El dólar oficial saltó a $1.475: ¿el plan de rescate de EE.UU. frenará la suba en las próximas ruedas?
En la última rueda de la semana, el dólar oficial cerró este viernes 17 de octubre con una suba de cincuenta pesos, a $1.475, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negociaba a $1435. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1513 (+1,6%), y el MEP se ubica a $1.499 (+2,3%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia con un incremento de cinco pesos, a $1.485.
El mercado cambiario argentino volvió a moverse con fuerza tras una seguidilla de acciones oficiales y señales externas que, lejos de moderar la demanda de divisas, la reforzaron. Primero circularon versiones de ventas de dólares a través de bancos locales, actuando por cuenta y orden del Tesoro de Estados Unidos, una dinámica que en lugar de bajar la temperatura cambiaria terminó avivándola. Luego se conoció que, a diferencia del jueves previo —cuando una entidad privada informó a sus clientes que operaba en nombre de la autoridad extranjera—, el Tesoro norteamericano redobló su presencia: no solo en el mercado libre de cambios, sino también en los segmentos financieros vinculados al dólar bursátil.
Esa segunda intervención, confirmada públicamente por Scott Bessent mediante un posteo en X, cambió el signo del impacto respecto de la semana anterior. Mientras aquella novedad había derivado en una baja cercana al 5% del spot el lunes, esta vez, con los rumores girando sobre nuevas operaciones, el tipo de cambio se movió en sentido contrario y se afirmó al alza.
En paralelo, se produjo otro dato relevante: el Tesoro Nacional argentino también participó del mercado, pero con una orientación distinta. En lugar de vender, compró dólares para reforzar su posición de cara a vencimientos con organismos internacionales. Ese movimiento se reflejó en los saldos: los depósitos en moneda local disminuyeron en torno a u$s123 millones, al tiempo que los depósitos en moneda extranjera aumentaron por unos u$s120 millones. La diferencia de apenas u$s3 millones respondió a un pago específico a organismos que estaba previsto para ese mismo día, por lo que la operatoria evidenció una estrategia orientada a fortalecer el "poder de fuego" de corto plazo del sector público.
La recomposición de disponibilidades del Tesoro local fue concreta: el stock de depósitos en dólares avanzó desde aproximadamente u$s308 millones hasta cerca de u$s429 millones. Sin embargo, ese alivio fue calificado como transitorio ante la cercanía de compromisos externos. Con obligaciones por unos u$s190 millones el 15 de octubre y otros pagos por alrededor deu$s162 millones en lo que restaba del mes, la mejora en los depósitos en divisas se interpretó como un puente de muy corto aliento más que como un cambio de tendencia. En ese marco, el mercado sopesó que cualquier flujo entrante sería rápidamente consumido por el calendario de pagos.
A ese cuadro se sumó un elemento adicional: el frente financiero internacional. Además del swap por u$s20.000 millones con el Tesoro de Estados Unidos que ya estaba en agenda, se abrieron negociaciones por un préstamo adicional de magnitud similar con instituciones privadas globales. Según trascendidos de la plaza, cinco bancos —JP Morgan, Citi, Goldman Sachs, Bank of America y Santander— estarían conversando con Argentina para estructurar ese crédito, que exigiría la presentación de activos como garantía.
Intervención oficial y reacción del mercado
Desde la sociedad de bolsa Portfolio Personal Inversiones (PPI) señalaron que la confirmación pública de que el Tesoro de Estados Unidos intervino tanto en el MLC como en los mercados financieros terminó reforzando la demanda de cobertura. En lugar de un efecto apaciguador, el mercado interpretó que la necesidad de sostener precios con mayor presencia oficial revelaba tensiones subyacentes que aún no ceden. Por eso, con los rumores de nuevas intervenciones girando, el tipo de cambio mostró subas en vez de retrocesos como había ocurrido días antes.
Los expertos del bróker explicaron que la referencia a la operatoria del jueves previo fue clave para entender el giro en el ánimo inversor. Aquel día, un banco privado informó a sus clientes que actuaba por cuenta de la autoridad extranjera, y el mercado respondió con caída del spot al inicio de la semana. En cambio, cuando se supo que el Tesoro norteamericano intensificó su accionar e ingresó también en los segmentos financieros, la lectura dominante fue defensiva: más demanda de dólares y recomposición de posiciones en un entorno de señales cruzadas.
Sus analistas apuntaron que ese cambio de tono no implicó mayor claridad sobre la duración ni la profundidad de la estrategia externa. La novedad estuvo en el alcance: se amplió el terreno de intervención hacia los circuitos financieros, y el mercado tomó nota. Sin detalles sobre plazos o escala potencial, la respuesta natural fue aumentar la cobertura ante la probabilidad de episodios de volatilidad adicionales.
Para PPI, el resultado visible fue un mercado más sensible a cualquier información sobre el flujo de dólares oficiales. La confirmación a través de X operó como catalizador de expectativas, pero no como ancla de estabilidad. Así, el movimiento del dólar se alineó con una percepción de riesgo que, por ahora, responde más a la presencia de intervenciones que a una normalización consistente.
Tesoro local: compras de divisas y un alivio que se diluye rápido
Los especialistas del bróker detallaron que la intervención del Tesoro Nacional en sentido comprador respondió a la prioridad de atender compromisos inmediatos con organismos internacionales. La evidencia estuvo en los saldos: caída de depósitos en pesos, suba casi equivalente en depósitos en dólares y una pequeña diferencia —alrededor de u$s3 millones— asociada a un pago pactado para ese día. En suma, una operatoria táctica para apuntalar la caja en moneda dura.
Desde PPI señalaron que el salto del stock de depósitos en moneda extranjera —de un orden cercano a u$s308 millones hasta aproximadamente u$s429 millones— elevó temporalmente el poder de fuego. No obstante, recordaron que el calendario de pagos reducía ese margen con rapidez. Con obligaciones por unos u$s190 millones al día siguiente y otros desembolsos por alrededor de u$s162 millones en el resto del mes, la mejora en reservas del Tesoro no se proyectaba como un cambio perdurable.
Su conclusión de corto plazo fue lineal: el refuerzo de dólares tenía fecha de vencimiento. La necesidad de cumplir con compromisos externos transformaba las compras en una suerte de stock "de paso", útil para atravesar jornadas exigentes pero insuficiente para sostener un sendero de acumulación. En ese contexto, el mercado siguió con atención cada movimiento oficial para inferir la holgura real de la caja en divisas.
Los expertos de la sociedad de bolsa explicaron que, con esa dinámica, el foco del mercado se desplazó a la coordinación entre intervenciones externas y locales. La simultaneidad de acciones —Estados Unidos en MLC y financieros; Tesoro local comprando— configuró un escenario en el que cualquier dato sobre flujos o pagos gatilló reacciones rápidas sobre las cotizaciones.
El vector privado
El capítulo privado abrió una ventana potencial de financiamiento por u$s20.000 millones adicionales, separada del swap con el Tesoro estadounidense. Según fuentes de la city, cinco bancos globales —JP Morgan, Citi, Goldman Sachs, Bank of America y Santander— sostienen conversaciones con Argentina para estructurar un crédito respaldado por activos en garantía. De momento, no hay información sobre la naturaleza de esos activos ni sobre la modalidad de implementación.
Desde Max Capital señalaron que el proceso se encuentra en etapa de diálogo y que el armado de una transacción de este tamaño suele requerir definiciones finas sobre el colateral. En ausencia de detalles, la lectura del mercado se apoyó en el dato central: existe una gestión para sumar divisas del sector privado por un monto equivalente al swap público, con el objetivo de fortalecer la disponibilidad de dólares.
Los especialistas del bróker detallaron que el interés de esas entidades introduce un factor adicional en la evaluación de corto plazo del mercado cambiario. Un ingreso extraordinario de fondos podría modificar la relación entre oferta y demanda de divisas, pero por ahora no hay precisiones sobre plazos, tasas ni condiciones. En consecuencia, el impacto concreto dependerá de la materialización efectiva del acuerdo.
Para Max Capital, el solo hecho de que se verifique una mesa de negociación con bancos internacionales de primera línea es relevante para el flujo de noticias. Sin embargo, el mercado exige certezas operativas. Hasta que no aparezcan términos concretos y se conozcan los activos ofrecidos como respaldo, el efecto sobre las expectativas se mantendrá condicionado por la información disponible.