El bono en pesos que se convirtió en la gran apuesta del mercado frente al nuevo esquema para el dólar
El cambio en el régimen cambiario volvió a mover piezas clave dentro del mercado financiero local. Con la decisión del Banco Central de modificar el funcionamiento de las bandas de flotación del dólar, el escenario en pesos dejó de ser un terreno exclusivamente defensivo y empezó a mostrar oportunidades concretas.
En ese nuevo mapa, una sociedad de bolsa volvió a poner el foco en un instrumento que hasta hace pocas semanas había quedado relegado y que ahora reaparece como el bono estrella para posicionarse en moneda local.
Según el informe de Balanz Research, el punto de inflexión estuvo en dos definiciones concretas. Por un lado, la decisión de que los límites de la banda se ajusten mensualmente en función de la inflación. Por otro, el compromiso explícito del BCRA de volver a comprar reservas, algo que marca un quiebre respecto del enfoque anterior, centrado casi exclusivamente en la desinflación.
Este combo, aunque todavía en etapa de implementación, mejora la previsibilidad del tipo de cambio y reduce el riesgo de un salto discreto brusco.
Ese cambio de régimen tuvo un impacto inmediato en los precios de mercado. Tras los anuncios, se observó un sell-off inicial tanto en el contado con liquidación como en los instrumentos en pesos. El CCL se debilitó hacia la zona de $1.550, mientras que las tasas locales ajustaron al alza, especialmente en el tramo largo de la curva.
Para Balanz, lejos de ser una señal de alerta, ese movimiento abrió una oportunidad de entrada.
El bono elegido para jugar el nuevo escenario
Dentro de ese marco, la recomendación concreta se concentra en el TY30P, un bono a tasa fija en pesos con vencimiento largo (30 de mayo de 2030) y opción put. La elección no es casual. Según el análisis, el tramo largo de la curva es el que mejor captura el beneficio de una eventual compresión de tasas, en un contexto donde el nuevo esquema cambiario debería contribuir a reducir la prima de riesgo.
Balanz estima que, bajo sus supuestos actuales, el TY30P podría ofrecer retornos del orden del 8% en dólares hacia fines de abril de 2026, medidos contra el CCL. Ese cálculo surge de una combinación de factores. Por un lado, una baja esperada en el rendimiento del bono, desde niveles cercanos al 26% hacia la zona del 23,8%. Por otro, una proyección de tipo de cambio que ubica al CCL alrededor de $1.644 para ese horizonte, todavía operando dentro de la banda y sin escenarios disruptivos.
El atractivo del instrumento también se explica por su precio de entrada, que quedó castigado tras la reacción inicial del mercado. Con valores en torno a 110,9 y un precio proyectado cercano a 126,5 para abril, el potencial de recuperación resulta significativo incluso en escenarios conservadores.
El breakeven del tipo de cambio, además, se ubica por encima de $1.750, lo que deja un margen relevante frente a movimientos moderados del dólar financiero.
Por qué no CER y sí tasa fija
Un punto clave del informe es la comparación con otras alternativas en pesos. Si bien los bonos ajustados por CER -inflación- siguen siendo una referencia habitual en contextos de inflación elevada, Balanz advierte que, en el tramo largo, la inflación implícita ronda el 1,8% mensual, un nivel que consideran exigente. En otras palabras, para que esos instrumentos resulten claramente superiores, la inflación debería sorprender al alza de manera persistente, algo que hoy no forma parte del escenario base.
En cambio, los bonos a tasa fija permiten capturar una baja de rendimientos si el mercado empieza a internalizar que el nuevo esquema cambiario reduce riesgos extremos. En ese contexto, la duración juega a favor y amplifica el retorno potencial.
El TY30P, en particular, combina esa exposición con una estructura que limita parte del riesgo, lo que lo vuelve atractivo para estrategias tácticas.
El rol del calendario y el ingreso de dólares
El horizonte temporal que propone Balanz no es arbitrario, ya que abril aparece como un mes clave porque coincide con el inicio del ingreso estacional de dólares del agro, un factor que históricamente tiende a aliviar tensiones cambiarias.
Si el bono logra rendimientos interesantes hasta ese punto, el análisis sugiere que el atractivo podría extenderse incluso más allá, siempre que el régimen se mantenga consistente.
Además, el informe señala que el BCRA tendría margen para comprar entre u$s8.000 y u$s10.000 millones en reservas durante 2026, un dato que refuerza la idea de mayor estabilidad cambiaria. Si ese proceso se consolida, el tipo de cambio oficial podría moverse relativamente estable dentro de la banda, con el CCL operando apenas un 5% por encima, lejos de escenarios de estrés.
Riesgos que siguen en juego
Pese al tono constructivo, el informe no ignora los riesgos y Balanz aclara que el escenario de estabilidad cambiaria implicaría, de hecho, una apreciación del tipo de cambio real, algo que siempre genera debate en la economía argentina.
Además, la convergencia del riesgo soberano todavía no está completa, lo que limita la velocidad a la que podrían comprimirse las tasas.
También juega un rol clave la credibilidad política. El nuevo esquema necesita consistencia en el tiempo para consolidarse. Cualquier señal de marcha atrás, ruido fiscal o cambio abrupto en la estrategia del BCRA podría afectar rápidamente el apetito por instrumentos en pesos.
Por todo esto, la recomendación sobre el TY30P no se presenta como una apuesta estructural de largo plazo, sino como una estrategia táctica bien definida. El nuevo esquema de bandas cambió el balance de riesgos, mejoró la previsibilidad y generó un punto de entrada atractivo tras el ajuste inicial de precios.
En ese contexto, el bono elegido por Balanz aparece como el vehículo más eficiente para capturar ese cambio de humor del mercado.
Y es que, con reglas algo más claras, compromiso explícito de acumulación de reservas y un dólar que, por ahora, se mueve dentro de zonas previsibles, el mercado vuelve a mirar los pesos con menos desconfianza. Y en esa transición, el TY30P se posiciona como el instrumento que mejor encaja en esa nueva etapa.