• 12/12/2025
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¿El dólar amaga con romper su calma?: por qué el verano podría traerle problemas a Caputo

La pax cambiaria se sostiene con dólares externos, pero analistas advierten que el primer trimestre exigirá decisiones del Gobierno.
18/11/2025 - 11:47hs
¿El dólar amaga con romper su calma?: por qué el verano podría traerle problemas a Caputo

El dólar oficial opera este martes 18 a $1.415 en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, se negocia a $1.387, su valor más bajo en un mes. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende en $1.494 (-0,1%), y el MEP se ubica a $1.449 (-0,2%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia a $1.435.

El dólar atraviesa un momento atípico para la economía argentina. La combinación entre la fuerte baja del riesgo país, la llegada inesperada de dólares corporativos y la recomposición política tras las elecciones legislativas generó una estabilidad cambiaria inusual para esta parte del año. El tipo de cambio oficial retrocedió en la semana, el MEP se mantuvo estable y la brecha quedó comprimida en niveles históricamente bajos, mientras la oferta de divisas ganó volumen por razones que exceden al Banco Central.

Sin embargo, detrás de esta aparente calma comienzan a alinearse factores que podrían redefinir el verano financiero. La política cambiaria, la remonetización esperada para 2026, el comportamiento del agro y la necesidad del Gobierno de mostrar consistencia fiscal y monetaria ponen al dólar en un punto de atención. Lo que hoy luce como estabilidad podría transformarse más adelante en un desafío si no se corrigen ciertos desequilibrios estructurales.

La macroeconomía argentina viene de meses de reacomodamiento: el mercado recuperó apetito por activos locales, los bonos respondieron con fuerza y las acciones en dólares volvieron a niveles que no se veían desde hacía largos períodos. Pero la sostenibilidad de este clima dependerá de decisiones clave que deberán tomarse en el corto plazo. El dólar, en ese escenario, deja de ser un simple termómetro para convertirse en una variable ordenadora del nuevo ciclo.

Con flujos externos reforzados, refinanciamiento corporativo en alza y un contexto político más claro, la pregunta ya no es si habrá presión inmediata sobre el tipo de cambio, sino cuándo y bajo qué condiciones podría modificarse el actual régimen cambiario.

El aluvión de dólares corporativos que cambió el tablero

Los analistas de Invecq explicaron que, despejada la incertidumbre electoral y tras una compresión del riesgo país superior a los 500 puntos básicos, se desató un boom de emisiones corporativas en el exterior. El fenómeno fue liderado por el sector energético, responsable de cerca del 98% de las colocaciones de noviembre, y marcó un punto de inflexión para la dinámica cambiaria.

Según la consultora, solo en las dos primeras semanas del mes las empresas colocaron alrededor de USD 3.000 millones, cifra equivalente a todo lo emitido entre 2022 y 2023. Ese monto incluso superó el récord previo de la administración Milei, cuando en octubre de 2024 se habían alcanzado USD 2.600 millones en ON. El financiamiento volvió a canalizarse a tasas cercanas al 8% anual y plazos superiores a 10 años, muy por encima de los vencimientos de dos años que predominaban meses atrás.

Este regreso del crédito privado externo tiene implicancias directas sobre el mercado de cambios. Invecq señaló que parte de esos fondos ingresó al mercado local sin obligación de liquidación total, lo que generó una oferta marginal adicional que contribuyó a que el tipo de cambio oficial retrocediera 2,5% en la semana y el MEP se ajustara levemente a la baja.

A este fenómeno se sumó otro movimiento relevante: las provincias comenzaron a volver a los mercados internacionales. La Ciudad de Buenos Aires anunció que buscará hasta USD 600 millones para obras y refinanciación, convirtiéndose en la segunda jurisdicción en hacerlo después de Córdoba, que colocó USD 725 millones a 7 años. Para la consultora, esta señal profundiza la percepción de que el riesgo país comenzó a normalizarse.

Un mercado financiero que reacomoda expectativas

Desde Inviu remarcaron que el resultado electoral reconfiguró el clima financiero. La consolidación de La Libertad Avanza como primera minoría junto al PRO le otorgó al Gobierno la capacidad de sostener vetos presidenciales y reforzó la expectativa de mantener el superávit fiscal como ancla del programa económico.

El bróker destacó que las acciones en dólares avanzaron 2,5% en la última semana, mientras que los bonos hard-dollar subieron cerca de 3%. Este desempeño se apoyó tanto en la baja global de tasas como en el renovado interés por activos argentinos. La caída del riesgo país a niveles no vistos desde meses atrás reforzó la posibilidad de que el país recupere acceso al financiamiento internacional y pueda encarar el refinanciamiento de vencimientos futuros.

Inviu señaló además que el incipiente acuerdo comercial entre Argentina y Estados Unidos constituye un factor estructural que podría ampliar la oferta de divisas en sectores como químicos, maquinaria, tecnología, alimentos y carne. La expansión de la cuota cárnica de 20.000 a 80.000 toneladas es una señal concreta de un proceso más amplio de integración productiva.

Como resultado, el mercado comenzó a mostrar una menor percepción de riesgo y una mayor predisposición a evaluar estrategias de carry trade y exposición a activos en pesos, siempre condicionado al comportamiento del dólar en los próximos meses.

Inflación, precios relativos y el rol del tipo de cambio

Los especialistas de Invecq analizaron el último dato de inflación: 2,3% mensual en octubre. Aunque implicó una leve aceleración, el registro fue considerado razonable frente al salto del tipo de cambio mayorista previo a las elecciones y la incertidumbre política que dominó el período. La inflación núcleo se mantuvo en torno al 2,1% en su promedio trimestral.

La consultora advirtió que, pese a los avances, el proceso de recomposición de precios relativos está lejos de concluir. Los servicios públicos, los salarios y el tipo de cambio continúan por debajo de sus niveles de 2019, última etapa de cierto orden macroeconómico antes del desbalance inflacionario posterior. La llamada "inflación reprimida" todavía ronda los 4,2 puntos, por lo que podrían aparecer nuevas presiones a medida que se ajusten tarifas y otros costos clave.

De cara a 2026, Invecq sostuvo que los ingresos reales podrían mejorar, aunque de manera moderada, lo que limita el margen para aplicar correcciones bruscas. La trayectoria del dólar, en ese sentido, dependerá tanto de la política cambiaria como de la velocidad con la que se actualicen los precios regulados.

La consultora recordó que reducir la inflación de niveles superiores al 200% anual a 30% es un proceso más simple que bajarla posteriormente hacia un dígito. Ese último tramo, según la evidencia, suele requerir varios años y una estricta consistencia fiscal y monetaria.

Qué puede pasar con el dólar en los próximos meses

Los especialistas de Inviu sostuvieron que la pax cambiaria actual se sostiene por una combinación de factores: flujos corporativos externos, baja del riesgo país, estabilidad en la demanda de dinero y expectativas de una cosecha con alto potencial de liquidación. Pero advirtieron que este cuadro no es permanente.

Para el bróker, el primer trimestre será decisivo. El Banco Central deberá definir si mantiene el actual esquema de bandas del 1% mensual o si ajusta la política para evitar atrasos en un año donde la oferta de dólares del agro será abundante. La entidad también enfrenta el desafío de recomponer reservas tras incumplir la meta con el FMI, lo que exige decisiones rápidas sobre cómo intervenir y con qué intensidad.

El comportamiento del dólar también estará condicionado al avance legislativo del Gobierno. Si las reformas estructurales logran avanzar, los activos argentinos podrían continuar recuperando valor, lo que favorecería un escenario de menor tensión cambiaria. Si las negociaciones se traban, podría retornar la volatilidad.

En síntesis, el dólar ingresa en un período de señales encontradas. La oferta de divisas crece, el riesgo país baja y el financiamiento externo vuelve a fluir. Pero el régimen cambiario, los precios relativos pendientes y la estrategia monetaria del Banco Central marcarán el rumbo definitivo.

Lo que hoy parece calma podría convertirse en el punto de partida de un reacomodamiento mayor si el Gobierno no define pronto cuál será la hoja de ruta para administrar el tipo de cambio en 2026.

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