Nicolas Sarkozy instó al compromiso: "Debemos defender la moneda única"
Un año después de lanzar un rescate para Grecia, Europa vuelve a encontrarse entre la espada y la pared para adoptar rápidamente un segundo plan de ayuda que evite la bancarrota del país heleno y frene el riesgo de contagio a otros socios frágiles de la zona euro.
Todos los países europeos deben "hacer gala de responsabilidad y del sentido del compromiso. Debemos defender la moneda única", conminó este jueves el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ante las divisiones que están dificultando la aprobación de un nuevo rescate para Atenas en el seno de la Eurozona.
Para Grecia, sumida además en una crisis política y social, el tiempo apremia: en las próximas semanas necesita imperativamente financiarse para librarse de la bancarrota, al menos a corto plazo, informó AFP.
Mientras tanto la prima de riesgo de sus obligaciones sigue marcando nuevos récords en los mercados y contagiando de paso las del resto de países considerados frágiles en la zona euro, especialmente de Portugal, Irlanda y España.
Pese a la creciente presión, los ministros de Finanzas de la Eurozona se reunieron el martes sin lograr avances. El domingo y el lunes, volverán a encontrarse en Luxemburgo para trabajar en el plan, llamado a sumarse a los 110.000 millones de euros en préstamos aprobados por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2010 por un periodo de tres años.
"Insto a los ministros de Finanzas a superar las diferencias que subsisten para llegar a un acuerdo responsable en este momento crítico", declaró el jueves el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
Pero el propósito inicial de aprobar la ayuda a fines de junio empieza a dejarse de lado.
Los ministros se reunirán en Luxemburgo para "discutir sobre el contenido y las condiciones con el fin de adoptar decisiones en su próxima reunión del 11 de julio", dijo Rehn.
Según fuentes diplomáticas, el programa corre incluso el riesgo de no ser aprobado hasta septiembre.
Como solución inmediata, los europeos podrían decidir desbloquear la próxima partida de 12.000 millones de euros prevista en el rescate de 2010, siempre y cuando el FMI de su visto bueno.
Así, Atenas disfrutaría de un respiro financiero hasta septiembre y la Eurozona dispondría de más tiempo para aprobar el segundo salvavidas, que podría ascender a 100.000 millones de euros.
El principal escollo de las negociaciones reside en la implicación del sector privado.
Alemania quiere que los acreedores privados colaboren, rechazando repetir un rescate como el de 2010 financiado exclusivamente con dinero público.
Pero el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y Francia estiman que la participación de los acreedores privados debe ser voluntaria para evitar dar la impresión de reestructurar la deuda griega, algo susceptible de desencadenar el pánico en los mercados y sacudir al conjunto de la zona euro.
"Cuantos más riesgos se tomen, más preparado habrá que estar para prever una gran red de seguridad que evite el contagio" a otros países de la Eurozona, advirtió el jueves el gobernador del Banco Central holandés, Nout Wellink, sugiriendo doblar hasta 1,5 billones de euros el fondo creado en 2010 para rescatar a los Estados miembros de la unión monetaria en apuros financieros.
Para algunos expertos, Europa sólo está retrasando lo inevitable. "Hace un año que sabemos que Grecia caerá en bancarrota, pero estamos esperando el último momento", disparó a la prensa belga Serge Wibaut, especialista en finanzas de la Universidad Católica de Lovaina.
Pese al clima de pesimismo, China aportó el jueves un motivo de tranquilidad al definirse como "inversora a largo plazo" de la deuda europea, destacando su confianza en el futuro de la zona euro.