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De la calma al caos en 48 horas: por qué la tasa de caución pasó del 2% al 148% y dejó al mercado en shock

La ausencia de la ventanilla de liquidez potenció el salto de la caución, que pasó de mínimos al 2% a máximos históricos. Cuáles fueron los motivos
21/08/2025 - 16:15hs
De la calma al caos en 48 horas: por qué la tasa de caución pasó del 2% al 148% y dejó al mercado en shock

El mercado de cauciones vive jornadas completamente atípicas. Apenas dos días después de que la tasa a un día se derrumbara al 2,1% nominal anual, la misma referencia trepó hasta rozar valores de tres dígitos. El pico intradiario se ubicó en 148% TNA y, aunque cerró en torno al 70%, dejó en claro la extrema volatilidad de un instrumento clave para el fondeo inmediato en pesos.

La caución bursátil a un día definía el costo del financiamiento de corto plazo. Lo que sorprendió no fue solo la magnitud del salto, sino la velocidad con la que ocurrió. En cuestión de horas, los participantes del mercado pasaron de fondearse casi gratis a pagar tasas que superaban cualquier registro reciente. Para los analistas, este comportamiento reflejó no un cambio de política monetaria, sino un shock técnico.

Sergio Rodríguez, analista financiero, reflexionó que este tipo de episodios ponían de relieve la fragilidad del mercado local: "Cuando sobran pesos, la tasa se desploma; cuando faltan, se dispara. La caución mostró de nuevo su carácter pendular, que en apenas 48 horas llevó al sistema de un extremo al otro".

El desconcierto no se centró únicamente en la magnitud del salto, sino también en su origen. El trasfondo técnico se volvió la clave para comprender por qué un mismo mecanismo podía generar dos movimientos tan opuestos en tan poco tiempo.

El origen del desajuste en el mercado

El movimiento explosivo de la tasa tuvo su raíz en la liquidación de una licitación fuera de calendario que se realizó el lunes previo. En esa operación, se habían adjudicado alrededor de $3,8 billones con vencimiento T+1. Esa dinámica coincidió con la ausencia de ventanilla de liquidez, ya que los miércoles esa herramienta no funcionaba.

Esa combinación fue determinante. Sin el "colchón" habitual al que recurrían los bancos para fondearse, las entidades financieras debieron competir de manera directa por cada peso disponible en el mercado. El resultado fue un salto abrupto en la tasa de caución a un día, que llegó a niveles inéditos para el corto plazo.

Rodríguez analizó que esta situación reflejaba la dependencia estructural que tenían los bancos de los mecanismos del Banco Central. "Cuando la ventanilla no estaba disponible, las entidades quedaban expuestas a un mercado donde la liquidez se manejaba con bisturí. La falta de pesos llevó a un encarecimiento extremo del fondeo inmediato", explicó.

La lectura fue unánime: no había detrás una decisión deliberada de endurecer las condiciones monetarias. Se trató de un ajuste quirúrgico producto de la operatoria diaria, con efectos muy visibles pero de alcance acotado.

El contraste con lo sucedido el lunes

El contraste con lo ocurrido el lunes 18 de agosto no pudo haber sido mayor. Ese día, tras la misma licitación y con la ventanilla del Banco Central habilitada, el sistema se había inundado de pesos. El exceso de liquidez provocó que las tasas de caución se desplomaran hasta el 2% TNA al cierre.

En apenas 48 horas, el mercado mostró la otra cara de la moneda. Pasó de un derrumbe técnico a un salto violento. La explicación fue la misma en ambos casos: la dinámica de la liquidez de muy corto plazo. Lo que cambiaba eran las condiciones específicas que enfrentaban las entidades.

Para Rodríguez, esta oscilación reflejaba un mensaje claro. "El mercado estaba sujeto a vaivenes que no respondían a fundamentos de política monetaria, sino a cuestiones operativas. Eso hacía que los extremos se alcanzaran con mayor facilidad, porque la liquidez se movía como un péndulo descontrolado", señaló.

El analista agregó que este tipo de episodios servían como recordatorio de que el mercado argentino operaba muchas veces en condiciones de "quirófano abierto". Los ajustes eran inmediatos y, cuando faltaban pesos, el sistema no tenía alternativas más que convalidar tasas elevadas.

Una curva de plazos largos estable

En medio de esta volatilidad extrema en el tramo más corto, la curva de cauciones a plazos más largos se mantuvo completamente estable. Tanto las operaciones a 7, 14 como a 30 días conservaron los niveles habituales y no mostraron alteraciones.

Esa estabilidad fue clave para despejar dudas respecto a un cambio en la orientación de la política monetaria. Si el Banco Central hubiera buscado endurecer la tasa de interés, el movimiento se habría extendido a todos los plazos. El hecho de que el salto se concentrara exclusivamente en el tramo overnight confirmó que el origen era técnico.

Rodríguez reflexionó que esta divergencia dentro de la misma curva era una muestra de cómo funcionaba el sistema. "El mercado castigaba o premiaba de manera inmediata según la liquidez disponible en el muy corto plazo, pero no cambiaba la expectativa sobre la política monetaria de fondo", subrayó.

Así, mientras los inversores de plazos más largos permanecieron al margen de la volatilidad, quienes necesitaban pesos inmediatos pagaron el costo de un sistema sin ventanilla operativa. La diferencia de escenarios dejó en claro que no se trataba de un giro estratégico, sino de un desajuste puntual.

Operativa bajo nuevas reglas

El contexto regulatorio también jugó un papel decisivo. Con los cambios recientes, los encajes bancarios se calculaban de manera diaria y la ventana de liquidez fijaba un techo cercano al 65% TNA. Sin embargo, esa herramienta no funciona los miércoles.

El 20 de agosto coincidió con esa limitación. La ausencia de la ventanilla implicó que los bancos necesitaran conseguir cada peso por su cuenta para cerrar posiciones. Esa presión adicional fue lo que potenció el salto extraordinario de la tasa.

Rodríguez destacó que las nuevas reglas generaban un escenario más sensible. "El quirófano estaba abierto y cualquier alteración se sentía de manera inmediata. La caución no tenía red de contención y, en ese marco, los precios podían dispararse en cuestión de minutos", señaló.

La dinámica dejaba una conclusión clara: la tasa de caución se transformaba en un termómetro inmediato de los flujos de liquidez. Lo que el mercado mostraba no era un cambio estructural, sino una reacción instantánea al funcionamiento bajo estas nuevas condiciones.

Equilibrio electoral y riesgo cambiario

Por su parte, Federico Machado, economista de Economía Open, sumó un análisis que aportó una mirada más amplia sobre la coyuntura. Según explicó, el Gobierno buscaba un equilibrio en el mercado de dinero con el objetivo de reducir la volatilidad cambiaria en un año electoral.

Machado recordó que en la licitación de la semana pasada se intentó despejar los vencimientos más sensibles en el calendario político. El Tesoro evitó ofrecer letras con vencimiento al 29 de agosto —previo a la elección en la provincia de Buenos Aires— ni al 17 de octubre —antes de las presidenciales—. El objetivo fue trasladar los vencimientos hacia después de noviembre. Sin embargo, la estrategia tuvo un éxito limitado, lo que derivó en la necesidad de una licitación extra el lunes y en la suba de los requisitos de encajes remunerados para absorber el excedente de pesos.

El economista explicó que un cambio clave fue que los encajes dejaron de computarse como promedio mensual y pasaron a calcularse de forma diaria. Este ajuste fue el que provocaba que, durante la tarde, las tasas se desplomaran: una vez cumplido el requisito diario, los bancos dejaban de tomar pesos y solo quedaban oferentes en el mercado. Con menos demanda, la tasa caía en picada.

"Lo que vimos fue que la caución comenzó más tomadora desde la mañana, empujando las tasas hacia abajo. Esa dinámica no se relacionó con decisiones estructurales de política monetaria, sino con cómo se estaban aplicando las nuevas reglas en pleno contexto electoral", interpretó el experto en su cuenta de la red social X.

Impacto en el tipo de cambio y la reacción oficial

En reacción a estas oscilaciones, Machado señaló que el tipo de cambio había arrancado la jornada del 20 de agosto con subas por primera vez desde el 31 de julio. Frente a ese escenario, el Banco Central respondió con rapidez: salió a absorber pesos mediante pases pasivos, ofreciendo tasas del 40% para contener la presión.

El Ministerio de Economía justificó esta estrategia bajo un marco oficialista: la variable de política monetaria era la cantidad de dinero. Cuando se detectaba un exceso de oferta, el Banco Central intervenía absorbiendo liquidez, incluso "a la tasa que fuera necesaria".

No obstante, Machado fue crítico con esa interpretación. Según él, lo que realmente observaba el equipo económico no era la cantidad de dinero, sino el tipo de cambio. La prioridad, en un año electoral, era mantener la divisa debajo de los 1.300 pesos con el fin de mejorar el clima económico antes de las elecciones.

La lectura crítica planteó que, cada vez que las tasas caían y el dólar comenzaba a subir, el Gobierno reaccionaba con intervenciones de pases, encajes y otros instrumentos. Esa dinámica mostraba que la política monetaria no se orientaba únicamente al control de la liquidez, sino que estaba subordinada a la estabilidad cambiaria.

Riesgos hacia adelante: ¿estabilidad o evento de crédito?

Machado advirtió que el interrogante central era si este esquema podría sostenerse hasta las elecciones. La volatilidad diaria de las tasas aumentaba el riesgo de un evento crediticio: que alguna empresa no pudiera cumplir con sus obligaciones por los saltos bruscos en el costo de financiamiento.

Al mismo tiempo, alertó que la elasticidad del tipo de cambio a las subas de tasas podía estar agotándose. Tal como había ocurrido en julio, la divisa podía terminar disparándose aun en un escenario de tasas crecientes. En ese marco, la apuesta del Gobierno pasaba por llegar a las elecciones con un tipo de cambio controlado.

Rodríguez coincidió en la advertencia. Para él, la caución mostraba que la vulnerabilidad del mercado era extrema y que los márgenes de maniobra eran cada vez más reducidos. "La olla estaba acumulando presión y, según el resultado electoral, podía explotar o disiparse", sostuvo.

El Gobierno, en cambio, se mostraba confiado en que el cuarto trimestre traería calma. La expectativa oficial era que la estrategia de absorción y control permitiera transitar la etapa preelectoral con la menor volatilidad posible.

 

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