Los colectivos y los subsidios se concentran en pocas manos
En los últimos meses, los grupos Dota y Plaza se alzaron con 11 líneas y, entre ambas, ya controlan cerca de un tercio de un mercado que mueve $1600 M anuales por la venta de boletos y una cifra prácticamente similar en concepto de subsidios del Gobierno al transporte.
En términos de adquisiciones, el jugador más activo es Dota, que acaba de concretar la compra de las empresas TABA (que opera la línea 130), Transportes Roca (que controla la 21, la 108 y la 146), 27 de Junio (línea 99) y CUSA (106), en estos dos últimos casos asociada con su competidor Nuevos Rumbos (la dueña de la 132 y la 26).
De esta manera, se consolidó como el grupo líder en este mercado, con 24 líneas controladas en forma directa (la mayoría de las cuales se pueden identificar por contar con el dibujo de una abeja gigante en el costado de sus unidades), otras cinco en las que participa asociado con Nuevos Rumbos y más de 6500 empleados.
Por su parte, Plaza llegó a un acuerdo para quedarse con la empresa Ecotrans -que es muy fuerte en el oeste de la Capital Federal y el conurbano con las líneas 136, 153, 163 y 174- y con Transporte 1° de Septiembre (línea 93), que hasta hace unos meses era operada por Monsa (línea 60) y ahora pasó a manos de un consorcio encabezado por Plaza y en el que también participan las líneas 29, 306 y 15.
A la lista de empresas con nuevo dueño, hay que sumar además la firma Azul (línea 41), que pasó a manos del grupo santafecino Rosario Bus.
"Una línea grande puede tener 180 colectivos, cuyo valor en el mercado de usados ronda los $120.000, con lo que, sólo en unidades, las compras implican desembolsos de $ 20 M, aunque a esta cifra siempre hay que descontarle los pasivos que arrastra la mayoría de las empresas de transporte", explicaron fuentes del mercado al diario La Nación.
Hasta la década del 90, la mayoría de las líneas eran operadas por las llamadas sociedades de componentes, en las que los choferes de los colectivos eran los propios dueños de las unidades, aunque este modelo de negocios parece estar en franca retirada.
"La escala es clave para sobrevivir en este negocio, porque es la única forma de reducir costos", explicó Luis Rodríguez, uno de los socios del grupo Dota.
La idea de que la concentración es inevitable es compartida por su competidor Plaza, que igualmente destaca que el objetivo del grupo es expandirse a nuevos segmentos del mercado, pero sin abandonar el transporte urbano de pasajeros. "Estamos creciendo en larga distancia, con objeto de convertirnos en un jugador fuerte que pueda competir con el grupo Flecha Bus", sostuvieron en la empresa controlada por los hermanos Claudio y Mario Cirigliano.
Iniciativa oficial
En el sector, sostienen que la concentración del transporte indirectamente se ve favorecida por la política oficial de subsidiar a las empresas para que mantengan congelado el precio del boleto mínimo.
"Cada vez quedan menos líneas independientes porque, para sobrevivir en este negocio, lo importante no es manejar la empresa en forma correcta, sino saber negociar los subsidios con el Estado", afirmó Gastón Doval, dueño de SoloBondis.com, una página especializada en el transporte urbano de pasajeros.
Las empresas más chicas se quejan además de que el Gobierno sea el principal impulsor de este proceso de concentración, favoreciendo los intereses de los grandes grupos del sector.
"Cuando se cae la operadora de una línea, la Secretaría de Transporte digita a cuál otra empresa se la entrega, y en esas elecciones hay un claro componente político", explica Eduardo Zbikoski, dueño de La Nueva Metropol, una empresa de capitales misioneros que en Buenos Aires controla las líneas 65, 195 y 228.