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El FMI quemó todos los libros: cómo aceptó tesis de la "excepcionalidad" para Argentina

Tras meses de negarse a flexibilizar el sistema cambiario, el organismo entendió que no es posible estabilizar al país sin atacar la volatilidad del dólar
30/04/2019 - 06:50hs
El FMI quemó todos los libros: cómo aceptó tesis de la "excepcionalidad" para Argentina

El aval del Fondo Monetario Internacional a que el Banco Central intervenga en el mercado para frenar una escapada del dólar es algo inédito en la relación entre el organismo y sus deudores. Con la medida, el organismo multilateral de crédito echa por la borda uno de sus principios innegociables, no sólo porque va en contra de su política de libre flotación de la moneda sino porque además permite que se usen los dólares que prestó para financiar la fuga de capitales.

Se podría decir que fue gracias a la capacidad de negociación de Guido Sandleris, que se consiguió por la gestión con el Tesoro estadounidense o que fue Mauricio Macri quien convenció personalmente a Christine Lagarde, pero sin dudas lo que está detrás de la medida es un fuerte respaldo del FMI al Gobierno para que llegue a las elecciones de una mejor manera. O al menos, esa es la intención.

"El Fondo también entiende que es necesario lograr un mayor nivel de estabilidad para estabilizar las variables", razona Gabriel Caamaño, economista de Consultora Ledesma, quien dice que no fue gratis pasar por todo lo que se pasó para que el FMI llegue a esta conclusión. "Sangramos bastante para eso", acota.

En rigor, el FMI, por naturaleza, está en contra de la intervención en el mercado de cambios. Delimitar una zona de no intervención, allá por finales de septiembre, en plena corrida cambiaria y con nuevas autoridades en el BCRA, fue una cesión que hicieron ante la "excepcionalidad Argentina" en materia de dólar.

"Si es por el Fondo, ni bandas cambiarias hubiera permitido. Luego fue viendo que la volatilidad acá pega mucho y permitió flexibilizar las reglas, primero dejando que el Tesoro venda dólares, después con un techo fijo en la banda y ahora con esto", analiza el trader de un banco extranjero.

En los últimos días, el Gobierno profundizó los contactos con los funcionarios del FMI para que haga alguna concesión y le permita usar alguna herramienta que permita contener a la divisa, tras una semana con un salto de casi el 10% y que sólo pudo ser contenido por la compra de bonos de algunos privados y de la Anses, que salió a marcar la cancha.

La mano invisible de la Anses

Justamente que la Anses, a través del FGS, o el Tesoro mismo salga a recomprar bonos era hasta ayer la posibilidad que más chances tenía de tener luz verde del Fondo. "Era difícil de pensar que iban a avalar que el BCRA intervenga. En el mercado hasta se especulaba con que, en caso de ser necesario, Sandleris lo haría, pero sacrificando su puesto. Nunca se pensó que tendría el visto bueno del FMI", sostiene el trader.

"Eso muestra la preocupación para que al Gobierno le vaya bien en octubre", agrega.

Es que, según analizan en la City, de no ser por esta medida que el Central anunció antes de que abran los mercados, el dólar hubiera seguido con fuerte volatilidad y el desarme de bonos locales se hubiera acelerado. Y la suba del billete verde en Argentina no sólo genera un traslado directo a precios sino que tiene un efecto "psicológico" -por decirlo de algún modo- en las personas, con la sensación de que "algo está mal" o, peor, que se avecina una nueva crisis económica.

La historia Argentina fue la que generó ese pensamiento bimonetario, con crisis recurrentes, fuerte desvalorización de la moneda y tasas de interés en pesos que históricamente dieron un rendimiento real negativo.

El otrora presidente del BCRA, Federico Sturzenegger solía mostrar un gráfico que comparaba el rendimiento de un plazo fijo con el de un inmueble y el dólar en los últimos 25 años. Obviamente con el depósito el ahorrista terminaba perdiendo plata y es sólo una parte que grafica la fiebre por la divisa en el país.

Esa es la "excepcionalidad Argentina" de la que cada funcionario que se sentó con Roberto Cardarelli, con David Lipton o con Lagarde intentó explicar. Los últimos que hablaron cara a cara con Lipton, el número dos del FMI, fueron Sandleris y Dujovne el 11 de abril en las oficinas del organismo en la calle 19, quienes fueron con el objetivo de pedir una flexibilización en el esquema.

Lo único que se trajeron de ese encuentro en Washington fue que les permitan congelar el techo de la zona de no intervención, algo que el BCRA anunció a los cinco días de aquel encuentro.

"Se demuestra (una vez más), que se pueden llegar a renegociar aspectos del acuerdo con el FMI, lo que habilita a pensar que podría haber alguna flexibilidad adicional si fuese necesario", escribió en su cuenta de Twitter Gabriel Rubinstein, quien fuera representante de Economía en el BCRA cuando Roberto Lavagna era ministro. El economista ve que el anuncio fue positivo, aunque sugiere que para complementarlo, "harían falta ahora medidas que permitan al Tesoro disponer de fondos para recompra de bonos".

Para Caamaño, este giro del FMI en su relación con Argentina responde pura y exclusivamente a la coyuntura. "Se cansaron de forzar el esquema para lograr reducir la volatilidad del tipo de cambio sin intervenir y ahora el Central logró capacidad de intervención", explica a iProfesional.

Lo que puede generar esta medida

Dar una señal al mercado de fortaleza para contener al dólar en un año electoral es clave. En primer lugar, los agentes económicos empiezan a actuar bajo un escenario de un billete verde con una suba a priori acotada y eso reduce la expectativa de devaluación del peso.

Eso genera que las cerealeras, que en contexto de volatilidad y dólar en alza caen fácilmente en la tentación de retener divisas a la espera de un mejor precio, mantengan su ritmo de liquidación constante.

Además, la "garantía" del BCRA de evitar que la divisa se escape también abre el juego a que vuelvan las operaciones de carry trade, aportando más dólares financieros de lado de la oferta. En este punto, hay quienes creen que el Central permitirá que la moneda estadounidense dé algún salto para dar la señal de que no garantiza un precio fijo y que esa apuesta tiene su riesgo.

Una de las claves está en la letra chica de la nueva medida, ya que no se informó ni cómo serán las intervenciones ni hasta cuánto podrá sacrificar el BCRA. "Mi primera impresión es que le permitieron usar los casi u$s1.000 millones que el BCRA había comprado durante los primeros dos meses del año, sobre todo porque el acuerdo con el FMI tiene un piso de reservas netas y eso no parece que eso se había modificado", asegura Caamaño.

Federico Furiase, director del Estudio Eco Go destaca que "tiene todo el sentido aumentar la discrecionalidad en la intervención en este contexto de volatilidad cambiaria en una economía que piensa en dólares".

Sin embargo, agrega, debería ser un complemento con mayor poder de fuego en las reservas líquidas y ampliar ese poder de fuego con el swap con China. "Si no puede ser un arma de doble filo en un contexto donde las reservas líquidas están en torno a u$s20.000 millones y donde los dólares del FMI son para pagar la deuda", agregó en diálogo con iProfesional.

Rubinstein, por su parte, no lo ve así. "Hay reservas potencialmente usables del orden de los u$s48.000 millones, mucho más que lo que podría llegar a necesitarse", aseguro, aunque aclaró: "Resta saber si hay o no acordados topes con el FMI para uso reservas del BCRA".

Mientras tanto, el Banco Central ya empezó a guardar sus cartas y desde ayer dejó de informar el detalle de la variación de las reservas como hizo diariamente hasta el último viernes. La justificación oficial es que ahora quieren ser "más cuidadosos en no revelar la estrategia diaria de intervención cambiaria".

Como sea, con esta medida el FMI se lanzó de lleno a la campaña electoral, con un fuerte respaldo al Gobierno. Aún resta saber cuál es el poder de fuego que efectivamente tendrá el BCRA, que hará el mercado si las encuestas le siguen dando más chances a Cristina Fernández de Kirchner que a Macri y, lo más importante, cuánto puede durar esta pax cambiaria.

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