Hay un hecho central en la vida cotidiana de los argentinos que resulta central para explicar la crisis política que conmovió al Gobierno la semana pasada, y que se mantiene bajo una delicada tregua a la espera de medidas que enmienden ese escenario.

Básicamente, la cuestión pasa por la dinámica inflacionaria y la caída del consumo popular, dos variables que inevitablemente van de la mano.

Y aunque el Gobierno puede mostrar que en las últimas semanas se nota una desaceleración inflacionaria, esa dinámica es muy gradual -demasiado gradual para las necesidades electorales del oficialismo- y mantiene a los alimentos como los que más aumentan.

Para decirlo con todas las letras: los precios de los productos de la canasta básica aumentan más que el promedio. Un hecho que quedó disimulado en el último informe del Indec por la súbita (pero leve) baja en los precios de los cortes populares de la carne.

Para pasarlo en limpio: el último registro del Indec da cuenta de que el IPC avanzó 2,5% el mes pasado. Mientras que el rubro "Alimentos y Bebidas" lo hizo en un 1,5%. Pero, atención, este último dato hubiese sido más elevado a no ser por el retroceso de los cortes populares de la carne, producto de medidas extremas tomadas por el Ejecutivo, como la suspensión de las exportaciones.

La dinámica inflacionaria y la caída del consumo popular, son dos variables que inevitablemente van de la mano

Por caso, esos cortes populares bajaron entre 0,3% y 1,5% el mes pasado. Muy poco frente al 80% promedio que se encarecieron en los últimos 12 meses. Pero suficiente para achatar el índice.

Con excepción de la carne, los productos de la canasta básica se encarecieron entre 2,7% (aceites) y el 5,0% (arroz). En el medio aparecen los lácteos (3,2%) y la yerba, con un 3,8% de aumento durante agosto, siempre según el Indec.

En todos los casos, el incremento interanual supera la inflación promedio. Lo que más subió fue la yerba, con un 70,2% en los últimos 12 meses.

Consumo en rojo

CFK le reclama al Presidente un cambio de rumbo económico ante lo que considera un fuerte ajuste económico en medio de la pandemia.

Un informe de la consultora Scentia parece darle la razón a la vicepresidenta: en agosto, justo en la previa de las Primarias, la incipiente recuperación del consumo masivo volvió a estancarse.

En efecto, el nivel de consumo terminó "empatado" respecto de agosto de 2020, cuando la economía estaba en caída profunda por la pandemia y la cuarentena. Es decir, con actividades reabiertas, el consumo de productos alimenticios no pudo recuperarse. Lo que denota una caída del poder adquisitivo. 

CFK le reclama al Presidente un cambio de rumbo económico ante lo que considera un fuerte ajuste económico

El dato da idea de la profundidad de la crisis: en julio, el consumo había crecido 1,7% -siempre contra el mismo mes del año anterior- después de 14 meses consecutivos en rojo.

Con el dato de agosto, el acumulado de enero a agosto muestra una contracción del consumo de alimentos y bebidas de 5,4% en relación a los mismos ocho meses del año pasado cuando, hay que recordar, la economía estaba cerrada por la pandemia.