• 10/12/2025
ALERTA

La fábrica de las ollas indestructibles atraviesa su peor crisis: 30 despidos y producción frenada

El ajuste no es menor para una empresa que construyó su identidad sobre la fabricación nacional, la calidad artesanal y el empleo metalúrgico
22/11/2025 - 12:25hs
La fábrica de las ollas indestructibles atraviesa su peor crisis: 30 despidos y producción frenada

La abrupta caída del consumo interno y el avance de las importaciones empiezan a dejar huellas profundas en la industria metalúrgica. Una de las señales más contundentes es la situación que atraviesa Essen, la tradicional fábrica de artículos de cocina de fundición de aluminio —popularmente asociada con las "ollas indestructibles"—, que en los últimos días concretó el despido de 30 trabajadores en su planta de Santa Fe y comenzó a reemplazar buena parte de su producción local por productos terminados provenientes de China.

El ajuste no es menor para una empresa que durante décadas construyó su identidad sobre la fabricación nacional, la calidad artesanal y el empleo metalúrgico. Los 30 despidos, que representan alrededor del 10% del total del personal productivo, marcan un punto de inflexión en un sector golpeado por la recesión y la apertura comercial. La compañía confirmó que cerca del 45% de la producción local será sustituida por artículos importados, un cambio drástico que detuvo líneas de ensamblaje y redujo la demanda de componentes internos.

Un repliegue forzado por el derrumbe del consumo

El origen del conflicto se remonta a la retracción del consumo, que en los últimos meses impactó con fuerza en los bienes durables y, especialmente, en los productos de precio medio y alto que integran el segmento donde compite Essen. Las ventas de artículos de cocina vienen registrando caídas interanuales pronunciadas, afectadas por la pérdida de ingresos reales, la reducción del crédito al consumo y el encarecimiento del financiamiento en cuotas.

Con un mercado interno debilitado, la empresa optó por una estrategia de reducción de costos que incluyó la importación de productos terminados desde China, una alternativa que hoy se vuelve más económica que sostener la totalidad de la producción nacional. Para los trabajadores, sin embargo, la decisión representa una amenaza directa al empleo y un síntoma de un proceso de desindustrialización que podría profundizarse si las condiciones económicas no mejoran.

"Ha bajado la producción y los trabajadores lo ven día a día en sus puestos de trabajo", advirtió Oscar Infante, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Venado Tuerto, quien denunció que la empresa estaría aprovechando la crisis para aplicar un programa de achicamiento estructural.

Según el gremio, las complicaciones comenzaron cuando Essen decidió frenar la fabricación de componentes que antes producían internamente, lo que dejó a operarios sin tareas asignadas y derivó en los despidos.

En Santa Fe, el reemplazo de piezas nacionales por partes importadas empezó a notarse hace meses, pero la decisión de elevar ese porcentaje al 45% implica un cambio profundo en el modelo productivo.

Para el gremio metalúrgico, el riesgo es claro: cada punto porcentual de sustitución por importaciones equivale a menos horas de trabajo local, menos puestos operativos y una mayor dependencia externa. En el caso de Essen, una empresa que supo ser emblema de la industria de fundición y que durante décadas hizo bandera de la fabricación nacional, el giro hacia productos importados tiene un impacto simbólico significativo.

Un síntoma de algo más amplio: preocupación por efecto contagio

La incertidumbre no se limita a Essen. Infante, el dirigente de la UOM, advirtió que otras empresas importantes de la región podrían atravesar procesos similares en las próximas semanas. Según señaló, la compañía Corven, otra de las grandes empleadoras metalúrgicas de Santa Fe, estaría evaluando la cesantía de alrededor de 40 trabajadores a raíz de la misma combinación de factores: demanda deprimida, costos internos crecientes y un flujo de importaciones más libre y competitivo.

El sindicato teme un "efecto contagio" en distintas ramas de la metalurgia, especialmente en aquellas que dependen de la producción en serie y requieren volúmenes sostenidos para mantener la rentabilidad. Las empresas que trabajan para el mercado interno enfrentan un escenario especialmente complejo: ventas en baja, dificultad para trasladar aumentos a precios y un dólar que, aun sin grandes saltos, permite a los importadores colocar productos a valores difíciles de igualar en la fabricación local.

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