"Si durante 2008 crecemos al 8%, la inflación rondará el 28%"
En su presentación en el Eco.Fin 07 Forum, organizado por Foco, el economista Miguel Kiguel se refirió a diferentes cuestiones de la actualidad y trazó su opinión sobre el futuro de la economía argentina. A continuación todo lo que dijo el especialista sobre los principales problemas que hoy afectan al mundo y, en especial, a nuestro país:
Crisis de las subprime
Esta crisis se vino incubando en los Estados Unidos en un mercado muy particular, en el que un inmenso volumen de hipotecas se convirtió en instrumentos con un elevado riesgo implícito.
Se generó por el aumento del riesgo crediticio implícito en las operaciones, e infectó a los créditos menos confiables, pero el crédito menos riesgoso sigue siendo abundante.
Un hecho destacado, según el analista, es que todas las bolsas se recuperaron del impacto inicial, aunque en diferentes proporciones. Por ejemplo, Brasil subió un 22% y Argentina un 9%.
Si bien esta crisis aún no fue totalmente superada, la buena noticia es que el mundo sigue creciendo a una tasa del 5% anual. En este contexto, China sigue creciendo al 10% anual, aunque cae levemente respecto de las estimaciones anteriores.
En este ciclo, el crecimiento pasa por los emergentes, pero son pocos los que crecen mucho, tal es el caso de China, como ya se mencionara e India. América Latina crece al 5%, destacándose Argentina, Venezuela y Perú, lo cual puede llevar a hacer algunas reflexiones sobre los caminos elegidos para crecer.
Pero en general, no se observan mayores tensiones pues los principales países de la región, como México o Brasil, crecen al 3 o 4% anual.
Para que esto ocurra, se interrelacionan un costo financiero, que pese a la crisis, es muy bajo, precios de las materias primas muy altos y políticas fiscales y comerciales que son adecuadas.
Esto permite decir que la próxima crisis no empieza en América Latina, pues está balanceada en su conjunto.
La Argentina en el contexto internacional
La crisis no tenido mayores efectos en los países emergentes y en el caso de nuestro país, la resolución de los actuales problemas no dependerá de la superación de la misma
En tal sentido, la suba de las tasas de interés no tiene nada que ver con la crisis de las subprime.
El riesgo país de nuestro país, medido en términos del Credit Default Swap se duplicó a partir de la crisis, y esto afecta tanto a empresas como al gobierno.
Pero más en el largo plazo, se destaca que en los dos últimos años la suba de las commodities alcanzó porcentajes pocas veces vistos. El trigo subió el 150%, el maíz el 78% y la soja un 70%.
Este recorrido en el corto plazo, es muy importante para lo que se viene, ya que pese a todo, sigue habiendo viento de cola en los mercados internacionales y es muy fuerte.
Este escenario incluye un dólar débil, que ayuda y el crecimiento mundial que se mantiene.
Es decir, que según el análisis del Dr. Kiguel, el próximo gobierno se encuentra con espacio para seguir creciendo, a pesar de los errores, en un contexto positivo para los países agropecuarios como el nuestro.
Como venimos
En los últimos cinco años el crecimiento de la economía argentina ha sido espectacular, con tasas de crecimiento arriba del 8%. Pero ese crecimiento puede divirse en dos partes:
Hasta mediados del 2005, el país se recuperó y creció genuinamente. Pero en los dos últimos años el crecimiento se empezó a dar a costa de generar presiones inflacionarias, por la formación de cuellos de botella y estructurales. En este contexto, surgieron problemas concretos que afectaron las inversiones. Es por ello que el crecimiento a estas tasas tiene algo de insostenible, por lo que si se quiere mantener tasas del 8% anual, esto no es sano.
En tal sentido, la tasa de crecimiento del 2007 se pudo mantener con un gasto público creciendo a niveles poco sostenibles en el tiempo.
Si bien el nivel actual de inversión es alto (22% del PBI), sólo permite un crecimiento de largo plazo del 4 / 5% anual. En caso que se crezca a mayores tasas, no habrá infraestructura para sostenerlo y surgirán mayores presiones inflacionarias.
Hacia dónde vamos
Como la economía crece basada en el consumo y lo hace más rápido de lo que puede, en algún momento no muy lejano, habrá que corregirla.
En tal sentido, si durante el 2008 el país crece un 7%, seguramente habrá más cortes de energía y mayor inflación.
Pero, según el disertante, no debemos esperar una crisis macro a la vieja usanza argentina, esto es, no debemos esperar un default, una corrida bancaria o una megadevaluación y mucho menos una hiperinflación. No hay razón para otro 2001.
Si comparamos el tipo de cambio real con el de diciembre de 2001, su valor sería 1,65 pesos por dólar, en tanto que el multilateral se ubica en $2,4, por lo que es hipercompetitivo. Pero a lo largo del año próximo se estima que el dólar llegaría a los $1,40 en términos reales.
En cuanto al sector público, todo indica que las cuentas van a mejorar a partir de un menor gasto y de un incremento de la recaudación. Respecto a los vencimientos de deuda, aún siguen siendo relativamente bajos y no crearán tensiones.
En conclusión, la economía va a crecer más despacio, y no se debe descartar algún ajuste. Si bien la economía no tiene las vulnerabilidades de otras épocas en áreas clásicas, la cuestión pasará por la inflación y la energía.
En el tema energético no se deben esperar soluciones por el lado de la demanda, esto es subas de tarifas de los servicios, por lo que lo más probable es que se acentúe el racionamiento en la industria. Por el lado de la oferta, no se ven soluciones por los próximos 3 o 4 años. De acuerdo a esto, habrá un impacto en la tasa de crecimiento, que por el lado de la energía podría significar 0,5 puntos del PBI del 2008.
Pero la cuestión más difícil de resolver es la inflacionaria. En primer lugar, porque no hay reconocimiento oficial de que es un problema.
A partir de ello no hay una política antiinflacionaria y la política fiscal sigue siendo expansiva. En este contexto, la cantidad de dinero crece al 30% anual y las tasas de interés siguen subiendo. Hoy la Badlar está en el 14%, valor muy inferior a la inflación real y por lo tanto, va a seguir subiendo.
La inflación se explica por el exceso de la demanda que creció en el tiempo, por la brecha entre la capacidad productiva y la demanda agregada.
Basta con repasar los números. En el 2007 la tasa de crecimiento lógica era del 4,5%, pero se cebó la bomba del consumo y se va a estar en el 8%. Se estima que por cada punto de crecimiento en exceso se generan 3,5 puntos porcentuales de inflación. Ello justifica el paso del 10% del 2006 al 18/ 20% actual.
Con este razonamiento, si durante el 2008, la tasa de crecimiento potencial del PBI es del 4,5% y se quiere crecer otra vez por encima de ese valor, estamos en niveles de inflación del orden del 26% para el próximo año.
Alternativas para frenar la inflación
Según la visión de Mario Kiguel, la aplicación de una política monetaria dura, como la que aplicó Brasil a partir del 2003 puede ser exitosa, pero con un elevado costo. En ese país la tasa de interés subió en forma brutal y fue positiva frente a los precios. Si se hiciera un ejercicio para nuestro país, si la inflación fuera del 18% anual, las tasas pasivas tendrían un piso del 26%. Con ello, el peso se fortalecería y caería a $2,70. Claramente que no es el modelo preferido de los políticos.
Otra alternativa sería impulsar una fuerte desaceleración del gasto público y que actúe como ancla. No debería crecer más del 18% anual. También sería recesivo y por ende, con pocas probabilidades de aplicación.
Entonces, lo que se puede esperar es que todo pase por la política de ingresos, fijando techos para el crecimiento de los precios y salarios, a través de algún tipo de acuerdo social.
Este mecanismo funcionó con éxito en países con instituciones firmes como España y Suecia, entre otros, pero no hay muchos antecedentes positivos en América Latina.
En el mediano plazo, un año y medio, es probable que se produzcan varios episodios como los registrados en julio y agosto de este año. Cabe esperar que se generen ciclos pero no crisis, con una elevada volatilidad financiera.
También puede esperarse un escenario basado en: un menor crecimiento, con tasas de inflación moderadas y un tipo de cambio que continuará apreciándose. Las cuentas fiscales, aunque muestren un deterioro no representan una amenaza y pueden mejorar, la continuidad del superávit externo de cuenta corriente aunque menor.
El principal riesgo en que la economía enfrente una estanflación, y este sería el escenario más complicado, en el que la inflación sería del 27 / 29% y el crecimiento del producto bruto interno de apenas un 2 / 3%. Claramente que se puede vivir con este escenario, pero es más dificil.
Lo mejor ya pasó, una economía sin tensiones y problemas que se arreglaron con subsidios ya pasó. No vienen tiempos dramáticos, pues la situación fiscal es cómoda, el mundo crece fuerte y las tasas externas son bajas, pero no nos olvidemos de seguir prendiendo velas a China.
Ruben Ramallo
rramallo@infobae.com
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