Dólar a $1.000: advertencias de Hernán Lacunza sobre los efectos del esquema cambiario del Gobierno

Tras la flexibilización del cepo cambiario, el Gobierno continúa con su estrategia de llevar el tipo de cambio oficial hacia el piso de la banda de no intervención, actualmente en torno a los $1000. Esta política se sustenta en una combinación de medidas: mejores rendimientos en inversiones en pesos, habilitación del ingreso de capitales extranjeros con permanencia mínima de 180 días -lo que incentiva el carry trade- y anuncios que desincentivan la liquidación de exportaciones en el futuro, como posibles aumentos de retenciones en el segundo semestre.

En este contexto, el exministro de Economía Hernán Lacunza analizó públicamente los efectos de este esquema. A través de su cuenta en X (antes Twitter), destacó tanto los beneficios como los riesgos que conlleva una apreciación del peso argentino inducida por política oficial.

Según Lacunza, el incentivo para ubicar el dólar oficial cerca de los $1000 -a través de declaraciones públicas y medidas como la baja transitoria de retenciones o la habilitación de inversiones extranjeras- tiene como objetivo inmediato contener la inflación. "Mantener la cotización en ese nivel ayuda a sostener una inflación mensual cercana a la inercia previa", explicó el economista.

También mencionó efectos de corto plazo como la "liquidación anticipada de exportaciones y la demora en las importaciones", siempre que los agentes económicos crean que el dólar a $1000 es una expectativa más que una realidad consolidada.

Carry trade: los peligros de la maniobra que fomenta el Gobierno, según Hernán Lacunza

Sin embargo, Lacunza advirtió que esta política también implica costos importantes. En el plano externo, señaló que un tipo de cambio apreciado genera un "desbalance" al incentivar importaciones y desalentar exportaciones. Como ejemplo, mencionó que viajar al exterior es hoy más barato que en meses anteriores, un fenómeno que puede afectar negativamente la balanza comercial.

En el ámbito de la economía real, el exfuncionario alertó sobre el impacto en la producción y el empleo, en particular en el sector industrial, cuya competitividad se ve erosionada por el encarecimiento relativo de los bienes nacionales frente a los importados.

Respecto a la volatilidad, Lacunza observó que inducir un tipo de cambio bajo reduce el riesgo del carry trade, ya que desalienta movimientos abruptos de salida de capitales. No obstante, advirtió que mantener este tipo de política requiere tasas de interés elevadas, lo que desalienta tanto la inversión como el consumo, al encarecer el crédito y aumentar el costo del financiamiento.

En el plano político, el economista también hizo una lectura crítica. Señaló que, si bien en el corto plazo el Gobierno puede capitalizar un "beneficio político" al demostrar que tenía razón con su estrategia cambiaria, el riesgo a futuro es "no haber tenido razón" si los efectos adversos se profundizan.

Días atrás, Lacunza había respaldado públicamente la decisión del Gobierno de comenzar a desmontar el cepo cambiario, calificándola como una "buena decisión" y un paso pendiente hacia la normalización del mercado de cambios. "El Gobierno decía que había aprobado las materias fiscal y monetaria, pero le quedaba una previa: la cambiaria. Se empieza a rendir ahora, con la remoción inicial del cepo", dijo entonces.

Sin embargo, sus declaraciones también generaron una fuerte respuesta del oficialismo. El presidente Javier Milei lo acusó de "mentiroso", y el actual ministro de Economía, Luis Caputo, salió al cruce en redes sociales. "La salida del cepo iba a ser cuando lográramos acordar los montos", publicó en X. Caputo también afirmó que el diseño del régimen de bandas cambiarias estaba previsto desde agosto del año pasado y agregó: "Lamento tener que desmentir así a alguien a quien tengo aprecio, pero es lo que corresponde. Dejemos las mentiras para los kirchneristas".

El debate deja en evidencia las tensiones dentro del espacio económico y político, en un momento en que la estabilidad cambiaria y la credibilidad del rumbo económico son ejes clave para el Gobierno.