El dólar se mantuvo cerca del techo de la banda y el mercado sigue de cerca la intervención del BCRA
En la tercera rueda de la semana, el dólar oficial se mantuvo este miércoles 22 de octubre a $1515, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negocia a $1.489. Bajo el esquema vigente de bandas cambiarias, el dólar se mueve dentro de un rango preestablecido que el Central ajusta mes a mes. Hoy el techo de la banda se ubica en $1.491,56, valor que marcan el corredor dentro del cual la autoridad monetaria permite fluctuar al tipo de cambio oficial.
En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1.608 (-0,1%), y el MEP se ubica a $1.588 (+0,1%). Por último, en el segmento informal, el blue sube $5 y se negocia a $1.550.
El dólar volvió a ser el eje de todas las miradas. En pocos días, el mercado argentino pasó de la tensión a una suerte de contención atípica, impulsada por movimientos del Tesoro de Estados Unidos y por la coordinación con el Banco Central. El resultado logró suavizar la subida de la cotización, aunque con efectos colaterales claros: menor liquidez, tasas más altas y un tipo de cambio que busca su punto de equilibrio. La intervención extranjera, inédita en su escala reciente, combinó política y estrategia de corto plazo: apuntó a frenar la demanda de dólares en la antesala electoral y a moderar expectativas en un contexto de fuerte incertidumbre.
El mercado cambiario se encuentra en una suerte de equilibrio precario. Las señales oficiales, la liquidez controlada y el apoyo financiero externo brindan una mínima tregua, pero no despejan las dudas de fondo. El desafío, ahora, es sostener la estabilidad hasta el 26 de octubre y luego encarar una etapa de definiciones que pondrá a prueba la consistencia de la estrategia, el financiamiento disponible y la coordinación entre política monetaria y fiscal.
El movimiento de pesos que secó la plaza
Desde 1816 señalaron que el Tesoro de Estados Unidos habría comprado pesos argentinos por un monto equivalente a USD 339 millones entre el jueves 9 y el miércoles 15 de octubre. Ese dinero, según su reconstrucción, quedó estacionado en el Banco Central (BCRA) sin integrarse a la base monetaria. El efecto fue inmediato: menos liquidez en el sistema financiero, un salto en las tasas interbancarias —que promediaron 157 % nominal anual— y una contención del dólar oficial, que subió 1,5 % por día en las ruedas intervenidas.
Sus economistas explicaron que su estimación surge de comparar los datos públicos del BCRA con la información del mercado mayorista (MAE). El movimiento clave se reflejó en la línea "otros pasivos netos", dentro del balance del Central. Allí se observó un giro brusco: de un saldo positivo —que implica absorción de pesos— a uno negativo, que revela una colocación neta de fondos. Esa variación coincide exactamente con los días en que Estados Unidos intervino.
Según la consultora, esa diferencia entre los "otros pasivos netos" y las operaciones de REPO fue el indicio principal de la entrada de pesos norteamericanos. El 9 de octubre, la brecha alcanzó $236 mil millones y el 15 de octubre, $476 mil millones. Traducido al tipo de cambio oficial, el cálculo arroja las compras estimadas de USD 140 millones y USD 199 millones, respectivamente.
El resultado operativo es contundente: al no formar parte de la base monetaria, esos pesos funcionan como un factor de absorción. En los hechos, el Tesoro estadounidense logró el mismo efecto que una venta de dólares del propio BCRA, sin que la base monetaria se expandiera. Esto redujo la liquidez del sistema y sostuvo artificialmente al tipo de cambio en un rango controlado.
Qué puede pasar después del 26 de octubre
Desde Overview explicaron que el plan de rescate estadounidense debe analizarse en etapas bien definidas. La primera —en curso— se extiende hasta el 26 de octubre, día de las elecciones, y tiene un objetivo táctico: evitar que el Banco Central o el Tesoro de Estados Unidos deban vender dólares para sostener la calma.
Sin embargo, advierte que esta estrategia tiene un alcance limitado. El objetivo es ganar tiempo, no resolver los desequilibrios de fondo. La pregunta es qué ocurrirá a partir del día siguiente a las elecciones, cuando se redefinan las reglas del juego financiero.
La segunda etapa que describe Overview abarca el período post electoral y se extendería hasta el verano. En este tramo, habrá factores serán determinantes:
- el balance de las intervenciones de estos días,
- la precisión sobre la letra chica del salvataje financiero,
- el desenlace electoral, y
- una oferta exportadora reducida por adelantamiento previo.
¿Crisis en puerta?
Las compras de pesos por parte de Estados Unidos y la contracción monetaria que siguió a esa maniobra explican la (mínima) contención al dólar. Pero los próximos días serán decisivos: mientras las tasas sigan en niveles récord y el mercado espere definiciones políticas y financieras, la estabilidad será solo transitoria. En el horizonte se abre un tablero con etapas bien marcadas: contención inmediata, transición con riesgos y un mediano plazo que exigirá disciplina.
De acuerdo con la consultora, cuanto mayor sea la necesidad de vender dólares en la primera etapa y menor sea la claridad política y financiera, más difícil resultará sostener la estabilidad en la segunda. Si, por el contrario, la intervención es baja y el acuerdo político se afianza, el mercado podría conservar la calma.
Overview anticipa que el discurso de que "el peso está caro" tiene sentido solo en el corto plazo. Pasada la elección, el tipo de cambio podría requerir ajustes o nuevas regulaciones, dependiendo de la demanda de dólares y de la evolución de las reservas.
Además, la consultora menciona un tema clave: los pagos de bonos en enero, que serán una prueba decisiva para el nuevo esquema. La capacidad de afrontarlos sin tensiones mostrará si el respaldo financiero alcanza o si la calma fue apenas un paréntesis.