Tomás Bulat: "Que alguien por favor pare la pelota de una buena vez"
No sé si será solo mi sensación, pero pareciera que en temas de política económica se están realizando grandes anuncios (YPF o PRO.CRE.AR) o implementado intempestivamente medidas sin avisar, por ejemplo las restricciones a la compra de dólares para ahorrar o de las importaciones.
Es decir que oscilamos entre grandes ruidos y grandes silencios, donde nos afectan más en nuestra cotidianeidad los que se hacen calladamente que los presentados con toda la fuerza.
Es evidente que no poder comprar dólares, no poder mudarte, no poder importar o comprar bienes hace a nuestro día a día, mientras que YPF o las viviendas no son de impacto inmediato.
Este devenir de anuncios y de decretos me recuerda a los chicos cuando juegan al fútbol. Van todos detrás de la pelota tratando de pegarle sin saber bien para donde, con la esperanza que salga en la dirección correcta.
Como en esos partidos, pareciera que hoy son varios pegándole al mismo tiempo, tarda en llegar al arco y para peor nunca se sabe bien a qué arco va a ir parar.
Los jugadores profesionales no van detrás de la pelota, sino -por el contrario- tratan de anticiparse y de estar donde la pelota va a llegar. Un buen 9 es el que está en el lugar donde la pelota va a llegar, no corriendo detrás de ella a todos lados.
Organicémonos
En economía pasa algo parecido al fútbol. Lo importante no es ir resolviendo los problemas a medida que van surgiendo, sino tratar de anticiparlos y accionar preventivamente.
Si se está viendo que las reservas de petróleo y gas están cayendo, hay que -organizadamente- implementar un plan para que se produzca más, lo cual sólo es posible implementando los incentivos adecuados.
Si puede verse que la inflación no logra descender y que va a afectar la competitividad, es necesario implementar un conjunto de medidas que rápidamente puedan disminuirla. Y así sucesivamente.
Pero si a pesar de todo esto, los problemas se hicieron evidentes delante de nosotros, lo ideal sería que alguien defina las prioridades de acción, y ordene el equipo de manera de saber qué lugar ocupa cada uno y cuándo le toca patear la pelota. Una vez ordenado el equipo, entonces se podrá cuestionar la forma de juego.
La magia
Cuando la incertidumbre acecha es normal que todos busquemos señales que nos brinde mayor seguridad sobre el futuro.
Entonces, si vemos que el sector de la construcción o venta de inmuebles se paraliza, lanzar un plan de viviendas es como un acto donde de pronto se revierte el humor en el sector.
Lo mismo se puede decir de la compra de acciones de YPF por Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. Ahora que compró el 8,4% de la compañía significa que no estuvo tan mal estatizarla.
Vale la pena recordar que la inversión más importante de Slim en Argentina es la empresa de telefonía celular Claro. En su balance anual del año 2011 presentó ganancias antes del pago de impuesto de casi u$s1.000 millones. De hecho, ha anunciado inversiones por casi u$s500 millones para el 2012. Es decir que su inversión en YPF es poco significativa más allá de las especulaciones financieras que expliquen qué tipo de operación hizo.
Pese a las señales que pretenden una resolución mágica de las dificultades, el principal problema de YPF es saber dónde será posible conseguir los u$s35.000 millones que necesita la empresa en los próximos 5 años, sobre todo si el valor de YPF hoy es de tan solo u$s4.100 millones. Sigue siendo más importante qué hará el accionista que tiene el 51% que lo que opina el minoritario del 8 por ciento.
También tiene un sello mágico el famoso 1 a 1 de Moreno. Para importar un dólar hay que exportar otro dólar. Eso da la sensación de que las exportaciones crecerían, porque antes de importar se va a exportar. La realidad es que lo que hay es triangulación, es decir que el exportador le presta su mercadería al importador, le cobra una comisión y listo.
Tanta ilusión genera el 1 a 1, que la realidad nos muestra que no solo bajaron las importaciones sino que cayeron obviamente las exportaciones.
Menos símbolos y más realismo
Reconocer los problemas es la mitad de la solución. Así que en lugar de dejar a los jugadores ir detrás de la pelota, el Gobierno debería tratar de anticiparse a los inconvenientes. Ya se ha explicado cómo el modelo ha llegado a su fin y necesita otra variante de acumulación de capital.
Los desequilibrios no son tan importantes, pero a medida que se siga trabajando sobre las consecuencias y no sobre las causas, la situación continuará empeorando lentamente.
Es momento de parar la pelota, de menos símbolos y más realismo. Los argentinos no somos los enemigos: son los problemas macroeconómicos. Y no son tan difíciles de resolver, al menos todavía.