• 4/12/2025
ALERTA

Se cortó la racha de superávits y en junio volvió el rojo fiscal: ¿peligra el pilar del plan económico de Milei?

La estimación de la Oficina de Presupuesto del Congreso marcó un punto de inflexión: el gasto creció más que los ingresos y hubo rojo primario y financiero
08/07/2025 - 16:01hs
Se cortó la racha de superávits y en junio volvió el rojo fiscal: ¿peligra el pilar del plan económico de Milei?

En plena disputa política por el gasto público y el reparto de los ingresos, el Gobierno acaba de recibir una mala noticia: en junio, se quebró la racha de superávits fiscales y se volvió a los números en rojo. Es el primer déficit del año, y en un contexto de tensión pre electoral se prende una luz de alerta por la sostenibilidad del superávit fiscal, al que Javier Milei considera el pilar de su gestión.

Aunque junio suele ser un mes de incremento del gasto corriente, por el efecto aguinaldo, igualmente el dato genera preocupación, porque deja en claro que incluso con una mejora en la recaudación impositiva, sigue haciendo falta un mayor esfuerzo de recorte en las erogaciones.

Así lo refleja el informe de ejecución presupuestaria que elabora la Oficina de Presupuesto del Congreso, que arrojó un déficit primario de $1 billón. El resultado financiero -es decir, cuando se contabilizan también los pagos por intereses de la deuda- dio un rojo más grande: $2,7 billones.

Estos números suelen ser considerados un predictor de las cifras oficiales, que se darán a conocer dentro de pocos días por la secretaría de Hacienda. El reporte cubre la administración central -no todo el sector público- y se trata de cifras "base devengado" y no "base caja" -es decir, sobre los gastos hechos pero no necesariamente ya pagados-, lo que implica que en la versión final podría haber cambios.

Pero más que los números, lo que preocupa es "la historia" que cuentan las cuentas fiscales: que, pese a la vocación del gobierno por la "motosierra", empiezan a aparecer señales de agotamiento en el margen para el recorte del gasto.

De hecho, en comparación con el año pasado se registró un incremento real de 8,9% en los gastos corrientes.

Como ya viene ocurriendo desde hace tiempo, el rubro de jubilaciones y pensiones -por lejos el de mayor incidencia del presupuesto, con un 45% del total- es el que más empuja el gasto. Esto ocurre por efecto de la nueva fórmula de indexación que toma como referencia la inflación pasada.

Es decir, ocurre la situación inversa a la del año pasado, cuando la "licuación" inflacionaria del gasto jubilatorio permitió obtener un rápido superávit fiscal. Aquella situación resultaba insostenible políticamente -hubo meses en que la masa destinada al pago de haberes jubilatorios registró una impactante caída de 38% real interanual-, al punto que el propio Fondo Monetario Internacional presionó para una recuperación de los haberes.

Ahora, como habían previsto los economistas, está ocurriendo el efecto inverso: en junio, el gasto jubilatorio tuvo un aumento interanual de 4,5%, y si se considera el primer semestre completo, la suba fue de un 16,7% real.

Con estos números sobre la mesa, queda en claro por qué Milei se fijó como objetivo prioritario impedir que entre en vigencia la reforma previsional que ya cuenta con media sanción en el Congreso. Este paquete de medidas -que incluye una compensación de 7,2% para todos los haberes, más un incremento del bono extraordinario para la franja mínima y su indexación por el IPC- implicaría, según las estimaciones, un costo fiscal anual de 0,7% del PBI.

Motosierra sobre los subsidios

Otro rubro en el que se notó un incremento del gasto fue el de transferencias a las provincias. Pero se trató de un resultado excepcional, por la medida judicial que obligó a compensar a la Ciudad de Buenos Aires por el traspaso de funciones de seguridad. Si no se contabiliza este efecto, las transferencias habrían caído en 0,4% interanual.

Los grandes recortes siguen estando en los subsidios a los servicios públicos y en las retribuciones al personal estatal.

Este último rubro es el segundo de mayor peso en el presupuesto, con un 12% de incidencia. En junio se registró una merma de 10% real interanual, manteniendo la tónica de todo el semestre.

La OPC explica que esto ocurrió porque las pautas salariales acordadas en el período se ubicaron por debajo de la inflación. En el poder ejecutivo -que explica tres cuartas partes del gasto salarial- la pauta de aumento fue de 20,8% frente a una inflación interanual de 39,7%.

Pero, además, se nota el efecto del recorte de cargos ocupados en el Estado: hay un 3,3% menos personal que hace un año en las plantas permanente y transitoria, y además se redujo un 8,9% la cantidad de personal contratado.

En cuanto a los subsidios -que representan un 3,8% del presupuesto- fue donde se más se notó la "motosierra": la reducción real comparada con el gasto del año pasado alcanzó el 50%. El rubro de energía fue donde más se recortó -casi 58%-, en el marco de un ajuste en las tarifas de los servicios de gas y electricidad. El transporte, en tanto, tuvo una reducción de subsidios por un 31,5%.

Impacto en la caja de ARCA

Pero el dato que más preocupa a quienes se cuestionan por la sustentabilidad a largo plazo del superávit fiscal es la diferencia de velocidades a las que crecen los ingresos y los gastos. El resultado del primer semestre sigue siendo positivo -$58 billones de recursos contra $57,6 billones de gastos- pero el desbalance de junio prende luces amarillas.

Las cuentas del mes pasado marca que mientras los gastos ascendieron a $13,5 billones, los ingresos sólo llegaron a $10,7 billones. Y esto no implica que no esté mejorando el flujo a la caja de ARCA -de hecho, en la comparación interanual creció un 7,4%-, pero quedó en evidencia la falta de impuestos que en otros momentos hicieron un aporte importante.

Principalmente, la eliminación del impuesto PAIS, la rebaja temporaria de las retenciones a la exportación y la brusca caída que tuvo Ganancias -algo que se explica por la suba extraordinaria que había ocurrido en mayo del año pasado-.

Así, por más que el IVA y los aportes a la seguridad social hayan mejorado -16,8% y 13,4% respectivamente-, su crecimiento no fue suficiente para compensar los rubros de variación negativa.

Desde el gobierno, igualmente, celebran los datos recaudatorios porque tanto el IVA como la seguridad social son indicadores por excelencia de crecimiento en la actividad comercial e industrial.

La pulseada fiscal que viene

Con un pronóstico de suba del PBI en al menos 5,5% para este año, se proyecta que la recaudación seguirá mejorando. Las dudas, en todo caso, aparecen por el lado de los gastos, donde el gobierno disputa una pulseada con la oposición por mantener la austeridad.

Al calor de la campaña electoral por las legislativas de octubre, en las últimas semanas se ha intensificado la presión por mayores transferencias a los gobiernos provinciales y por incrementos presupuestarios en salud y universidades nacionales, además del mencionado paquete de reforma jubilatoria.

En cuanto al resultado financiero, el resultado negativo se mantuvo positivo para el primer semestre -$0,6 billones-, por menores pagos de intereses en títulos públicos. Pero en junio hubo un rojo de $2,7 billones, dado que se registraron los pagos correspondientes al vencimiento de intereses de julio de los bonos emitidos en el marco de la reestructuración de deuda de 2020. De no surgir imprevistos, esta situación debería revertirse en el resultado de julio.

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