Golpea el calor: cómo ahorrar hasta un 25% en la factura de luz este verano (y sin sufrir)
En el inicio de una temporada estival que ya anticipa picos históricos de demanda energética en la Argentina, la preocupación por el impacto de las facturas en el presupuesto familiar se vuelve central.
Sin embargo, reducir el gasto mensual no implica necesariamente padecer las altas temperaturas. Según un informe de la Universidad Austral, es posible ahorrar hasta un 25% en las facturas mediante el uso inteligente de los recursos.
Carlos Mendizábal, profesor en la Maestría en Gestión de Gas y Petróleo y del Instituto de Energía de la Universidad Austral, sostiene que la clave no está en la restricción, sino en la eficiencia. "Ahorrar energía no es pasar calor ni incomodidad. Muchas veces es usar mejor lo que ya utilizamos todos los días", afirma el especialista.
El aire acondicionado: el protagonista del gasto
El uso del aire acondicionado es el factor que más dispara la demanda eléctrica en los hogares. El especialista advierte que cada grado que se baja en el termostato por debajo de los niveles recomendados puede incrementar el consumo entre un 6 % y un 8 %. Recomendaciones estratégicas:
- Ajuste de temperatura: Mantener el equipo entre 24 y 25 °C.
- Uso sectorizado: Enfriar únicamente los ambientes que se están utilizando y mantener las puertas cerradas para evitar fugas.
- Complemento con ventilación: El uso de ventiladores junto al aire ayuda a distribuir el frío de manera más eficiente.
- Factor de altura: En viviendas de varias plantas, se debe priorizar la refrigeración de los pisos superiores, ya que el aire frío tiende a descender naturalmente.
Los aires acondicionados inverter suelen tener una categoría de eficiencia energética A o superior, y cuentan con un tipo de tecnología que permite que los equipos consuman entre un 30% y un 40% de la energía que requieren los convencionales. La eficiencia energética de los aires acondicionados se puede medir a través del Sistema de Eficiencia Energética Estacional (SEER), en el cual el valor más alto indica una mayor eficiencia energética, lo que en los inverter suele ser superior a 15.
Las categorías para aires acondicionados son A+++ calificada la más eficiente, con un consumo de energía inferior al 25%; A++ con un consumo de energía inferior al 30%; A que equivale al mínimo de eficiencia energética en modo frío; C con un consumo de energía que puede ser entre el 75% y el 90% y D para los electrodomésticos menos eficientes, con un consumo de energía que puede ser entre el 90% y el 100%.
Pero si los equipos tienen una década de antigüedad, puede haber aún más ineficientes funcionando en el mercado, y que forman parte de categorías que ya no existen para comercialización, como son los de eficiencia E con consumo de entre 100% y 110%; F hasta 125% y G superior al 125%.
En la actualidad todas las recomendaciones toman como referencia el seteado de la refrigeración en los 24 grados para los meses de verano. Algo que está en plena revisión en el mundo. Estudios de eficiencia energética realizados en la Argentina por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) demostraron los potenciales ahorros de energía en refrigeración para diversas ciudades de Argentina, producidos al aumentar la temperatura de los termostatos en 1 °C, durante el verano.
Así se demostró que las reducciones del consumo son superiores al 50% con solo elevar un grado el termostato, por lo que una política que promueva el uso de los equipos en verano a 26°C para todo el país, podría contribuir a reducir el costo de las facturas de electricidad de las familias y mitigar significativamente las emisiones de carbono.
Además, aparatos como la plancha, el lavarropas y el lavavajillas representan una porción significativa de la factura. Mendizábal destaca que "la forma de uso importa tanto como el aparato en sí".
Para optimizar su funcionamiento, se sugiere realizar cargas completas en lugar de varios lavados pequeños. Asimismo, regular la temperatura de la plancha según el tipo de prenda evita el desperdicio de calor. Al momento de renovar equipos, la recomendación técnica es optar por tecnologías Inverter o de eficiencia A++, que garantizan un consumo drásticamente inferior.
Gas y cocina: pequeños ajustes, grandes resultados
El consumo de gas también ofrece márgenes de mejora, especialmente en el calentamiento de agua y la cocción de alimentos:
- Control de la llama: La llama nunca debe sobresalir por los laterales de los recipientes.
- Inercia térmica: Una vez que el agua alcanza el punto de ebullición, bajar el fuego al mínimo es suficiente para mantener la temperatura.
- Temperatura del agua: Es más eficiente regular el calefón o termotanque a la temperatura deseada que calentar el agua en exceso para luego enfriarla con la canilla de agua fría.
Aunque el foco actual está en el verano, Mendizábal recuerda que la eficiencia es una conducta anual. En invierno, mantener la calefacción a 20 °C y utilizar cortinas para evitar pérdidas térmicas por las ventanas puede reducir el gasto entre un 5 % y 7 % por cada grado de ajuste.
"Mirar la factura, entender qué consume más y corregir hábitos es una de las pocas formas de ahorro que dependen exclusivamente de nosotros", concluye el ingeniero. En un contexto de revisión tarifaria, la energía que no se desperdicia representa dinero directo que permanece en el bolsillo de los argentinos.
También en transporte: el ahorro oculto en la conducción
El verano también implica una mayor circulación vehicular, y el consumo de combustible puede optimizarse con cambios en el estilo de manejo, al asegurarse que la diferencia entre una conducción agresiva y una suave puede ser determinante para el bolsillo.
- Velocidad y resistencia: En ruta, circular a 130 km/h puede consumir hasta un 30% más que hacerlo a 100-110 km/h, con una ganancia de tiempo que resulta mínima.
- Mantenimiento y aerodinámica: Mantener los neumáticos con la presión correcta y evitar llevar peso innecesario o portaequipajes vacíos en el techo reduce la resistencia al viento.
- Calidad del combustible: El ingeniero derriba un mito común: "No todos los autos necesitan nafta premium". Utilizar el grado recomendado por el fabricante es suficiente para proteger el motor sin gastar de más.