La OCDE redujo su proyección de crecimiento para Argentina en 2026 y elevó la estimación de inflación
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ajustó a la baja sus previsiones para la economía argentina. En su informe de Perspectivas Económicas de diciembre, el organismo recortó la estimación de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2026 del 4,3% al 3%, mientras que mantuvo un rebote del 4,2% para 2025, luego de la contracción de 2024.
Según el análisis, el crecimiento esperado para los próximos años estará impulsado por la inversión, las exportaciones y el dinamismo de los sectores energético y minero, en un contexto de regulaciones menos exigentes y mayor atractivo para las empresas. Sin embargo, la OCDE alertó sobre la debilidad de la demanda interna, las presiones cambiarias y la necesidad de avanzar en reformas estructurales y acumulación de reservas.
Proyecciones para Argentina
El organismo, con sede en París, prevé que Argentina cierre 2025 con una recuperación del PIB del 4,2%, tras la caída del 1,9% registrada en 2024, y que en 2026 la economía avance un 3%. Estas previsiones representan un ajuste respecto de las publicadas en septiembre, cuando la OCDE proyectaba una expansión del 4,5% en 2025 y del 4,3% en 2026.
Para 2027, en tanto, estima una suba del PIB del 3,9%.
El informe señala que luego de tres trimestres de crecimiento considerado "sólido", el PIB real del segundo trimestre de 2025 registró una leve baja del 0,1% respecto del trimestre previo, afectado por una contracción del 0,7% en la demanda interna.
Inflación y cuentas externas
La inflación argentina continúa en proceso de desaceleración, aunque las nuevas previsiones muestran una corrección al alza. La OCDE estima que los precios al consumidor aumentarán 41,7% en 2025 —tras el 219,9% de 2024— y avanzarán 17,6% en 2026. En septiembre, el organismo proyectaba alzas de 39,8% y 16,5%, respectivamente.
En materia externa, la OCDE prevé para este año un déficit de cuenta corriente equivalente al 1,7% del PIB, que contrasta con el superávit del 0,8% registrado en 2024. Para 2026, anticipa un saldo negativo del 1% del PIB.
El reporte remarca que la moderación del gasto público y la mejora de la recaudación, sostenidas por la recuperación económica, contribuyeron a fortalecer las cuentas fiscales. No obstante, advierte que serán necesarias nuevas reformas para preservar la prudencia fiscal y, al mismo tiempo, estimular el crecimiento potencial.
Respecto de la política monetaria, la OCDE señala que deberá priorizarse la continuidad de la desinflación y la recomposición de reservas internacionales como condición esencial para reducir vulnerabilidades y consolidar la estabilidad.
Panorama global de la OCDE
El informe también analiza la situación internacional y destaca que, aunque la economía mundial ha mostrado resiliencia, persisten fragilidades. La OCDE prevé que el crecimiento global disminuya del 3,2% previsto para 2025 al 2,9% en 2026, con un repunte al 3,1% en 2027.
Estados Unidos, Europa y China
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Estados Unidos: el PIB se desaceleraría del 2,0% en 2025 al 1,7% en 2026, para luego subir al 1,9% en 2027.
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Zona euro: se proyecta un crecimiento del 1,3% en 2025, 1,2% en 2026 y 1,4% en 2027.
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China: la expansión económica bajaría del 5,0% en 2025 al 4,4% en 2026, y al 4,3% en 2027.
En cuanto a los precios, la inflación general de los países del G20 se moderaría hasta 2,9% en 2026 y 2,5% en 2027, luego del 3,4% registrado este año. Para mediados de 2027, la inflación volvería a ubicarse cerca de los objetivos en la mayoría de las principales economías.
Advertencias del organismo
El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, llamó a los países a reforzar el diálogo para reducir tensiones comerciales y la incertidumbre sobre las políticas públicas. También subrayó la importancia de mantener disciplina fiscal, dada la presión del endeudamiento, el gasto en defensa y el envejecimiento poblacional.
Cormann sostuvo que avanzar en reformas estructurales destinadas a simplificar regulaciones, reducir burocracia y disminuir barreras en los sectores de servicios será clave para mejorar la competencia, la innovación y el dinamismo productivo.
El documento señala que la mejora de las condiciones financieras, el impulso tecnológico y mayores inversiones —incluidas aquellas vinculadas a la adopción de inteligencia artificial— ayudaron a sostener la demanda global. Aun así, persisten señales de enfriamiento:
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El impacto de los aranceles comienza a verse en decisiones de gasto, costos empresariales y precios al consumidor, especialmente en Estados Unidos.
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El crecimiento del comercio mundial se moderó en el segundo trimestre.
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Se detecta una menor demanda laboral, visible en la caída de las ofertas de empleo hacia niveles anteriores a la pandemia de 2019.