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¿El fin de Netflix? La acción se desplomó un 90% y Wall Street tiene una explicación urgente

El gigante del streaming asustó a todos con una caída nominal histórica. No es una crisis, es una estrategia denominada por expertos como "split".
01/12/2025 - 10:50hs
¿El fin de Netflix? La acción se desplomó un 90% y Wall Street tiene una explicación urgente

Imagina despertarte, abrir tu aplicación de inversiones y ver una línea roja vertical que indica que una de las empresas más grandes del mundo perdió casi el 90% de su valor en un abrir y cerrar de ojos. Eso es exactamente lo que sintieron miles de inversores desprevenidos al ver la cotización de Netflix (NFLX) en este 2025. Los foros se llenaron de pánico y las preguntas inundaron las redes sociales: ¿Quebró la compañía? ¿Se fueron todos los suscriptores? ¿Hay un nuevo competidor secreto?

La cifra asusta a cualquiera: una caída del 87,9% en dólares suena a catástrofe terminal, similar a lo que ocurre con empresas que van directo a la bancarrota. Sin embargo, si mirás los fundamentos de la empresa, todo sigue igual o mejor que antes: las series siguen estrenándose, los suscriptores pagan su cuota y el negocio fluye. No hubo un escándalo financiero, ni una fuga masiva de clientes, ni una regulación gubernamental que destruyera su modelo de negocio de la noche a la mañana.

Lo que ocurrió es un fenómeno técnico conocido en la jerga financiera como "Split" o desdoblamiento de acciones. Es una maniobra corporativa totalmente legal y planificada que altera el precio visual de la acción, pero no el valor real de la empresa en su conjunto. Es un truco de ilusionismo contable diseñado para engañar a tu cerebro, pero que, paradójicamente, suele ser una excelente noticia para el mercado y para los pequeños ahorristas que antes veían la acción como inalcanzable.

Por eso, antes de que vendas todo desesperado asumiendo pérdidas que no son reales, tu dinero sigue ahí, solo que ahora está repartido en más "papelitos". Pero qué fue lo que pasó, por qué los grandes bancos de inversión de Wall Street ven esto con buenos ojos y, lo más importante, cómo podés aprovechar este movimiento desde Argentina para dolarizar tu portfolio sin necesitar una fortuna.

La teoría de la pizza: ¿Qué es un Split?

Para entender el "derrumbe" del 87,9%, la analogía más didáctica y utilizada por los expertos es la de la pizza. Imaginá que tenés una pizza grande que vale 100 dólares y está cortada en solo 4 porciones gigantes; cada porción cuesta 25 dólares. Si la pizzería decide cortar esa misma pizza en 8 porciones más chicas, el precio de cada porción bajará a 12,50 dólares. ¿Perdiste pizza? No. ¿La pizza es más barata? No. Simplemente, tenés más porciones de menor valor individual, pero el total sigue sumando 100 dólares.

Netflix aplicó exactamente esta lógica con sus acciones mediante un ratio agresivo, probablemente de 10 a 1 (10-for-1). Esto significa que si una acción costaba, por ejemplo, 1.000 dólares, ahora esa misma acción se dividió en 10 partes de 100 dólares cada una. El mercado ajusta el precio automáticamente para que la capitalización bursátil (el valor total de la empresa) se mantenga idéntica. Por eso ves que el precio "cayó" un 90% en el gráfico, aunque en tu cuenta comitente ahora tenés diez veces más acciones que antes.

Este movimiento es puramente ornamental en términos de valor fundamental. Si tenías una acción de Netflix antes del corte, ahora tenés diez. Si sumás el valor de esas diez nuevas acciones, te va a dar exactamente el mismo monto en dólares que tenías (sujeto a las variaciones normales del mercado del día, claro). El "87,9%" de caída que muestra la pantalla es la diferencia entre el precio de la acción vieja (la porción gigante) y la nueva (la porción normal), pero no refleja una pérdida de patrimonio para el inversor que ya estaba dentro.

Sin embargo, para los algoritmos y los gráficos históricos que no se ajustan automáticamente, esto parece un precipicio. Es vital entender que no se quemó dinero; se redistribuyó. La empresa tiene los mismos edificios, las mismas películas y los mismos ingresos. Lo único que cambió es el "ticket de entrada" para ser socio de la compañía, que ahora es mucho más bajo y accesible para el público minorista que no podía desembolsar miles de dólares por un solo papel.

Psicología de mercado: ¿Por qué lo hicieron?

La pregunta del millón es: si el valor es el mismo, ¿para qué molestarse en hacer todo este trámite administrativo? La respuesta es puramente psicológica y de liquidez. Cuando una acción supera la barrera de los 700 o 1.000 dólares, se vuelve "pesada" para el pequeño inversor. Un ahorrista que recién empieza quizás tiene 500 dólares para invertir; si la acción de Netflix cuesta 1.000, literalmente no puede comprar ni una. Al bajar el precio a la zona de los 100 dólares, Netflix le abre la puerta a millones de inversores minoristas.

Además, existe un efecto mental poderoso: ver una acción a 100 dólares se siente "barato", mientras que verla a 1.000 se siente "caro", aunque los ratios de valuación sean idénticos. Las empresas tecnológicas saben que, al hacer un split, suelen generar una ola de compras de inversores retail que se entusiasman con el nuevo precio accesible. Es una forma de inyectar volumen y liquidez al mercado, haciendo que sea más fácil comprar y vender los papeles en cualquier momento.

Otro motivo estratégico suele ser la inclusión en índices prestigiosos. El Dow Jones Industrial Average, por ejemplo, es un índice que se pondera por precio, no por capitalización de mercado. Una acción de 1.000 dólares distorsionaría demasiado el índice y difícilmente sería admitida. Al "normalizar" su precio, Netflix se vuelve una candidata mucho más potable para formar parte de estos clubes selectos de empresas blue chip en el futuro, lo que traería flujos de fondos automáticos de ETFs gigantescos.

Finalmente, también es una herramienta para la compensación de empleados. Netflix, como muchas tecnológicas, paga parte de sus sueldos en acciones (stock options). Es mucho más flexible y preciso otorgar bonos cuando la unidad de medida es de 100 dólares que cuando es de 1.000. Esto permite afinar los paquetes de compensación y retener talento, algo crucial en la guerra del streaming donde la creatividad y la ingeniería lo son todo.

La visión de los "Lobos de Wall Street"

Los grandes bancos de inversión no se asustan con estos movimientos; de hecho, suelen aplaudirlos. Analistas de Morgan Stanley, por ejemplo, han mantenido históricamente una visión constructiva sobre la compañía, enfocándose en su capacidad de resiliencia y su poder de fijación de precios. Para ellos, el split es un "no-evento" en los números, pero un catalizador positivo para el sentimiento del mercado. Suelen reiterar calificaciones de "Overweight" (sobreponderar) cuando ven que la empresa líder se vuelve más líquida.

Por otro lado, gigantes como JP Morgan y Bank of America suelen ajustar sus "Price Targets" (precios objetivos) inmediatamente después del anuncio. Si antes pronosticaban que la acción llegaría a 1.200 dólares, tras el split ajustan ese objetivo a 120 dólares. Es importante leer los informes actualizados: si ves un reporte viejo con un precio objetivo de mil y la acción está a cien, podés creer erróneamente que se va a multiplicar por diez. Los bancos actualizan estas metas para reflejar la nueva cantidad de acciones en circulación.

La mirada de estos expertos en 2025 se centra menos en el precio nominal y más en la "guerra del streaming". Valoran que Netflix ya es rentable y genera flujo de caja libre, a diferencia de muchos competidores que siguen quemando dinero. El split, para la banca de inversión, es una señal de confianza de la directiva: una empresa que cree que su acción va a seguir subiendo se siente cómoda dividiéndola. Si pensaran que se va a desplomar sola, no necesitarían ayudarla bajando el precio artificialmente.

En resumen, el consenso de Wall Street es que la salud de Netflix depende de sus suscriptores, su incursión en los videojuegos y la publicidad, no de si la acción vale 100 o 1.000. Sin embargo, reconocen que la historia muestra que las acciones que hacen splits suelen tener un rendimiento superior al mercado en los meses siguientes, impulsadas por la euforia de los inversores minoristas y la mayor atención mediática que reciben estos eventos.

Cómo invertir desde Argentina: la magia de los CEDEARs

Si estás en Argentina y querés aprovechar este "nuevo precio" de Netflix, la herramienta clave son los CEDEARs (Certificados de Depósito Argentinos). Estos instrumentos te permiten comprar acciones de empresas extranjeras en pesos, cotizando en la bolsa local, pero atados a la variación del dólar Contado con Liquidación (CCL). Es una forma excelente de dolarizar ahorros sin comprar billetes físicos y, a la vez, apostar al crecimiento de una empresa tecnológica líder.

Lo más importante a tener en cuenta ahora es el "ratio de conversión". Siempre tienen una equivalencia; por ejemplo, antes se necesitaban 16, 48 o 72 CEDEARs para formar una acción original de Estados Unidos. Cuando ocurre un split en EE.UU., el banco custodio (Comafi) suele ajustar los ratios locales o emitir nuevos a los tenedores para que el precio en pesos no sufra distorsiones violentas y se mantenga la paridad con la nueva realidad de la acción subyacente.

Para invertir, solo necesitás una cuenta en una Sociedad de Bolsa (ALyC), que se abre 100% online y gratis en la mayoría de los casos. Buscás el ticker NFLX y podés comprar en pesos. Gracias al split en origen y los ratios de los CEDEARs, podés entrar con montos muy bajos, a veces desde un par de miles de pesos. Esto democratiza el acceso: ya no necesitás tener miles de dólares ahorrados para ser socio de la empresa que produce "Stranger Things".

Recordá siempre que al comprar un CEDEAR corrés dos riesgos: el riesgo propio de la acción (si a Netflix le va mal, el CEDEAR baja) y el riesgo del tipo de cambio (si el dólar CCL baja, tu CEDEAR en pesos baja, aunque la acción en EE.UU. suba). Sin embargo, en una economía con inflación y brecha cambiaria como la argentina, históricamente han servido como cobertura. El split de Netflix es una oportunidad para revisar tu cartera, entender que "barato" nominalmente no significa "mala calidad" y, quizás, sumar algo de tecnología a tu portafolio.

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