El ABC para entender cómo es el negocio de la soja en la Argentina
El paro del sector agropecuario podría llevar a que en los próximos días se pierda un 20 por ciento de la cosecha de soja, lo que equivale aproximadamente a nueve millones de toneladas, advirtieron hoy referentes del sector.
Si el conflicto que encabezan los productores del agro se extiende por treinta días más, como se pronostica, el sector se privaría entonces de 8.100 millones de pesos en soja.
Así, la protesta coloca a los productores ante una encrucijada que comenzará en las próximas semanas cuando sea necesario cosechar la soja según la variedad que se haya sembrado de ciclo largo, medio o corto.
El paso del tiempo afecta a los productores, a los consumidores y al gobierno por igual además de toda la línea de proveedores y transformadores de la materia prima involucrados en esta etapa de la campaña agrícola 2007-2008.
Si continúa la incertidumbre, impulsados por bajos rendimientos y altos costos de fletes, las primeras áreas agrícolas en retirarse del negocio serán las denominadas marginales que provienen del desmonte y del corrimiento de la frontera agrícola, en Corrientes, Santiago del Estero, Chaco y Salta (NOA y NEA) se analizó en los últimos días.
En esos lugares la producción de soja tiene rindes bajos, en promedio 1.200 kilogramos por hectárea contra 3.000 kilogramos en zonas núcleo.
Se trata de unos 4 millones de hectáreas que sin agricultura tardarán en ser productivas otra vez, y que podrán adquirirse precios bajos de mercado.
Radiografía del negocio
La clase media agropecuaria está constituida por unas 400 mil Pyme según Jorge Romagnoli, presidente de AAPRESID la asociación que aglutina a los productores de siembra directa.
En el campo, para pasar en limpio cómo juegan las retenciones, aplican la siguiente figura: de cada 10 camiones cargados con soja que salen del campo, más de 4 van a parar al Estado, que sin duda es el gran ganador.
El resto no es todo ganancia para los productores: buena parte de la ganancia de la cadena la obtienen las empresas proveedoras de insumos clave, como semillas, tractores, agroquímicos y fertilizantes, que facturarán unos u$s7.000 M esta campaña.
Los insumos han subido casi un 150 por ciento en las últimas semanas alentados por el precio de la soja y no volverán para atrás a pesar de que tres empresas -Profertil, Petrobras y Cargill- se pusieron de acuerdo para evitar subas en sus productos fertilizantes.
Finalmente, luego de la cosecha, los productores afrontan un costo de comercialización: camioneros, acopiadores, cooperativas, exportadores, fábricas aceiteras e intermediarios también obtienen un margen de ganancia por el trabajo de sacar la cosecha de soja de los campos.
El flete para mover 46 millones de toneladas cuesta más de 1.920 millones de pesos en promedio, 20 por ciento del cual no percibirán los integrantes del gremio de camioneros si la soja se pierde en el campo, de ahí las principales razones de que el sindicato se oponga a la protesta.
El precio de la tierra
Sin embargo, los que más ganan con la soja son los propietarios de las tierras productivas: casi 70% de la producción de soja proviene de campos que han sido alquilados por sus dueños a productores, que pagan con parte de su producción. Algunos analistas estiman que hoy ganan más quienes alquilan sus tierras que quienes las trabajan.
Un chacarero que alquila un campo para soja le asegura al propietario una suma fija de 15 quintales por hectárea (promedio nacional). Cada quintal es una unidad de 100 kilos.
Luego debe invertir entre 8 y 9 quintales en insumos, y 6 a 7 quintales en costos de comercialización. De este modo, sus costos fijos oscilan entre 29 y 31 quintales por hectárea. A eso hay que sumarle las retenciones.
Como los ingresos ahora quedarán fijos y los costos son móviles, alertan que lo que sucederá es que se achicará fuertemente el margen de ganancia que le queda a los productores después de pagar al Estado.