Los mayores controles pusieron en jaque a uno de los negocios más rentables de la city
El negocio financiero en la Argentina está redituando cada vez menos para algunos jugadores del microcentro. A las mayores regulaciones del Banco Central (BCRA) y la Unidad de Información Financiera (UIF), se sumó en diciembre pasado una modificación a la ley contra el lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo.
Allí se modificó el Código Penal previendo penas elevadas para los “intermediarios” de operaciones financieras. Esto golpeó básicamente a la banca privada que gestiona el dinero de los argentinos en el exterior.
La interpretación de los ejecutivos que recoge El Cronista es que el mercado argentino quedó muy poco atractivo y, ahora, más riesgoso que antes. Por ende, los negocios están en francos descenso.
Para algunos bancos de inversión y financieras que captan clientes de alto poder adquisitivo, uno de los negocios más redituables era el de las transferencias de dinero.
El mecanismo, que en la jerga financiera se denomina “cable” y que puede realizarse por el carril formal o informal, está virtualmente paralizado. Sucede que aquellos que giran dólares por el canal formal deben pasar el cepo de la AFIP, léase tener la aprobación antes de realizar la operación.
No muchos tienen todo en orden e incluso a veces termina siendo una “lotería” obtener el visto bueno del organismo recaudador. El costo de girar divisas por el canal formal es bajo: las entidades cobran 1,5%.
Pero el segmento informal, por lejos el más representativo entre aquellos ahorristas de mucho dinero, está igualmente taponado. El costo de transferir dólares al exterior por este canal viene en ascenso. Ahora el cliente debe pagar hasta 4,25% por girar dólares.
Si bien está un poco por debajo del récord de 5% antes de las elecciones presidenciales de octubre pasado, se mantiene en niveles demasiado elevados cuando históricamente el costo del giro es del 2%.
Fuentes que participan de este mercado dicen que los controles de lavado de dinero y terrorismo limitaron mucho la operatoria. “Ahora la vigilancia es demasiado alta y los riesgos operativos mucho mayores. Esto hace que a pesar de que la fuga de capitales haya bajado mucho, el costo para girar dólares se mantenga alto.
También porque hay menos jugadores ahora en la plaza, muchos no quieren realizar estas operaciones por miedo a ser investigados”, relataba un ejecutivo que habitualmente realizaba estas transacciones en su entidad.
La fuente incluso acota que ahora tampoco hay certezas de realizar la operación.
"“Cuando viene un cliente para girar u$s 100.000 y creemos que podemos hacerle la operación, igualmente aclaramos que quizás quede trunca...Ya no hay garantías de poder hacerlo porque tenemos que ver cómo calzamos las operaciones”", señaló.
Además, no sólo para el costo se contemplan los mayores controles que hay en la Argentina. También en el exterior se está poniendo el foco en todo tipo de regulaciones contra el lavado de dinero y terrorismo.
Las entidades ahora requieren cada vez de más información a los clientes, a pesar de que las operaciones no queden registradas, para constatar la procedencia de los fondos que se van a girar.
Para algunos, la reciente sanción es la estocada final en el mercado argentino. El éxodo de algunos jugadores está en pleno proceso.
A la ida de Barclays, que cerró sus oficinas en Buenos Aires hace una semana, se sumó recientemente el banco de inversión Exotix Limited. La firma dijo que las limitaciones regulatorias en Argentina impulsaron la decisión de cerrar sus oficinas.
Otros, se rumorea en el mercado, están próximos a seguir los mismos pasos, según concluye el mismo medio.