• 14/12/2025
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Dólar en la cornisa: el plan oculto de Caputo para juntar reservas sin soltar las bandas

El alivio en los mercados abrió una ventana para acumular dólares, pero la escasez de reservas y la liquidez justa dejan al tipo de cambio bajo presión
27/11/2025 - 15:15hs
Dólar en la cornisa: el plan oculto de Caputo para juntar reservas sin soltar las bandas

El dólar oficial opera este jueves 27 de noviembre a $1.475, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negocia a $1453,50. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1.525 (0%), y el MEP se ubica a $1.482 (+0%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia, a $1.440.

La noche electoral dejó algo más que discursos y fotos: dejó precios de activos en alza, riesgo país a la baja y un mercado dispuesto a darle una nueva oportunidad al plan económico. El dólar, que venía siendo el termómetro más sensible de la incertidumbre, encontró algo de calma dentro del esquema de bandas, mientras los operadores empezaron a mirar con lupa el balance del Banco Central y la caja del Tesoro.

En este clima más favorable, el tipo de cambio se mueve entre un piso cercano a los $1.400 y un techo en torno a los $1.500, un corredor que ordena expectativas pero que también deja expuesta la fragilidad estructural del sistema. Las reservas continúan en niveles bajos, la liquidez en pesos permanece ajustada y el margen de maniobra del Gobierno es mucho más acotado de lo que sugiere la tranquilidad actual de los mercados. La pregunta que se repite en bancos, mesas de dinero y empresas es evidente: ¿cuánto puede durar esta calma?

Al mismo tiempo, el Gobierno enfrenta un dilema de manual: usar los pocos dólares disponibles para pagar deuda al contado o intentar recomponer reservas sin alterar el régimen cambiario. La elección mejoró el clima político y la gobernabilidad, pero no cambió de inmediato la foto dura de las cuentas externas. Para que el esquema funcione, será necesario conseguir financiamiento y ganar tiempo.

Reservas al límite y una economía con pocos pesos

Desde 1816 señalaron que el punto de partida es una economía que continúa poco monetizada. La consultora remarcó que la circulación de pesos sigue por debajo de los niveles previos a la era AF y muy lejos de los parámetros regionales, lo que condiciona tanto la estabilidad del dólar como la capacidad del sistema financiero para absorber shocks.

Para sus expertos, el crédito bancario al sector privado —sumando pesos y dólares— pasó del 5,2% del PBI a fines de 2023 al 12% del PBI actualmente. Aunque muestra una mejora clara, todavía está muy por debajo de los máximos de la década del 90, cuando representaba alrededor del 24% del producto. Esa diferencia, sostienen, muestra un potencial enorme para expandir crédito, pero la falta de liquidez se convierte en un límite estructural.

La comparación con países vecinos refuerza esa visión. Los analistas recordaron que Chile y Brasil presentan niveles de crédito equivalentes al 103% y 76% del PBI, respectivamente, muy por encima de la realidad local. Argentina combina un frente fiscal ordenado con una posición cambiaria frágil y un sistema financiero pequeño, lo que deja al tipo de cambio expuesto ante cualquier movimiento brusco del mercado.

En este marco, 1816 sostuvo que remonetizar la economía es fundamental para una estabilidad cambiaria duradera. Más pesos no significan automáticamente más presión sobre el dólar, siempre que provengan de compras genuinas de reservas y no de emisión para financiar al Tesoro. La diferencia es clave para entender qué puede pasar con el tipo de cambio en los próximos meses.

Base monetaria: el equilibrio que vuelve a tensarse

Los especialistas de 1816 explicaron que entre mediados de 2024 y abril de 2025 el Gobierno mantuvo estable la Base Monetaria Amplia en torno a $47,7 billones, mientras la base simple se acercaba gradualmente a ese techo. Tras la unificación cambiaria, el Banco Central giró $12 billones de utilidades al Tesoro, lo que llevó la base ampliada a casi $58 billones y abrió un nuevo margen para remonetizar. Sin embargo, ese espacio se achicó en los últimos meses. La base ampliada volvió a caer hasta $48,5 billones, y 1816 identificó tres razones principales:

• Compras de pesos vinculadas a operaciones con Estados Unidos, que actuaron como ventas de dólares del BCRA.

• Ventas de divisas del Banco Central al mercado y al Tesoro, reduciendo los depósitos oficiales.

• Ganancias del BCRA en el mercado de futuros, que destruyen pesos al acreditarse.

El resultado es un escenario de liquidez ajustada, similar al de etapas previas. Con pocos depósitos del Gobierno en el BCRA y menor stock de pasivos remunerados, el margen operativo se vuelve cada vez más estrecho. Esto reduce la capacidad del Central de sostener el tipo de cambio sin acceder a nuevas fuentes de financiamiento.

Por esto, 1816 considera que la forma más efectiva de recomponer liquidez es mediante compras no esterilizadas de reservas: emitir pesos para adquirir dólares y permitir que esos pesos queden circulando. Esa estrategia fortalecería simultáneamente el balance del Banco Central y el colchón monetario que hoy sostiene la estabilidad del dólar dentro de las bandas.

Riesgo país, financiamiento y el nuevo tablero político

Desde Eco Go destacaron que la reacción de los mercados tras la elección del 26 de octubre fue decisiva para estirar el horizonte económico. La caída del riesgo país a la zona de 650 puntos básicos mejoró la percepción sobre la deuda argentina y elevó las probabilidades de que el Tesoro deje de pagar al contado los vencimientos en dólares, liberando recursos clave.

Según la consultora, esto también abre la posibilidad de extender los vencimientos de la deuda en pesos, permitiendo que el señoreaje se destine a la acumulación de reservas en lugar de canalizarse al pago inmediato de obligaciones. Esa recomposición es vital para ampliar el margen de intervención del Banco Central en el mercado cambiario.

Eco Go también subrayó el impacto del nuevo Congreso, que mejora la probabilidad de avanzar con reformas estructurales necesarias para sostener la productividad y reforzar la consolidación fiscal. Ese componente de gobernabilidad es clave para que los inversores confíen en la continuidad del programa económico y para que el financiamiento vuelva de manera más estable.

De acuerdo con su análisis, el futuro del dólar estará atado a esta dinámica: si llega financiamiento externo, el esquema de bandas podrá sostenerse sin sobresaltos. Pero si el acceso al crédito se complica, el mercado volverá a presionar sobre el techo del corredor cambiario, forzando una eventual recalibración.

Emisiones, cosecha y un dólar atrapado entre $1.400 y $1.500

De regreso al análisis de 1816, las emisiones offshore de empresas y provincias aparecen como una pieza clave del plan oficial para sumar reservas sin alterar el régimen cambiario. Estos flujos permiten que el Tesoro compre dólares en el mercado sin desestabilizar la banda y sin recurrir a reservas escasas.

A esta vía financiera se suma la expectativa agrícola. Una muy buena cosecha de trigo mejora la perspectiva de ingreso de divisas comerciales y refuerza el margen para que el Banco Central actúe dentro de las bandas sin que el tipo de cambio escale rápidamente.

Además, diciembre tiene un patrón histórico que juega a favor: la demanda de dinero aumenta de forma significativa, lo que ayuda a absorber pesos adicionales sin trasladarlos al dólar de inmediato. Esa combinación —emisiones, cosecha y estacionalidad monetaria— podría fortalecer la posición del BCRA si logra complementarse con crédito externo.

Sin embargo, 1816 advierte que, aun con un desempeño fiscal sólido, Argentina sigue mal posicionada por el lado de las reservas. Los inversores de largo plazo necesitan señales claras de acumulación sostenida en el Banco Central para comprometer capital. Sin esa hoja de ruta, el dólar seguirá moviéndose con cautela dentro de la franja actual.

Conclusión: un dólar condicionado por la liquidez y el crédito

Para 1816, el panorama es claro: sin una remonetización profunda y sin acumulación sostenida de reservas, el dólar seguirá transitando un equilibrio frágil. La economía tiene pocos pesos, el crédito es bajo y la foto de reservas sigue siendo insuficiente para blindar el esquema cambiario.

Desde Eco Go, la mirada se concentra en otro punto clave: el financiamiento externo. La caída del riesgo país y la mejora en la gobernabilidad incrementan las chances de conseguir crédito, pero ese proceso todavía no está garantizado. Sin esa entrada de fondos, advierten, el Banco Central tendrá dificultades para sostener el tipo de cambio dentro de las bandas.

Ambas consultoras coinciden en que el futuro del dólar dependerá de que el Gobierno logre comprar reservas en el centro de la banda y de que pueda demostrar que el programa económico tiene respaldo político y financiero suficiente. Si las compras se consolidan y el financiamiento llega, la calma podría prolongarse.

Pero si esas piezas no encajan, el mercado volverá a testear el techo del corredor cambiario. Con reservas bajas, liquidez escasa y un dólar atrapado entre $1.400 y $1.500, cualquier tropiezo podría reactivar la tensión. Por ahora, el Gobierno apuesta a que la ventana siga abierta. El mercado, mientras tanto, observa cada movimiento con precisión quirúrgica.

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