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Las paritarias de Alberto: suma de emergencia, fin de cláusula gatillo y acuerdos extendidos

Empieza la verdadera negociación con los sindicatos, al definirse la "letra chica" del pacto social. Alberto prometió a la UIA cambios que la CGT rechaza
05/12/2019 - 06:56hs
Las paritarias de Alberto: suma de emergencia, fin de cláusula gatillo y acuerdos extendidos

Alberto Fernández ya tiene preparado su plan para reordenar las relaciones laborales. La primera etapa se conocerá este martes, cuando anuncie el esperado paquete de emergencia para reactivar la economía, que incluirá un alivio a los ingresos.

Pero por lo bajo ya empezó a avanzar en la segunda fase con el diseño de un nuevo esquema de negociación colectiva destinado a desactivar las cláusulas de revisión, un mecanismo precario de protección frente a la inflación avalado por un macrismo debilitado que ahora se convirtió en un estorbo para la nueva gestión. Y el último capítulo -el más complejo y a largo plazo- será la revisión de los convenios.

Por estas horas, son varios los gremios que siguen actualizando sus cláusulas de revisión:

-Los metalúrgicos se reunieron este martes con las cámaras del sector para pedir una suba de hasta el 7% correspondiente a noviembre y diciembre hasta marzo, tras negociar un 36% en lo que va del año. -Con un millón de afiliados, el gremio de comercio espera señales para reabrir su paritaria, que en mayo sumó un 30% en forma escalonada y con sumas fijas.

-Los taxistas, en tanto, decidieron aguardar hasta enero para la nueva bajada de bandera, que subiría en torno al 25%, un porcentaje que luego se replica en los salarios.

Ese será uno de los principales desafíos que enfrentará Claudio Moroni, el amigo personal de Fernández nominado para ocupar a partir del próximo martes el Ministerio de Trabajo.

"Moroni entra en una etapa complicada, uno de los principales temas es el de las cláusulas de revisión que hace que todos los gremios empezaran a pedir aumentos, en forma recurrente", reconoció a iProfesional un hombre allegado al ex síndico general de la Nación que suena como uno de sus posibles asesores en la cartera laboral.

Las cláusulas de actualización -como se conoce a los reajustes cuando se alcanza determinado nivel de inflación- habían sido resistidas en los primeros tres años de gestión macrista, porque los funcionarios creían que podía ser un factor que alimentara la inercia inflacionaria. Una postura que modificaron cuando el índice de precios se desbocó y el Banco Central abandonó las metas de inflación. Y ya, atrapados en la crisis, convalidaron incluso la negociación con los docentes bonaerenses.

Esa proliferación de mecanismos de ajuste es parte de la herencia que recibirá Alberto Fernández. Desde el punto de vista del equipo entrante, el problema de los acuerdos "cortos", con ajustes de caracter trimestral, cuatrimestral y semestral, es que desvirtuaron el funcionamiento habitual de las paritarias. A raíz de las devaluaciones y su impacto en los precios, los sindicatos pactaron subas con revisiones para no quedar atrasados.

Y así y todo, solo unos pocos lograron empatarle a la inflación, que cerrará 2019 por encima del 55%. Ese fue el caso de bancarios, metalmecánicos, camioneros, construcción, sanidad y trabajadores del neumático. Los últimos lograron uno de los mejores acuerdos con una nueva suba del 32% hasta marzo y una cláusula "catástrofe" atada a una eventual devaluación o pico inflacionario.

La idea ahora es restablecer acuerdos anuales que den "previsibilidad", en línea con el esquema ideado por Matías Kulfas y Cecilia Todesca para desacelerar la inflación. El presidente electo se involucró personalmente en esta estrategia durante el almuerzo que mantuvo el martes con Hugo Moyano. Allí, buscó contener al camionero y sus aliados, que presionan por cargos para sus allegados en el codiciado Ministerio de Transporte.

Pero la visita también apuntó a reconstruir el vínculo con el sindicalismo a través de una mesa virtual en la que Moyano será una de las cinco cabezas visibles y desactivar una ola potencial de conflictos encabezada por Camioneros. El gremio reclamó el lunes un bono de $20.000 y la reapertura de paritarias con una protesta callejera, a solo siete días del traspaso de mandato.

Desinflar expectativas

Por estas horas, la negociación de sumas de fin de año genera preocupación en los equipos de Fernández. Si bien reconocen que los empresarios armaron un "colchón de precios" en los últimos dos meses, el pedido de Moyano conspira contra la intención del gobierno entrante de "desindexar" la economía y moderar la discusión salarial.

Ese es el objetivo de la compensación extraordinaria que se anunciará este martes. Lo que el próximo ministro de Trabajo, Claudio Moroni, prometió a la CGT que iba a ser una suba del 20% a las escalas más bajas, jubilaciones y AUH, podría terminar en una suma fija a cuenta de futuros aumentos.

"No creo que haya aumento de emergencia. El Gobierno te va a decir que pensaba que la situación no era tan grave, así que es probable que sea un adelanto", advirtió un dirigente que participó de la última reunión en Azopardo con el mandatario electo.

En las últimas semanas, buena parte de la cúpula sindical empezó a desinflar expectativas, en sintonía con las señales de moderación enviadas desde el bunker de la calle México. Fernández le hizo un gesto la semana pasada a la UIA al sugerir la posibilidad de paritarias discriminadas por zona geográfica o tamaño de empresa, algo que rechazan de plano en la CGT. Los industriales, por otra parte, piden que no se hable de bono de fin de año, luego del adelanto salarial y las compensaciones por Ganancias dispuestas por Macri.

El otro sindicato que negocia una suma no remunerativa extraordinaria es el de los aceiteros. Luego de firmar la última revisión en octubre pasado, ahora buscan un reconocimiento por la participación en las ganancias empresarias del orden de los $50.000. El monto refleja la actualización de la paritaria de este año, que cerró en un 50% hasta diciembre.

La organización liderada por David Yofra realizó un congreso la semana pasada en el que se analizó en forma crítica la convocatoria al pacto social. Además de las incógnitas sobre la conformación del gabinete, los sindicalistas dudan de la capacidad del nuevo gobierno para controlar los precios, tras la "demolición" de organismos como el Senasa.

Alberto intentará aplacar la incertidumbre con su "mini shock" a los ingresos. En medio de las presiones del FMI para contener el gasto y las reprimendas abiertas de Donald Trump en materia de comercio exterior, Fernández busca enviar una señal política en sentido inverso al de las medidas de Macri en su inicio de su mandato, cuando puso en marcha una ola de despidos masivos en el Estado, junto con la eliminación de retenciones, apertura de importaciones, suba de tasas y el fin del cepo, además de un bono para los beneficiarios de AUH y la eximición del pago de Ganancias del medio aguinaldo.

El plan para poner plata en el bolsillo todavía tiene que conquistar al empresariado. Cerca de Fernández observan con inquietud los sucesivos incrementos de precios en la industria alimenticia, con incidencia en la canasta de pobreza. En noviembre, la carne aumentó un 10% y los incrementos podrían llegar al 40%. Sospechan que los ajustes son de carácter preventivo frente a la recomposición de ingresos prevista.

"Se la ven venir y nosotros necesitamos recuperar algo de lo que se perdió", dijo a este medio un hombre de Fernández, quien recordó no obstante que la recuperación del poder adquisitivo recién empezó en el tercero año de la gestión de Néstor Kirchner y la baja de desempleo a un dígito, en el cuarto.

En busca del equilibrio de poder

En la mesa donde se elabora el acuerdo económico y social presumen que el sector privado también teme un "empoderamiento sindical" alentado por la oferta de cargos al sindicalismo dentro del Estado, aunque en el Ministerio de Trabajo habría filtros más estrictos.

Por experiencia propia, Fernández sabe que esa cartera debe mantenerse ajena a las presiones de los lobbys gremiales. El riesgo de incorporarlos a malsalva en segundas y terceras líneas es que no solo podría restarle poder de intermediación a Moroni, sino que además podría ser leído como una muestra de debilidad a futuro hacia los sindicatos, razonan.Una vez despejada la situación de emergencia y encaminadas las primeras tandas de las paritarias, el tercer capítulo del pacto social se centrará en la actualización de los convenios colectivos, un tema sensible para dirigentes como Moyano. El camionero encabezó la resistencia a la reforma laboral impulsada por Macri y en las próximas semanas buscará impugnar en la Justicia el convenio entre Mercado Libre y el gremio rival de la logística ratificado por el Gobierno, tal como adelantó iProfesional.

La propuesta de los técnicos de Fernández es discutir los métodos de producción y la incorporación de tecnología junto con la distribución de las ganancias. Los gremialistas se muestran dispuestos a capacitarse, como les propuso el presidente electo en su visita a Azopardo, pero advierten que primero sería bueno saber cuáles son los sectores que van a impulsar el crecimiento.

"Si no, es tirar margaritas a los chanchos", deslizó un dirigente que participó de uno de los almuerzos con Alberto.