Competencia entre peso y dólar en Argentina: cuál es el verdadero objetivo del Gobierno
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El Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunció recientemente una serie de medidas destinadas, según sus propias declaraciones, a fomentar la competencia de monedas en el país. Sin embargo, al observar el contexto económico actual, caracterizado por restricciones cambiarias y una brecha entre los distintos tipos de cambio, estas medidas parecen estar más orientadas a sostener el atraso cambiario que a promover una genuina competencia monetaria.
La moneda cumple tres funciones esenciales: ser unidad de cuenta, medio de cambio y reserva de valor. En la Argentina, el peso ha dejado de cumplir estas funciones en gran medida. El dólar estadounidense ha reemplazado al peso, inicialmente como reserva de valor y, más recientemente, como unidad de cuenta. Si bien este fenómeno no es completamente visible en la economía diaria, es evidente en las transacciones entre empresas y en la comercialización de bienes intermedios, donde los precios son frecuentemente expresados en dólares.
La posibilidad de exhibir precios en dólares y permitir su uso como medio de pago, tal como lo permiten las nuevas normativas, representa más un reconocimiento de la economía bimonetaria existente que una verdadera competencia de monedas. En un sistema de competencia monetaria genuina, debería ser indistinto pagar en pesos o dólares en términos de precio y tributación. Sin embargo, las restricciones cambiarias actuales y la multiplicidad de tipos de cambio distorsionan esta equidad.
Por ejemplo, supongamos que una empresa establece el precio de un producto en u$s10, lo que equivale a $11.658 al tipo de cambio MEP. Si la transacción se realiza en pesos, los impuestos se calcularán sobre esta última cifra. Pero si se vende en dólares, los impuestos, que deben pagarse en moneda local, se calcularán al tipo de cambio oficial, de $10.440, creando un incentivo para realizar transacciones en dólares y minimizar la carga fiscal. Esta situación refuerza la falta de neutralidad necesaria para una verdadera competencia de monedas.
Competencia de monedas en Argentina: cuál es el objetivo del Gobierno
Un objetivo subyacente del gobierno podría ser incentivar el uso transaccional de los dólares recientemente ingresados al sistema a través de programas de blanqueo de capitales. Estos dólares, al no generar intereses significativos, podrían adquirir un mayor protagonismo si se canalizan hacia operaciones comerciales. Además, el crecimiento de los depósitos en moneda extranjera ha permitido al BCRA no solo recomponer reservas brutas, sino también fomentar el crédito en dólares, que al liquidarse en el mercado oficial contribuye a la acumulación de reservas netas.
La evolución de los créditos en moneda extranjera se ha correlacionado en forma casi perfecta con los depósitos.

De esta forma, el incremento de las reservas netas posibilita al BCRA mantener controlada la brecha cambiaria como así también que venda dólares al Tesoro para cubrir vencimientos de deuda, como ocurrió a principios de este año, siempre que el flujo de los créditos en dólares sea positivo.
Existe incluso la posibilidad de que el gobierno y los bancos flexibilicen las actuales restricciones macroprudenciales sobre el acceso a créditos en dólares, permitiendo que actores cuyos ingresos no estén denominados en moneda extranjera también puedan endeudarse en dólares. Esto marcaría un cambio significativo respecto a las normativas implementadas tras la crisis de 2001, diseñadas para evitar descalces de moneda en el sistema bancario.
En contraste, experiencias internacionales como la de Perú ofrecen una lección valiosa. Allí, la competencia de monedas fue implementada con éxito para controlar la inflación, pero sin perseguir el reemplazo de la moneda local. En Argentina, sin embargo, las medidas actuales parecen orientarse a sostener un atraso cambiario que minimiza los costos inmediatos, pero genera distorsiones económicas de largo plazo.
El manejo de la política cambiaria seguirá siendo uno de los mayores desafíos para el Gobierno este año. Mientras tanto, las nuevas normativas del BCRA, lejos de promover una verdadera competencia de monedas, se perfilan como una herramienta más para administrar un contexto de restricciones y desequilibrios estructurales que limitan el crecimiento económico del país.