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¿Préstamos personales o tarjeta de crédito?: qué conviene para financiar los consumos

A la hora de financiar los gastos personales, tanto las tarjetas de crédito como los préstamos tienen sus puntos a favor y en contra. Cuánto cuestan al mes
19/12/2021 - 08:50hs
¿Préstamos personales o tarjeta de crédito?: qué conviene para financiar los consumos

Muchos argentinos están en aprietos financieros debido a la caída de los ingresos reales por la crisis sanitaria y económica, ya que los sueldos quedaron relegados por debajo a la inflación.

Por lo tanto, a la hora de buscar financiamiento para realizar pequeños y medianos consumos, se presenta una dualidad de opciones para saber qué conviene más respecto a los costos y condiciones: préstamos personales o tarjeta de crédito.

En ambas alternativas, de forma progresiva, se observa que los individuos se van animando a endeudarse más, debido a que en los últimos cuatro meses se expandió el stock de préstamos personales, evolución que "contagió" a partir del pasado octubre al financiamiento con tarjetas de crédito.

"De todos modos, el stock de ambos créditos se ubica por debajo de los niveles registrados hace un año atrás, señal que resalta que durante 2021 las cancelaciones de los compromisos superaron a la toma de nuevo endeudamiento por parte de los individuos", resume a iProfesional el analista Andrés Méndez, director de AMF Economía.

El dato es que en los últimos meses se revirtió esta situación, debido a que comenzaron a repuntar la toma de financiamiento por medio de tarjetas y de préstamos personales.

A partir de fines de fines de julio y agosto, se observa una recuperación del endeudamiento de los argentinos con tarjetas y con préstamos personales.
A partir de fines de fines de julio y agosto, se observa una recuperación del endeudamiento de los argentinos con tarjetas y con préstamos personales.

Tarjetas de crédito vs. préstamos personales

El destino de la utilización de estos créditos, muchas veces, se superpone en cuanto al universo de consumos que financian, aunque acreditan aspectos distintivos entre sí.

"Los préstamos personales brindan un mayor margen de acción para pagos asociados con la adquisición de bienes no durables, como la compra de un vehículo, modificaciones en la casa o algún espacio del hogar y desembolsos en mano de obra. En cambio, muchos de estos conceptos están limitados, o directamente vedados, para la utilización de la tarjeta de crédito", afirma Méndez.

En la práctica, ambas posibilidades de obtener dinero confluyen en financiar pequeños y medianos consumos, como alimentación, artefactos del hogar, turismo, entre otros.

"En cuanto a las condiciones, se estima que el más ventajoso es el préstamo personal, dado que las tarjetas de crédito acreditan restricciones. Es decir, existe una magnitud de las autorizaciones que brindan las entidades para endeudarse con los plásticos; y, a la vez, el repago se concentra en un cortísimo plazo, que torna azarosa su cancelación", detalla Méndez.

En cuanto al lado positivo de las tarjetas de crédito, "les juegan a favor" los planes en cuotas sin interés, incluidos los créditos para monotributistas a tasa 0%. Un beneficio que desequilibra financieramente a su favor frente a similar consumo con los fondos obtenidos a partir de un préstamo personal.

En este esquema de costo-beneficio, este analista destaca que el préstamo personal constituye una especie de "salvavidas" para los deudores con tarjeta. Algo que ocurre en aquellos casos en los que el pago mínimo "asfixia" a su titular, y que constituye una de las principales contras de endeudarse con los plásticos.

Al mismo tiempo, los préstamos personales brindan un mayor "margen de maniobra", debido a que los pagos de las cuotas e intereses están preestablecidos en un plazo más cómodo.

Si se lo mira desde lo financiero, los financiamientos con tarjeta de crédito son más económicos que los otorgados bajo la modalidad de préstamos personales.

"En los hechos, las estadísticas que elabora el Banco Central establecen una diferencia de alrededor de 10 puntos porcentuales en favor de la tasa nominal anual (TNA) que abonan las tarjetas, magnitud que en el costo mensual del crédito se traduce (más el IVA de los intereses) en una mejora de un punto porcentual al mes", compara Méndez.

Es decir, se debe pagar un costo total cercano al 4,2% mensual para las tarjetas de crédito frente a 5,2% que insumen los préstamos personales.

O bien, representa alrededor de 52% de tasa anual para los personales, mientras que para los plásticos el costo de financiarse es de 42% anual, interés que está regulado por el Banco Central.

El costo mensual de endeudarse es mayor en los préstamos personales respecto a las tarjetas de crédito.
El costo mensual de endeudarse es mayor en los préstamos personales respecto al de las tarjetas de crédito.

Cómo conviene financiarse

Sin computar otros gastos, como sellados, seguro de vida, entre otros cargos inherentes al financiamiento, "las tarjetas constituyen una mejor alternativa, siempre y cuando, el monto a financiar sea relativamente reducido frente a los ingresos del titular", aclara Méndez a iProfesional.

Por ejemplo, cita que un individuo con ingresos mensuales de $70.000 no debería adeudar más de su propio ingreso.

"Por este tema, un préstamo personal brinda un repago más ´suave´ que el de la tarjeta", acota el analista.

En resumidas cuentas, esto plantea una situación ambigua en la que la tarjeta es más conveniente en cuanto al costo del financiamiento, pero "puede ser gravosa por su escaso margen de monto para financiar".

Por eso, en caso de requerir un monto considerable, "lo aconsejable es un préstamo personal, pese a la ´penalización´ en materia de tasa de interés", subraya Méndez.

Al mismo tiempo destaca que, en el caso de ambos instrumentos, las tasas de interés son positivas frente a las expectativas de inflación.

"Prácticamente, las proyecciones de inflación más negativas para los próximos 12 meses contemplan subas del orden del 4% mensual, situación que coloca a los tenedores de tarjeta abonando tasas suavemente positivas. Una situación que se vuelve más costosa para quienes se financian con préstamos personales", resume este experto.

Ahora bien, si este es el panorama, qué es lo que lleva a los particulares a acrecentar su stock de deuda como la que se advierte en la actualidad.

Para Méndez, la respuesta a ello, sin lugar a dudas, es "un buen nivel de expectativas sobre la mejora de su situación personal para el próximo año, y una mayor propensión a adquirir electrodomésticos que la que se advertía hace un año atrás".

Al respecto, cita que en los últimos meses se están reactivando actividades, como turismo y gastronomía, que fueron fuertemente afectadas por los cierres orientados a prevenir la propagación de la pandemia en el 2020.

"Es un combo que se materializa en un mejor desempeño de la actividad económica, ya que en el trimestre pasado el PBI desestacionalizado aumentó, frente al período de abril a junio, a un ritmo anualizado cercano al 18%. Está todo dicho", concluye Méndez a iProfesional.

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