En un clima de tensa calma, tras los cambios políticos dentro del Gobierno y por la estabilidad en el precio del dólar, los economistas empiezan a evaluar los resultados y las medidas tomadas por los nuevos funcionarios designados, en un escenario en el que la inflación parece no dar tregua y las reservas escasean.

"Ya se empieza a desinflar la expectativa de que el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, pueda obtener resultados favorables en su gestión", sentencian desde la consultora LCG, fundada por el economista Martín Lousteau.

Para acotar que el "mal dato" de inflación de julio y las mediciones de agosto presagian que "muchos avances en materia anti inflacionaria no habrá en el corto plazo".

Al mismo tiempo, estos analistas subrayan que la demora en la obtención de dólares para recomponer las alicaídas reservas del Banco Central es el otro frente donde "no se efectivizaron anuncios concretos", más allá de destacar la medida que se implementó para retener dentro de las reservas brutas el prefinanciamiento de exportaciones.

En tanto, los economistas indican que el segmento fiscal es en el "único lugar" donde hay anuncios un poco más concretos que se sustentan a una dinámica del gasto que vuelve "muy desafiante" la meta del 2,5% del PBI.

¿Peligro de corrida con el dólar?

En base a este escenario, los expertos de LCG realizan algunas reflexiones sobre lo que puede ocurrir en los próximos meses si no hay un cambio en algunas variables.

La baja cantidad de dólares que registra las arcas del Banco Central condiciona a otras variables de la economía.

"Cabe la pregunta de si este es un fracaso del Gabinete económico o del FMI. A fin de cuentas, ahora sí se empieza a llevar adelante con más fuerza el programa del organismo", opinan desde la consultora.

Para responder esto, en primer lugar, responden desde LCG que se debe observar que "ninguno de los gabinetes económicos que gestionó durante el acuerdo con el FMI se esforzó lo suficiente por cumplir con el objetivo primordial del acuerdo: acumular reservas internacionales netas".

Por eso advierte: "El riesgo de una corrida contra el peso se mantiene latente mientras no exista un stock de reservas internacionales que permita que el público se desentienda de mirar casi a diario el balance del Banco Central. Así y todo, acumular reservas implica una devaluación de la moneda doméstica, algo que acelerara la tasa de inflación y haría más difícil la paz social. A cambio, la meta fiscal se haría más fácil de alcanzar".

Y acota: "No obstante, y si, incluso, se indaga en las propuestas de la oposición, el diagnóstico es justamente que faltó ajuste fiscal y devaluación".

Plan posible para inflación y dólar

En ese contexto, los economistas concluyen: "Uno no puede soslayar que el programa del FMI traía consigo ya firmada la aceleración de la inflación y un magro desempeño de la actividad. Es que, justamente sobre este punto es sobre el que hay que enfatizar, ningún plan de estabilización traerá aparejado mejores resultados económicos en el corto plazo".

Más allá de esto, desde LCG sostienen que será necesario atravesar por una etapa de "repartir pérdidas". Una situación que se puede posponer, pero que es "ineludible".

El precio del dólar, la inercia de alta inflación y la caída de la actividad, en la mira de los economistas.

Por lo tanto, se plantea que la discusión debería empezar a circular por cómo repartir esas pérdidas, "antes de pensar en (y prometer) crecer".

"Quizás ahí es donde ningún frente político se anima a hacer público que vienen tiempos aún más difíciles", sentencian los expertos.

Y finalizan: "El público se pregunta si es ´aguantable´ socialmente un peor desempeño económico, y la respuesta es que la sociedad civil tendrá que soportar aún más pérdidas. Es por ello, por lo que se enfatiza tanto ahora también desde el oficialismo, es la posibilidad de diálogo o la necesidad de construir una coalición por parte de la oposición".-