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Cataluña pierde todos sus grandes bancos en ocho años

En 2009, en territorio catalán había 11 grandes entidades financieras. Con la salida del Sabadell y CaixaBank ya no queda ninguna
08/10/2017 - 11:42hs
Cataluña pierde todos sus grandes bancos en ocho años

Esta semana se dio el mayor golpe al proceso independentista con la marcha de las sedes sociales del segundo y del quinto banco español, CaixaBank y Sabadell.

El movimiento deja sin entidades relevantes radicadas en Cataluña, una comunidad que tení­a 11 entidades domiciliadas en 2009. La crisis financiera de 2008 se llevó por delante las cajas de Girona, Sabadell, Terrassa, Manlleu, Tarragona, Manresa, Laietana, Penedès y Catalunya. Las sedes operativas de los dos bancos citados, donde se toman las decisiones, se mantendrán de momento en Cataluña,  pero la clave es si permanecerán en el futuro para atender con la misma cercaní­a a particulares y empresas, señala El Paí­s de España.

Los dirigentes catalanes lo negaron hasta el último momento: CaixaBank y el Sabadell no se irán de Cataluña, dijo el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, 48 horas antes de que ambas entidades trasladaran su sede a Valencia y Alicante respectivamente.

También lo habí­a dicho antes, en octubre de 2015, el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, para aplacar a los temerosos con el proceso: "No nos traten como tontainas. Los bancos no se van a ir de Cataluña porque representa el 20% del mercado español. Se van a pelear por estar aquí­", concluyó.

La preocupación de los polí­ticos se explica porque los últimos años fueron muy duros para el sistema financiero catalán, que solo hace unas décadas contaba con grandes bancos, como Banca Catalana, o gigantes de las cajas de ahorros, como la Caixa de Barcelona, que fue absorbida por la de Pensiones, formando La Caixa.

El potente tejido industrial y manufacturero catalán se apoyó históricamente en las entidades, algunas de las cuáles formaron lo que se conoció como la banca industrial.

Tras las crisis de los ochenta y noventa, el sector se concentró en una decena de entidades más fuertes. Así­ se entró en la Gran Recesión de 2008, pero la mala gestión, la politización de las entidades y el colapso de euro acarrearon la quiebra y la venta posterior de nueve cajas, algunas de las cuales tení­an 170 años de existencia. En paralelo, la economí­a catalana, como la del resto de España, se hundió. Solo hasta 2014, en esta región se cerraron 65.000 empresas y se destruyeron más de 650.000 puestos de trabajo.

En Cataluña solo quedan dos pequeñas entidades con sede social y ficha bancaria que resisten: la rural Caixa Guissona y la Caja de Ingenieros. La primera nació en 1963, tiene 4 oficinas en Guissona, Barcelona, Lleida y Reus y administra 520 millones de euros de sus clientes y ganó 5,1 millones de euros. Dice que es una entidad "especial, con prioridades diferentes a las del resto porque solo buscamos hacer más fácil la vida de nuestros clientes". 

Caja Ingenieros es una cooperativa con más de 150.000 socios, con 50 años de historia, 25 oficinas y 12 millones de euros de beneficio. El viernes emitió un comunicado en el que decí­a que su solvencia y liquidez estaban en altos niveles y que solo cambiarí­a la sede si lo decidí­a su asamblea. Por el momento, no tiene pensado convocarla, apuntaron.

El sector financiero catalán quedó reducido a CaixaBank, ya convertida en banco por imposición de las autoridades "”el Banco de España"”, y al Sabadell.

"Lo realmente relevante son las relaciones bancarias, que aportan valor tanto a las entidades como a las empresas y familias. Es preocupante que algunas relaciones bancarias se deterioren por el cambio de sede al dejar de tener la cercaní­a fí­sica con la que nacieron hace años. Y en ese caso, la gran perjudicada es Cataluña", manifiesta a El Paí­s de España, Joaquí­n Maudos, catedrático de Economí­a de la Universidad de Valencia.

Este experto añade que existe el riesgo de desafección "de los depositantes catalanes favorables a la independencia, que puedan percibir que su banco de siempre ya no es catalán". "Pero este impacto negativo quedará más que de sobra compensado porque los depositantes del resto de España vuelven a sentirse cubiertos por el Fondo de Garantí­a y el BCE. Espero que esto acabe con la marcha de depósitos", añade Maudos.

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