Europa aplazó un polémico reglamento que puede afectar exportaciones argentinas por u$s1.000 millones
La política ambiental de la Unión Europea volvió a introducir un cambio de alto impacto para los países proveedores de materias primas agroindustriales. El Parlamento Europeo aprobó una nueva prórroga de un año en la aplicación del Reglamento 1115/2023, que busca impedir el ingreso al bloque de productos provenientes de tierras deforestadas. La norma, adoptada originalmente en abril de 2023, debía comenzar a regir en 2025, luego fue postergada a 2026 y ahora su entrada en vigencia se trasladó a 2027.
La decisión, votada por 402 eurodiputados a favor, 250 en contra y 8 abstenciones, no solo implica un aplazamiento de los plazos sino también una simplificación de los requisitos administrativos. Según lo aprobado, los grandes operadores deberán cumplir con las obligaciones a partir del 30 de diciembre de 2026, mientras que las micro y pequeñas empresas lo harán desde el 30 de junio de 2027.
El foco de la responsabilidad para presentar la declaración de "diligencia debida" recaerá ahora sobre las empresas que introducen por primera vez los productos en el mercado europeo, especialmente los importadores mayoristas.
Impacto del reglamento antideforestación en exportaciones argentinas
Desde el punto de vista geopolítico, el reglamento es leído por muchos países exportadores como una barrera paraarancelaria, ya que fija por primera vez reglas ambientales vinculadas directamente al comercio internacional. En términos formales, la norma apunta a combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, alcanzando a productos como cacao, café, aceite de palma, soja, madera, caucho, carbón vegetal, papel impreso y productos ganaderos.
Para la Argentina, la postergación es relevante por el peso que tiene la UE como destino de exportaciones estratégicas, en particular la carne vacuna y la soja, dos complejos que están en el centro del comercio agroindustrial y de la generación de divisas.
Carne vacuna: exportaciones de alto valor bajo presión regulatoria
Europa absorbe aproximadamente el 20% de la carne vacuna que exporta la Argentina. Se trata, además, del mercado de mayor valor por tonelada hasta ahora, ya que concentra los envíos de cortes premium bajo cupos arancelarios preferenciales como la Cuota Hilton y la Cuota 481. Habrá que ver que pasa con el acuerdo con Estados Unidos, que superaría estos valores por el volumen acordado.
En el caso de la Cuota 481, se trata de un cupo de 48.200 toneladas anuales de carne de alta calidad que pueden ingresar a la UE sin aranceles. Exige que los animales hayan pasado más de 100 días en feedlot con dietas específicas y que no superen los dos dientes incisivos permanentes. El sistema de asignación es "primero llegado, primero servido" y Argentina se encuentra entre los países habilitados.
En paralelo, la Cuota Hilton asignada a la Argentina asciende a 29.500 toneladas anuales, repartidas entre frigoríficos y grupos de productores exportadores nucleados en APEA. A los precios actuales, ese volumen representa del orden de los u$s550 millones.
Según reportes de exportadores, los precios del Rump & Loin que se venden bajo cupo Hilton -lomo, cuadril y bife de chorizo- se ubican entre u$s18.000 y u$s18.300 la tonelada, mientras que la tonelada de bife, por su mayor demanda, roza los u$s19.000. Son los valores nominales más altos de la historia en dólares, en un contexto donde la demanda global de carne crece más rápido que la oferta.
Principales compradores de carne en Europa
Durante los primeros nueve meses del año, Alemania se mantuvo como el principal comprador europeo de carne vacuna argentina, con 18.403 toneladas peso producto, equivalentes al 4,4% del total exportado por el país. Ese volumen representó un aumento interanual del 8,5%. El precio promedio alcanzó los u$s12.745 por tonelada peso producto, un 21,1% por encima del año anterior, lo que permitió facturar u$s234,5 millones, un 31,4% más en términos interanuales.
Los Países Bajos importaron 17.142 toneladas peso producto, con un crecimiento interanual del 49,4%. El precio promedio subió 12,2%, hasta u$s11.277 por tonelada, lo que elevó la facturación a u$s193,3 millones, un 67,6% más que el año previo.
En tanto, Italia compró 4.961 toneladas, con una caída de volumen del 2,4%, pero con un aumento de precios del 22,1%, hasta u$s11.224 por tonelada, lo que llevó la facturación a u$s55,68 millones. España, por su parte, importó 1.394 toneladas, un 11,9% más que el año anterior, con precios promedio de u$s12.709 y una facturación de u$s17,72 millones, 43,7% superior interanual.
En este escenario de precios elevados y fuerte dependencia de Europa como destino de cortes premium, la normativa antideforestación introduce un factor de riesgo estructural. La exigencia de demostrar que la producción no proviene de áreas deforestadas agrega costos, complejidad administrativa y potenciales restricciones para productores y frigoríficos, aun cuando ahora se haya ganado un año adicional de transición.
Soja: un socio comercial clave que depende de Sudamérica
Desde el punto de vista del complejo sojero, la Unión Europea es el principal destino de la harina de soja argentina. En promedio de los últimos cinco años, una de cada cinco toneladas de soja exportadas por el país tiene como destino al bloque europeo. Además, la UE es el mayor importador mundial de harina de soja, con volúmenes que triplican los de Indonesia y Vietnam, que ocupan el segundo y tercer lugar.
La Política Agropecuaria Común (PAC) ha consolidado a Europa como un bloque altamente autosuficiente en numerosos alimentos estratégicos, como lácteos, huevos, carne aviar, cereales, carne de cerdo y azúcar. Sin embargo, esa autosuficiencia no se replica en el caso del poroto y la harina de soja, insumos esenciales para la alimentación animal en el marco de la estrategia "De la granja a la mesa" que proponen los europeos.
Cerca del 60% del consumo de harina de soja de la UE es importado y ese ratio supera el 80% en el caso del poroto. Para la harina y los pellets, prácticamente la totalidad de las compras externas provienen de Sudamérica. Brasil y Argentina concentran las mayores participaciones históricas, aunque en los últimos ciclos Brasil ganó mercado debido a la sequía argentina. Parte del abastecimiento también se explica por el crushing interno dentro del propio bloque, con Países Bajos y Alemania como grandes procesadores.
En poroto de soja, la dependencia importadora es aún mayor. Brasil y Estados Unidos explican en conjunto más del 77% de las importaciones europeas. Argentina, en cambio, casi no participa como proveedor de poroto. En aceite de soja, el país es el principal abastecedor no europeo, aunque su participación apenas alcanza el 4% del total. La mayor parte del aceite que importa la UE proviene de países cercanos como Ucrania, Noruega y Serbia, y esas importaciones representan alrededor de un cuarto del consumo interno europeo.
En este entramado comercial, el complejo sojero argentino aparece como un proveedor estructural de la industria alimentaria y ganadera europea. Por eso, la entrada en vigor ahora postergada del reglamento antideforestación, tiene implicancias directas sobre la competitividad exportadora, más allá de que algunas de las exigencias recaigan formalmente sobre los importadores europeos.
El peso de Sudamérica y las asimetrías regionales
A escala global, Sudamérica abastece el 65% del poroto de soja que importa el mundo, el 65% del aceite y el 70% de la harina. Si se considera exclusivamente a Brasil y Paraguay, ambos países explican en conjunto el 34% de la harina, el 24% del aceite y el 62% del poroto de soja que se comercializa entre países. Esta concentración convierte a la región en un actor central para la seguridad alimentaria global, pero también en el principal foco de las políticas ambientales europeas.
En Brasil, el Catastro Ambiental Rural (CAR) funciona como registro público y obligatorio de los inmuebles rurales, integrando información ambiental, perimetral y de preservación de vegetación nativa. La inscripción en el CAR es requisito para acceder al crédito agrícola y a programas de apoyo, y se complementa con los Programas de Regularización Ambiental (PRA). Sin embargo, el sistema no brinda información productiva específica de los lotes, por lo que la trazabilidad de cultivos suele depender de sistemas privados.
En Paraguay, la geolocalización de la deforestación se realiza a través de la plataforma VISOR, desarrollada por el sector privado junto con el Instituto Forestal Nacional. La autoridad forestal trabaja en un sistema de certificación que permitirá acreditar que un establecimiento no sufrió deforestación desde una fecha de corte, que se proyecta en línea con el año 2020 fijado por la normativa europea. Además, se busca integrar información pública para trazar completamente el flujo de granos y subproductos.
Estas diferencias de grado de avance en los sistemas de trazabilidad entre Argentina, Brasil y Paraguay son relevantes para la disputa por mercados dentro de la UE, especialmente en un contexto donde las exigencias ambientales se transforman en criterios comerciales.
La nueva arquitectura local frente a la regulación europea
El principal instrumento que prepara la Argentina para enfrentar el nuevo estándar europeo es la plataforma ViSeC, una iniciativa privada de trazabilidad ambiental y de cumplimiento legal para soja y carne vacuna. Su objetivo es garantizar que estos productos provengan de áreas sin deforestación y facilitar el acceso a mercados exigentes como el europeo.
En septiembre último, la Bolsa de Comercio de Rosario firmó un acuerdo con el Gobierno nacional y la Visión Sectorial del Gran Chaco Argentino para fortalecer el sistema. El acuerdo se apoya en su experiencia en desarrollo de servicios digitales para los agronegocios. Con este esquema, el Estado podrá realizar una validación final de la trazabilidad, alineando la plataforma local con los requisitos del Reglamento 1115/2023.
ViSeC fue ponderado en la última Conferencia Mundial de la Soja (WSRC11) por su grado de avance en geolocalización e institucionalidad. Además, el acuerdo incluyó el fortalecimiento del Programa Argentino de Carbono Neutro, una iniciativa orientada a estandarizar herramientas de cálculo y gestión del carbono equivalente por producto agroindustrial, con participación de varias Bolsas de Comercio y de Cereales del país.
Una prórroga que da aire, pero no resuelve el fondo
La nueva postergación del reglamento antideforestación le otorga a la Argentina un margen de tiempo adicional para completar sistemas de trazabilidad, ajustar procesos productivos y reducir riesgos comerciales. Sin embargo, no elimina la presión estructural que representa una normativa que redefine las condiciones de acceso al principal mercado premium para la carne y a uno de los mayores destinos para la soja y sus derivados.
Con precios récord en la carne, cupos que mueven cientos de millones de dólares y un complejo sojero profundamente integrado a la cadena europea de proteínas, el desafío no es solo ambiental. Es también económico, comercial y geopolítico, en un contexto donde Europa avanza con regulaciones que reordenan el comercio global de alimentos y obligan a los países exportadores a redefinir su arquitectura productiva para no quedar fuera del mercado.
La postergación del Reglamento 1115/2023 de la Unión Europea impacta de lleno en las exportaciones argentinas de carne y soja, otorgando un año más para adaptarse a las exigencias ambientales, pero manteniendo la presión sobre la competitividad y la trazabilidad del sector agroindustrial.