Factoring: buscan evitar vací­os legales que frenan la actividad

"Entre el banco y la cueva": así­ definen sus mismos operadores el lugar que ocupa el factoring en el mercado del financiamiento a empresas. Es una actividad que no opera en la informalidad, pero que tampoco está enmarcada en un cuerpo legal especí­fico, ni rigen para con ella las exigencias que sí­ se aplican, por ejemplo, a los créditos bancarios.

En la Argentina, el sector todaví­a es pequeño y se encuentra en pleno proceso de recuperación de los efectos de la crisis, pero por eso mismo tiene por delante un importante potencial de crecimiento. El monto operado en el 2006 es equivalente al 0,2% del PBI, contra porcentajes máximos del orden del 0,6% en el año 2000. Comparativamente, en paí­ses como Chile, el factoring representa volúmenes del 12% del PBI. Mismo hay una diferencia importante con Brasil, donde el desarrollo del instrumento es muy bajo: 2,5% del PBI.

Visto desde otra perspectiva: al factoring le corresponde el 5% del financiamiento no bancario al sector privado, segmento que encabezan fideicomisos y obligaciones negociables.

Ahora bien, ¿en qué consiste el factoring?

Un ABC
Básicamente, en que un comerciante o fabricante cede a un factor (banco, o empresa financiera), sus derechos sobre créditos a cambio de que este factor se los abone anticipadamente, deduciendo, claro, una comisión. En los hechos, supone dar dos servicios: administración de cobros y financiación.

Cuando el factor asume el riesgo de insolvencia del deudor, el factoring se denomina "sin recurso". En cambio, en el contrato "con recurso", el cliente asume el riesgo de cualquier impago del deudor. Es claro que el cliente responde de la falta de validez o exigibilidad de los créditos.

Los costos no son fijos, y se componen de interés y comisión El tipo de interés aplicado se sitúa en función de los precios de mercado para el descuento de documentos, más un margen comercial. En función de los servicios obtenidos, las comisiones se sitúan en una banda que suele oscilar entre el 0,50% y el 2,50% sobre el importe total de las facturas.

"En principio, el factoring puede aparecer caro a muchas empresas, en comparación a los servicios de los bancos; no obstante, además de considerar las ventajas frente al descuento comercial, u otra alternativa financiera, es posible que estas compañí­as se sorprendan si comparan el costo del factoring con el costo de los bancos, considerando las compensaciones y las retenciones que se ven obligados a efectuar estos últimos. También hay que destacar que el factoring permitirá a la empresa reducir su estructura, con el ahorro de costos que implica", indica un informe.

Más y menos
Los analistas destacan ventajas y desventajas del factoring. Entre las ventajas, señalan:

• Ahorro de tiempo, ahorro de gastos, y precisión de la obtención de informes.
• Permite la máxima movilización de la cartera de deudores y garantiza el cobro de todos ellos.
• Simplifica la contabilidad, ya que mediante el contrato de factoring el usuario pasa a tener un solo cliente, que paga al contado.
• Saneamiento de la cartera de clientes.
• Permite recibir anticipos de los créditos cedidos.
• Reduce el endeudamiento de la empresa contratante. Compra en firme.
• Compra de contado obteniendo descuentos.
• Para el personal directivo, ahorro de tiempo empleado en supervisar y dirigir la organización de una contabilidad de ventas.
• Puede ser utilizado como una fuente de financiación y obtención de recursos circulantes.
• Proporciona protección en procesos inflacionarios al contar con el dinero de manera anticipada, con los que no pierde poder adquisitivo.
• En caso del Factoring Internacional, se incrementan las exportaciones al ofrecer una forma de pago más competitiva.
• Como normalmente el factor acepta todos los riesgos de créditos debe cubrir los costos de cobranza.
• Asegura un patrón conocido de flujos de caja. La empresa sabe que recibe el importe de las cuentas menos la comisión de factorización en una fecha determinada.

Entre las desventajas, el mercado identifica las siguientes:

• Los clientes pueden percibir vulnerabilidad financiera en la empresa que cede sus facturas.
• Costo elevado. Concretamente, el tipo de interés aplicado es mayor que el descuento comercial convencional.
• El factor puede no aceptar algunos de los documentos de su cliente.
• Quedan excluidas las operaciones a más de 180 dí­as.
• El factor queda sujeto al criterio del factor para evaluar el riesgo de los distintos compradores.
• El factor pierde poder de negociación.
• El factor sólo comprará las Cuentas por Cobrar que quiera, por lo que la selección dependerá de la calidad de las mismas, es decir, de su plazo, monto y posibilidad de recuperación.
  

El debate
Especialistas locales se reunieron dí­as atrás para debatir un trabajo preeliminar elaborado por el Centro para la Estabilidad Financiera (CEF). En el mismo se proponen algunas lí­neas de acción para alentar el desarrollo del mercado.

Primero señalaron que, según los datos que se manejan, el 80% de las Pyme argentinas no demanda créditos a los bancos, mientras que, del 20% que sí­ lo hace, al 84% le es otorgado el préstamo y al 16% restante, no.

Después se remarcó que al no existir una ley de factoring, y al descansar la operatoria en la cesión de créditos tipificada en el código civil, existen vací­os legales que no permiten extender la amplitud del servicio.

Como no existen barreras de acceso, cualquier compañí­a puede brindar el servicio de factoring.

La informalidad de la economí­a, la necesidad de contar con la notificación de un escribano para cada cesión que se haga (generando sobrecostos), y el cargo del impuesto al cheque, fueron mencionados como los principales obstáculos a superar. También el hecho de que algunos grandes supermercados no aceptan pagar facturas cedidas.

En el momento más intenso del debate, se señaló la importancia de la implementación efectiva de un instrumento como la factura de crédito para que el factoring despegue. E incluso se criticó a los bancos, que tienen departamentos de factoring, y a través de ellos atienden a las compañí­as (pymes en su mayorí­a), a las que por falta de calificación no pueden atender por otras ventanillas.

Las recomendaciones principales del CEF fueron tres: elaborar y establecer un marco regulatorio especí­fico (hay proyectos de ley que no convencen al sector); crear una asociación o cámara que agrupe a las compañí­as del ramo y desarrollar una base de datos de deudores.