Argentina nuclear: 6 grandes proyectos que reviven para exportar energía y tecnología
El ecosistema nuclear argentino es un referente regional por la calidad de los recursos humanos y por la trayectoria de proyectos de casi 75 años de historia, que le permiten contar con una ventaja comparativa que en un nuevo escenario de revalorización del entramado atómico puede generar muy importantes unidades de negocios de exportación en los próximos años.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), creada en mayo de 1950, es el organismo público de referencia del desarrollo nuclear en Argentina y un actor destacado dentro del sistema nacional de ciencia y técnica. Hoy sus planes marcan el camino de lo que puede ser una industria de renovado impulso de la mano de la transición energética global.
Hay seis grandes hitos respaldados por el Gobierno nacional y contemplados en el Plan Atómico Nacional, de los cuales el más ambicioso es el inicio de la construcción de cuatro módulos en el sitio Atucha, que permitirán casi duplicar la capacidad nuclear instalada del país. Se trata del desarrollo del reactor modular pequeño ACR-300, que está llamado a reemplazar el conocido Carem a pesar de su alto grado de avance.
El ACR-300 que es un desarrollo de ingeniería del Invap de una capacidad de generación de 300Mw, permitirá ofrecer a comienzos de la próxima década una alternativa modular, de relativo bajo costo respecto a una central nuclear, a una creciente demanda en el mundo por fuentes de energía limpias, estables y escalables.
Esta línea de trabajo de construcción de cuatro módulos es la primera etapa que debería conducir a licenciar esta tecnología en el resto del mundo, lo que no sólo va a transformar la matriz energética local, sino también va a cambiar la matriz exportadora de la Argentina a partir de tecnología propia de alto valor agregado.
Los grandes proyectos de la industria nuclear
Como parte central del desarrollo nuclear, la CNEA busca cumplir en el próximo año otros grandes hitos, el primero de los cuales es el alcance de criticidad del reactor nuclear multipropósito RA-10 diseñado y construido en la Argentina, cuyo objetivo principal es la producción de radioisótopos -que actualmente se realiza en el reactor RA3- para uso médico e industrial, así como también para la investigación científica y tecnológica.
Este reactor de última generación garantizará el autoabastecimiento de radioisótopos en el país y abrirá nuevas oportunidades de exportación para la Argentina. Además, permitirá la producción de otros insumos estratégicos, como el silicio dopado, utilizado en dispositivos electrónicos, y dará lugar al Laboratorio Argentino de Haces de Neutrones (LAHN), una instalación que posicionará al país en la vanguardia de la investigación en ciencias básicas, salud e industria.
Otro de los desafíos es comenzar el reacondicionamiento de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) para que vuelva a producir desde la provincia de Neuquén un insumo esencial para las centrales nucleares del país, que hoy se debe importar tras el inicio de desmantelamiento durante la gestión macrista. Se prevé un plan de conservación, mantenimiento y acondicionamiento, que busca asegurar el suministro a Atucha I y II y Embalse, y explorar oportunidades de exportación.
El tercer eslabón de la cadena nuclear es el reinicio de la minería de uranio -recurso que se utiliza principalmente como combustible en reactores nucleares- para lo cual hay varios proyectos en diferentes etapas de desarrollo, desde la exploración hasta la evaluación económica preliminar y la factibilidad. Algunos de los proyectos más destacados incluyen Cerro Solo, en Chubut, y Sierra Pintada, en Mendoza, aunque hay iniciativas similares también en Río Negro.
Desarrollo para la energía, la medicina y la industria
Además, se buscará poner en marcha el Centro Argentino de Protonterapia, un hub de investigación y tratamiento oncológico de vanguardia, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, que se convertirá en el primero de América Latina y del hemisferio sur. La protonterapia es una forma avanzada de radioterapia que utiliza haces de protones para tratar el cáncer, permitiendo una mayor precisión en la entrega de la dosis de radiación al tumor y reduciendo el daño a los tejidos sanos.
Finamente, el salto final podrá ser dado por la recuperación de la Argentina de sus capacidades para enriquecer uranio, un desafío científico que realizan en el mundo no más de 10 países, y que permitirá completar el ciclo del combustible nuclear para sus centrales. Esta tarea se realizó históricamente en el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, aunque también se podría desarrollar con otras metodologías en los centros atómicos Constituyentes y Bariloche.
En pleno debate internacional por el programa nuclear iraní, las regulaciones respecto al proceso de enriquecimiento de uranio son muy exigentes a nivel mundial, ya que se trata de una tecnología crítica que se encuentra sometida a un estricto control internacional para evitar la proliferación de armas nucleares.