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Preocupada por el aumento de la brecha cambiaria, Cristina dejó entrever su escepticismo sobre las nuevas medidas

Cristina retomó el tema que la obsesiona, la "economía bimonetaria" y admitió que un cepo más duro lleva a la "histeria" por el dólar del mercado paralelo
09/07/2022 - 10:14hs
Preocupada por el aumento de la brecha cambiaria, Cristina dejó entrever su escepticismo sobre las nuevas medidas

Cristina Kirchner volvió sobre su tema preferido: en su discurso de Calafate retomó la cuestión de la economía bimonetaria. Acaso porque sabía que su anterior discurso había quedado opacado por la sorpresiva renuncia de Martín Guzmán, o tal vez porque minutos antes de que tomara el micrófono el mercado financiero había cerrado con un dólar paralelo por encima de $300.

Lo cierto es que, a esta altura, la líder del kirchnerismo dejó en claro que se fijó como absoluta prioridad política el generar un debate nacional sobre cómo resolver la cultura dolarizada de los argentinos.

Ya en su anterior discurso había comentado que ese tema había sido un motivo de coincidencia con Carlos Melconian, economista de la Fundación Mediterránea con el que discrepa en la mayoría de los diagnósticos.

Y ahora, en Calafate, nuevamente formuló un llamamiento para un diálogo nacional sobre el tema. Dejó incluso la puerta abierta a la oposición al señalar que la crisis de los dólares no es un problema exclusivo de los gobiernos que regulan el mercado de cambios con cepos y restricciones, sino que también había sido un problema para una gestión liberal como la de Mauricio Macri.

En un guiño al resto de las fuerzas políticas, pidió que en ese debate "dejemos de discutir sobre personas y empecemos a discutir sobre políticas".

En Calafate, Cristina Kirchner reapareció en público tras la renuncia de Martín Guzmán y retomó el tema que la obsesiona: la
En Calafate, Cristina reapareció en público tras la renuncia de Guzmán y retomó el tema que la obsesiona: la economía bimonetaria

"Tenemos que encontrar un punto de coincidencia común porque si no, no va a haber Argentina para nadie", dijo la vicepresidente. Y en un claro mensaje a la oposición advirtió que, si no se encaraba ese problema de la vocación argentina por ahorrar en dólares y manejar el mercado inmobiliario en moneda estadounidense, "así el año que viene gane Mandrake el mago, no va a haber solución para este problema estructural de economía argentina".

La tesis de Cristina, ya expuesta en otros discursos y remarcada ahora, es que la economía bimonetaria está en la base de la inestabilidad económica argentina y que se manifiesta de dos formas: o bien genera una gran fuga de capitales -en los momentos de libertad cambiaria- o se provoca la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo -en los momentos de regulación-.

Batakis restringe y Cristina mira la brecha

La vice dio muestras de tomarse muy en serio la escapada que en los últimos días están experimentando el dólar "contado con liquidación", el MEP y el blue, que ya superan en más de 100% al tipo de cambio oficial que fija el Banco Central.

Sugestivamente, no mencionó a la nueva ministra, Silvina Batakis, ni hizo mención a la polémica generada por las restricciones al turismo y la frase sobre que las divisas que se van en viajes perjudican la creación de empleo porque se le retacean a la industria.

En realidad, Cristina puso el dedo sobre una llaga que varios economistas ortodoxos estaban empezando a señalar: que por más que el Gobierno se esfuerce en reprimir la compra de divisas, lo que no se va a poder controlar es la brecha.

Lo que están advirtiendo economistas es que, suponiendo que Batakis y el Banco Central hagan lo que el mercado supone, que es dejar de convertir los dólares que los turistas pagan en el exterior con tarjeta, y obligarlos a que esos dólares se conviertan en el MEP, eso no terminará de resolver el problema. Es cierto que de esa forma los dólares que se gastan en el exterior ya no saldrán de las reservas del Central, pero también ocurrirá que, al haber una masiva concurrencia de los minoristas al MEP, habrá una mayor presión sobre el mercado paralelo.

Eso llevará a una mayor brecha y agudizará todas las distorsiones de la economía, como por ejemplo que haya cada vez mayores incentivos para la importación y menor incentivo para la exportación. Es un problema que ya se está viendo con intensidad, al punto que la liquidación agrícola cayó a la mitad de su volumen diario, obligando al Banco Central a resignar reservas por u$s730 millones en apenas una semana -y perdiendo casi todo lo que había recuperado a fines de junio-.

Quienes critican la postura de Batakis creen que, al exacerbar la brecha del paralelo, tarde o temprano se forzará a una corrección del tipo de cambio oficial, tal como le había ocurrido a la propia Cristina en 2014, cuando con Axel Kicillof en el ministerio de Economía y con Juan Carlos Fábrega en el Banco Central se dejó deslizar un 25% al dólar oficial.

Silvina Batakis insinuó la llegada de nuevas restricciones para el acceso a los dólares: Cristina Kirchner dejó entrever su escepticismo sobre la solución al problema
Silvina Batakis insinuó la llegada de nuevas restricciones para el acceso a los dólares

Por lo pronto, el mercado está previendo que la única salida que tiene el equipo económico es pisar el acelerador del "crawling peg", que está en un 4% mensual, lo cual parece insuficiente ante una inflación creciente. Al permitir que el peso se devalúe a mayor velocidad, se moderará la "inflación en dólares" y se mantendrá el compromiso asumido con el Fondo Monetario Internacional en el sentido de no perder competitividad cambiaria.

A diferencia de Batakis, Cristina no dijo si se "siente cómoda" con el actual tipo de cambio ni dio señales de que el Banco Central tenga que incrementar su ritmo devaluatorio. Pero sí insinuó que las medidas que se están tomando no resolverán el problema de fondo.

Estudiando las teorías de las crisis cambiarias

Cristina Kirchner demostró que el problema de los dólares le preocupa, al punto de que invierte horas en repasar números y leer a los teóricos que han escrito sobre el tema. Ha mencionado documentos del gobierno estadounidense que señalan que Argentina es el segundo país en el mundo con mayor cantidad de billetes físicos de dólares en circulación, después de Estados Unidos.

Y este viernes en Calafate concurrió munida de una lista en la que figuraba cuántos dólares aportaba y cuántos gastaban cada una de las 24 provincias del país. A modo de elogio a su cuñada, la gobernadora Alicia Kirchner, mencionó que Santa Cruz era la quinta provincia entre las que ingresan más divisas de las que insumen, aunque si se hacía el cálculo en dólares per capita era la primera de la lista.

Y recordó que la Ciudad de Buenos Aires era la última, con el mayor nivel de gasto dolarizado respecto de las divisas que genera.

Además, Cristina citó a Marcelo Diamand, un economista de la década de los ’60, alineado con lo que en esa época se llamaba "corriente estructuralista".

Diamand planteaba que Argentina tenía un problema estructural, porque su industria necesitaba dólares para crecer, y esas divisas no se podían producir por la vía de exportaciones industriales, dado que los costos argentinos eran más altos que los internacionales. De manera que la industria siempre dependía de los dólares del campo, que no daba abasto para satisfacer la demanda. Así, el crecimiento económico siempre terminaba generando las condiciones para una devaluación, con lo cual se corregían temporalmente los desequilibrios de balanza de pagos y se recuperaba competitividad para la exportación agrícola, hasta la siguiente crisis.

En realidad, esa tesis de Diamand ha quedado algo relativizada a partir del boom de los commodities agrícolas ocurrido por la aparición de la demanda china y, más adelante, por las tensiones geopolíticas que afectan la oferta de alimentos, como la actual guerra en Ucrania.

Pero, en todo caso, Cristina Kirchner está dejando señales de que aspira a querer encontrar soluciones estructurales y no apenas medidas transitorias. En su discurso de Calafate dijo que al diagnóstico de Diamand se le agregaba un factor que empeora la situación, y es la voluntad de los argentinos de ahorrar en dólares.

Un mercado de capitales nervioso, en el que se desplomaron los valores de bonos y acciones, está impulsando la huida de los inversores hacia los dólares del paralelo
Un mercado de capitales nervioso está impulsando la huida de los inversores hacia los dólares del paralelo

Por cierto que ya durante su gestión gubernamental Cristina había intentado una "batalla cultural" contra la dolarización, que terminó en un rotundo fracaso. Primero hizo un llamamiento a que los ahorristas vendieran sus dólares para pasarse a plazos fijos en pesos, con el argumento de que así se ganaba más dinero por las altas tasas de interés.

La realidad fue que ni sus propios funcionarios le hicieron caso, al punto que debió retar en público a Aníbal Fernández por haberse negado a convertir sus ahorros.

También intentó sustituir al dólar como moneda de transacción del mercado inmobiliario, introduciendo una especie de cuasi-moneda llamada Cedin, que nunca terminó de ser aceptada por los propietarios y que movió un volumen muy escaso.

Escepticismo y problemas de diagnóstico

¿En qué tipo de solución piensa Cristina para resolver la economía bimonetaria? Nadie lo sabe con certeza. Curiosamente, su planteo se da en un momento en el que desde la vereda política opuesta se reinstauró el debate sobre la dolarización a alguna forma de reimplantar la convertibilidad del peso con el dólar.

También trascendió que durante su charla con Melconian, el economista le mencionó el ejemplo de países de la región que habían sustituido al dólar mediante la implantación de unidades indexadas, que podían ser vistas por los ciudadanos como una reserva de valor en momentos de alta inflación.

En todo caso, lo que Cristina dejó en claro es que tiene una visión escéptica de que el Gobierno pueda resolver las tensiones cambiarias. Porque reconoció que cuanto mayores sean las restricciones, mayor será la probabilidad de aumento en la brecha con el mercado paralelo.

"Ahí viene la histeria. Si no los dejás sacar los dólares se comportan como adictos, van a tratar de sacarlos de cualquier manera, por las buenas o por las malas. Y estalla el país", advirtió, en una de las frases más fuertes de su intervención.

Fue un extraño momento de coincidencia con los economistas ortodoxos. Aunque claro, también hay diferencias sustanciales de diagnóstico, porque la vicepresidente cree que la vocación dolarizadora es lo que fogonea la inflación, mientras que los economistas creen que el orden causal en inverso, que se produce una fuga al dólar como conducta defensiva ante un peso que se erosiona como consecuencia del déficit fiscal.