El precio del dólar en la mira: cuáles son los factores que vigila de cerca el mercado
El dólar atraviesa semanas de alta volatilidad, con subas y bajas que, aunque moderadas en el corto plazo, mantienen encendida la atención de los mercados. Analistas relevados por iProfesional señalaron que la tendencia de fondo podría estar marcada por la combinación de flujos estacionales de divisas más acotados, presiones políticas vinculadas al calendario electoral y una política monetaria que busca equilibrar la estabilidad cambiaria con tasas de interés elevadas.
Asimismo, indicaron que, pese a la reciente moderación del tipo de cambio, su valor real se ubica por debajo de otros momentos históricos. La apreciación registrada en 2024 dejó un margen para ajustes, pero la clave pasará por evitar saltos abruptos y sostener la disciplina fiscal y monetaria. El frente externo sigue siendo frágil: la oferta de dólares comerciales será limitada en los próximos meses, y gran parte de los ingresos por exportaciones tiende a dolarizarse nuevamente en manos privadas.
Para los especialistas, las tasas en pesos son un factor decisivo para contener la demanda de dólares, aunque su permanencia en niveles reales elevados podría enfriar la actividad económica y afectar la recaudación tributaria. El incremento reciente de los encajes bancarios ya genera presión sobre la liquidez y anticipa un posible repunte en las tasas cortas, con impacto directo sobre el financiamiento y el consumo.
En conjunto, los expertos comentaron que el desafío central radica en administrar un equilibrio inestable: sostener la calma cambiaria en un contexto de reservas limitadas, alta demanda precautoria de divisas y escasa generación genuina de dólares, sin provocar un freno más profundo en la economía. La evolución de las tasas, el manejo de la liquidez y la estrategia fiscal serán determinantes para el comportamiento del dólar en los meses previos a fin de año.
Alta volatilidad cambiaria y riesgos latentes
Para el Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (OCEPP), la política monetaria del gobierno de Javier Milei dejó a la economía expuesta a una fuerte volatilidad cambiaria. Según el organismo, la baja previa de tasas de interés redujo la rentabilidad de los activos en pesos, incrementando la demanda de dólares e incluso habilitando operaciones apalancadas en el mercado de capitales.
El OCEPP advierte que las oscilaciones bruscas en las tasas pueden inducir movimientos especulativos, erosionando la confianza en el peso y dificultando la tarea de mantener un tipo de cambio real competitivo sin desatar nuevas tensiones inflacionarias.
En su análisis, la consultora señala que este esquema no solo eleva el riesgo de un salto cambiario no planificado, sino que también incrementa el "pass-through" —la velocidad con la que una devaluación se traslada a precios—, reduciendo el margen de maniobra oficial. La apreciación del peso de los últimos meses suma presión, ya que obliga a evaluar una devaluación correctiva que, según expertos, el Gobierno busca postergar hasta después de las elecciones para minimizar su impacto en el índice de precios.
La pregunta que se hacen en el mercado es clara: ¿puede sostenerse esta estrategia sin que el dólar vuelva a escaparse antes de fin de año?
Fragilidad externa y el límite del esquema post-cepo
Otro punto crítico que subraya el OCEPP es que el levantamiento del cepo dejó al sistema cambiario en una posición vulnerable. Aunque las tasas altas aportan cierto atractivo para los inversores en pesos, es poco probable que alcancen para revertir el deterioro de los indicadores externos.
Las reservas netas siguen en niveles "críticamente bajos" y el flujo genuino de dólares no es suficiente para cubrir el déficit de cuenta corriente. De hecho, el organismo proyecta que el déficit externo para 2025 y 2026 superará los u$s 10.000 millones, un desafío mayúsculo para la sostenibilidad del tipo de cambio.
Si bien los incentivos para la liquidación de exportaciones del agro mejoraron los números de junio, buena parte de esos dólares volvió a fugarse al sector privado bajo la forma de formación de activos externos, sin reforzar las arcas del Banco Central.
El Gobierno apuesta a que un acuerdo con el FMI y el mantenimiento de tasas atractivas logren anclar expectativas. Pero para el OCEPP, estas medidas difícilmente compensen el deterioro estructural del frente externo, manteniendo abierta la posibilidad de nuevos episodios de tensión cambiaria.
El dilema del ajuste y la política
La estrategia oficial —según el OCEPP— prioriza el ajuste sobre la absorción interna. El objetivo es moderar la demanda de importaciones y reducir el traspaso a precios de las depreciaciones cambiarias. Esto incluye control de paritarias, recortes en jubilaciones, obra pública, salarios estatales y subsidios, mientras el gasto en intereses crece aceleradamente.
El problema es que este enfoque, si bien puede contener la presión cambiaria en el corto plazo, lo hace a costa de un estancamiento del empleo, caída de ingresos reales y debilitamiento del consumo. La postergación de una corrección cambiaria hasta después de las elecciones evita un shock de precios en campaña, pero podría derivar en una devaluación más abrupta y compleja de administrar más adelante.
Para los analistas, el modelo económico actual presenta un problema estructural: aun si se lograra sostener la deuda pública, el sector externo no cierra. Esto deja al país expuesto a que un shock cambiario inesperado, sumado al deterioro de las cuentas externas, ponga en jaque la estabilidad financiera y la viabilidad política del programa.
En este marco, cada dato de reservas, inflación o tipo de cambio es mirado con lupa por inversores y ahorristas.
El valor del dólar sigue por debajo de momentos relevantes del pasado
Desde Grupo SBS destacan que, tras los picos de fines de julio, el dólar mostró una moderación impulsada por factores de liquidez y por niveles elevados de tasas en pesos. Sin embargo, al analizar el tipo de cambio real (TCR) en perspectiva histórica, advierten que el valor actual sigue por debajo de otros momentos relevantes del pasado.
Este análisis obliga a poner en contexto cada punto de la serie: el TCR responde a factores como el nivel de actividad, el balance fiscal, la productividad y los márgenes de exportadores.
Para la sociedad de bolsa, la baja reciente puede interpretarse como saludable, especialmente tras la apreciación significativa de 2024. Pero si la tendencia alcista retoma fuerza, será clave mantener disciplina fiscal y monetaria, evitando saltos que eleven la volatilidad.
El escenario para el resto del año muestra ingresos de divisas más acotados. Salvo la liquidación extraordinaria de julio y algo de la cosecha fina de diciembre, no se esperan grandes flujos comerciales. La baja permanente de retenciones al agro podría ayudar marginalmente, pero su impacto fuerte se vería recién en el último trimestre, cuando el mercado empiece a anticipar la cosecha 2025.
Factores que limitan el ingreso de dólares
Desde SBS consideran improbable que las liquidaciones permanezcan en los mínimos de julio, pero también descarta un ingreso masivo de divisas en el corto plazo. La razón: el efecto de la baja de retenciones se diluye ante la estacionalidad propia del sector exportador.
A esto se suma que el gasto con tarjeta en el exterior sigue alto. Pese a la suba del tipo de cambio, el TCR continúa siendo atractivo para consumir fuera del país.
El contexto electoral agrega otra capa de tensión. Como es habitual en períodos preelectorales, empresas y ahorristas tienden a dolarizar carteras para cubrirse de eventuales cambios en la política económica.
En este escenario, la evolución de las tasas en pesos será determinante. Incluso el FMI ha señalado que los rendimientos en moneda local son una herramienta clave para moderar desequilibrios externos.
Tasas en pesos, encajes y su impacto en la economía real
El bróker advierte que el reciente aumento en los encajes bancarios reducirá la liquidez disponible y podría empujar al alza las tasas de corto plazo. Este efecto no solo se verá en el mercado monetario, sino también en las licitaciones del Tesoro, donde el nivel de rollover y las tasas validadas darán señales sobre el costo del dinero en términos reales.
La presión al alza en tasas puede ser un arma de doble filo. Por un lado, ayuda a contener la demanda de dólares. Por otro, encarece el crédito, frena la inversión y enfría el consumo, afectando la recaudación.
Grupo SBS resalta que, si las tasas reales elevadas se mantienen demasiado tiempo, la economía podría entrar en una fase de desaceleración más marcada.
En resumen, el gran desafío para Gobierno y mercado es encontrar un punto de equilibrio: sostener la estabilidad cambiaria sin comprometer el ya débil dinamismo económico, en un año donde la estacionalidad de ingresos y el calendario electoral juegan en contra.