• 5/12/2025
ALERTA

Cómo será el préstamo de Estados Unidos: una ingeniería pensada para que Trump no pague costo político

Caputo obtendrá un préstamo de u$s20.000 millones para asegurar los pagos de 2026. Aspira a una tasa de un dígito. Bessent pondrá garantías pero no dólares
17/10/2025 - 07:02hs
Cómo será el préstamo de Estados Unidos: una ingeniería pensada para que Trump no pague costo político

En cada tuit del ministro Toto Caputo suele haber un mensaje, a veces explícito y otras entrelíneas. Es lo que acaba de ocurrir con la foto que subió a las redes sociales, aprovechando su estadía en Washington: sonriente junto a Ana Botín, la heredera y principal ejecutiva del grupo financiero Santander, estaba dando otra muestra de apoyo ante la situación de volatilidad del mercado argentino.

"Una amiga de nuestro país", calificó Caputo a Botín, considerada la mujer más poderosa de España y una figura de primera línea en el mercado global de capitales. No por casualidad, esto ocurrió una semana después de que el banco Santander haya oficiado como agente del Tesoro estadounidense, para realizar las ventas de dólares por cuenta y orden de Scott Bessent.

El mismo día en que Caputo hacía alarde de su amistad con Ana Botín, el secretario del US Treasury anunciaba que el paquete total de ayuda a la Argentina sería de u$s40.000 millones, y que la mitad de ese monto correspondería a una línea crediticia con participación de inversores privados

Todo apunto a que la fórmula elegida sea un préstamo en modalidad "repo", en el que intervengan bancos y fondos de inversión. Se descuenta la participación del Santander, que ya había participado en el grupo de entidades que le había prestado a Caputo u$s1.000 millones en enero y u$s2.000 millones en junio.

En esas ocasiones, habían participado además el BBVA, el Citibank, JP Morgan, Deutsche Bank y Morgan Stanley. El préstamo "repo" implica que quien toma el crédito aporta un valor como garantía de repago.

A inicios de este año, cuando el riesgo país argentino rondaba los 550 puntos, a Caputo le resultó relativamente fácil obtener el crédito, aportando como colateral los bonos Bopreal, nominados en dólares -emitidos por el Banco Central para compensar a los importadores con cobros pendientes-. En aquel momento, la tasa que convalidó el ministro fue de 8,25%.

Una ayuda indirecta

Pero los cuatro meses transcurridos desde aquella experiencia hasta ahora parecen cuatro siglos: con un riesgo país que se empecina en permanecer encima de los 1.000 puntos, y con bonos de deuda soberana que cotizan en el mercado secundario a 60% de su valor nominal, Argentina ya no es un cliente seguro.

A no ser, claro, que aparezca un tercero que aporte un aval sobre el cual no pueda haber ningún tipo de riesgo. Y ese aval es el gobierno de Estados Unidos. La ingeniería que está armando Bessent implica que la cuota de crédito que le corresponde a su país en el Fondo Monetario Internacional sea usada como garantía.

Es decir, no serán dólares contantes y sonantes que salgan del US Treasury, sino que serán Derechos Especiales de Giro (DEGs, la unidad de cuenta del FMI), que serán depositados en las cuentas de este grupo de bancos. Ellos sí serán los que aporten dólares a disposición de Argentina.

Y la directora del FMI, Kristalina Georgieva -que hasta hace poco tiempo mantenía una postura dura respecto de la necesidad de que Milei flexibilizara su política cambiaria para acumular reservas- dijo que facilitaría ese proceso para ayudar a robustecer el peso argentino.

Lo que está claro es que el monto del préstamo tendrá un único uso posible: garantizar los pagos de deuda. Todavía no se estableció si Caputo recibirá los dólares para afrontar los vencimientos, o si comprará directamente bonos en el mercado secundario, aprovechando que cotizan bajo la par.

Trump se blinda contra las criticas

¿Por qué se recurre a una vía tan indirecta para la ayuda del gobierno Trump al gobierno Milei? Porque también en Estados Unidos hay restricciones políticas. Trump está aplicando un duro programa de ajuste fiscal, que incluyó el recorte de programas de asistencia social, lo cual lleva a que cualquier plan de ayuda financiera a otro país sea objeto de controversia política. 

Por otra parte, ya se había caldeado el ambiente político por las quejas de los "farmers" americanos, que consideran que su gobierno los perjudicó al obstaculizar la venta de soja a China mientras ayudaba a Argentina. Y, para colmo, el "tax holiday" por la baja de retenciones a los productores sojeros argentinos era visto como una competencia comercial desleal.

Las críticas llegaron al punto de que no solamente los congresistas del Partido Demócrata cuestionaron el "salvataje" a Milei, sino que también hubo protestas entre sectores que habían apoyado a Trump en la elección del año pasado.

Ese es el motivo por el cual, desde hace un mes, Bessent se encarga de aclarar, en cuanta entrevista televisiva o foro empresarial que tenga por delante, que en realidad Estados Unidos no va a poner ni un dólar de los contribuyentes estadounidenses para ayudar a Argentina.

El swap de monedas, desde el punto de vista técnico, no es un crédito -algo que, desde el punto de vista político, es un alivio para los dos gobiernos. En principio, cumplirá el objetivo de permitirle al BCRA anotar u$s20.000 millones adicionales en su monto de reservas brutas, con lo que rondará los u$s60.000 millones. En caso de que la volatilidad cambiaria persista, ahí podría activarse un tramo para ayudar a la estabilidad.

En otras palabras, es un seguro que Santiago Bausili tiene disponible si se repite la situación de septiembre, cuando el tipo de cambio tocó el techo de la banda de flotación, y en tres días el BCRA tuvo que sacrificar reservas por u$s1.100 millones. En caso de activarse el swap, recién ahí habrá un costo financiero para Argentina, en condiciones todavía no estipuladas -falta ver la "letra chica" en la que se estipulará la tasa de interés y el plazo-.

La riesgosa apuesta de Bessent

Claro que el argumento de Bessent tiene flancos débiles en el debate interno estadounidense. Porque su promesa de que Estados Unidos no pondrá dinero para un salvataje financiero en Argentina sólo ocurrirá en la medida en que no se produzca una crisis de deuda.

En caso de que Caputo tenga dificultades para devolver el "repo", entonces los bancos prestamistas ejecutarán la garantía: convertirán los DEGs de Estados Unidos en dólares, y será Bessent finalmente el que haya pagado la cuenta.

Lo que argumenta el secretario del Treasury es que, como el préstamo tendrá por objetivo asegurar el pago de la deuda argentina, no hay riesgo alguno de default. Pero no todos comparten su opinión. Influyentes medios como el Financial Times y el The Wall Street Journal criticaron el salvataje y pronosticaron una crisis devaluatoria.

Al contrario de lo que afirma Bessent, en el sentido de que el peso es un "activo subvaluado" y que, después de la elección legislativa, debería revalorizarse, las opiniones mayoritarias, dentro y fuera de Argentina, es que habrá un ajuste devaluatorio. "Insostenible", fue el duro diagnóstico del FT para la política cambiaria de Milei.

De hecho, aun con el apoyo anunciado por Estados Unidos, el mercado de futuros volvió a registrar subas en las cotizaciones, y la curva ya muestra a partir de diciembre valores que se ubican por encima del techo de la banda de flotación. Mientras tanto, el tipo de cambio sigue presionando al alza pese a las nuevas ventas de dólares realizadas por el Treasury en el mercado local.

La tasa de Toto

En los próximos días deberían conocerse los detalles del "repo". Se habla de u$s20.000 millones, y no es casualidad que la cifra coincida con los pagos que tiene por delante Caputo en 2026, sumando las amortizaciones de capital más los intereses, tanto con los organismos de crédito como por los vencimientos de bonos "hard dólar".

Además de los bancos que ya habían participado en el anterior "repo", podrían participar fondos de inversión soberanos -dependientes de otros gobiernos- que, según Bessent, ya se anotaron en la lista de interesados. De hecho, ya hay antecedentes al respecto: en 2023, un fondo de Qatar había dado un préstamo de corto plazo al entonces ministro de economía, Sergio Massa, para que cubriera un vencimiento con el FMI.

Ahora, faltan conocerse detalles como la tasa que deberá pagar Caputo. En condiciones "normales" de mercado, si fuera un interés fijo y los bancos se rigieran por el nivel de riesgo país actual, sería una tasa extremadamente alta, de no menos de 14% -dado el nivel del riesgo país, que aporta 10 puntos por encima de la tasa de referencia internacional-.

Pero se estima que, justamente, uno de los efectos que tendrá el apoyo de Bessent para el "repo" será una suba en la cotización de los bonos de deuda, y por consiguiente una caída en el riesgo país. El propio Caputo había admitido, a modo de autocrítica, que él creía que para fin de año el índice se ubicaría en torno de 400 puntos, pero que subestimó el poder del "riesgo kuka".

Es un tema que fue objeto de intenso debate en el mercado, donde muchos analistas acusaron al gobierno de exagerar la influencia del riesgo político y remarcaron que la suba del spread argentino ya había ocurrido antes de las elecciones bonaerenses y también antes de que el Congreso votara los proyectos de ley que agrandan el gasto público.

En todo caso, si el escenario finalmente fuera el esperado por Caputo, habría posibilidades de una tasa en torno de 8%, similar a la que se había obtenido hace un semestre, cuando la actual turbulencia financiera parecía imposible.