se levantará entre mayo y julio del próximo año.

No es la primera vez que se dan este tipo de "corridas" por parte de los productores. Lo lógico, ante la incertidumbre, sería clausurar el registro para anticipar ventas. Algo improbable en un cambio de gobierno de distinto color político.

A esta altura, Alberto F. todavía no definió si mantendrá la actual estructura de Ministerio de Agricultura o si, como hizo en un momento Mauricio Macri, volverá a degradar esa dependencia a una secretaría, que a su vez dependa del Ministerio de la Producción.

Según los trascendidos, a Producción iría el economista Matías Kulfas. En tanto, Agricultura sería manejada por Gabriel Delgado, quien ya estuvo en esa misma área hacia el final del mandato de Cristina, y que tiene una buena llegada al sector.