Una recesión en los EEUU evitaría una posterior depresión
En los últimos años han sido pocas las oportunidades en las que mostrarse pesimista acerca de la economía en los EEUU ha dado los frutos esperados. En muchas ocasiones los analistas aumentaron su preocupación a medida que los consumidores incrementaban su gasto y el monto de la deuda.
Ahora, la conjunción de los factores por todos conocidos (subprimes, mercado de viviendas, déficit gemelos, etc.) le dan nuevamente pie a los analistas para que pregonen que los próximos dos cuatrimestres sean particularmente débiles. Incluso, algunos -como Nouriel Roubini, de Roubini Global Economy- están convencidos de que la recesión es inevitable. Sin ir más lejos, el ex titular de la Reserva Federal Alan Greenspan supone que las probabilidades son hoy 50% a favor y otro tanto en contra.

Ante estas evidencias, una recesión en los EEUU aparece cada vez más como una promesa de certero cumplimiento. No obstante, hay una lógica que parece permanecer intacta en el corazón del mercado y es la que considera que el crecimiento es bueno a toda costa y que las recesiones son el infierno en la tierra.
Sin embargo, desde distintos ámbitos se escuchan opiniones en contrario e incluso muchos se preguntan si los bancos centrales no se equivocan al tratar de evitar las recesiones, y plantean la posibilidad de que pueden ser positivas para la economía a largo plazo.
Pero, ¿por qué esta recesión tendría algunos rasgos positivos? En la visión del célebre economista Joseph Schumpeter, incluída en su teoría de la destrucción creativa, sostiene que las recesiones son naturales y necesarias para que el ciclo productivo se renueve.
Las empresas obsoletas quiebran y liberan capital para nuevas empresas y nuevas tecnologías. Algo que los economistas adoran en el nivel micro pero que rechazan de plano en el macro. Sin embargo, una recesión en los Estados Unidos tendría bastantes ventajas:
- Eliminar los excesos de la burbuja inmobiliaria
Sería la parte más dolorosa de esta recesión, porque inevitablemente las recesiones traen desempleo, menores salarios y utilidades, y más adelante quiebras de empresas. Pero muchos analistas suponen que la recesión es inevitable y que su inicio se produjo en el mismo en que Greenspan comenzó a reducir las tasas de interés hasta llegar al 1 por ciento.
- Reacción del dólar
Un giro de la tendencia bajista reviviría la credibilidad de los EEUU. Según Paul Farell, de Marketwatch, "los avisos de China, Francia, Irán, Venezuela y la supermodelo Bundchen, que desprecia el dólar y pide cobrar exclusivamente en euros no han hecho reaccionar a Washington; una recesión lo hará".
- Blanqueo de los balances de los bancos
Permitirá sacar a la luz que la banca de los EEUU está jugando con 300.000 millones de dólares en derivados, que esconde 100.000 millones de activos de crédito fuera de balance, más otros 300.000 ocultos por todo el mundo. Si se amortizara sólo una parte de todo esto, sería una oleada de transparencia y credibilidad.
- Disciplina fiscal
Durante muchos años, los EEUU han vivido por encima de sus posibilidades y una recesión recortaría los ingresos fiscales, lo que obligaría al Gobierno a reducir el gasto.
- Avance hacia la racionalidad
En las tendencias alcistas, los inversores se limitan a seguir la corriente y muchos se creen genios. Pero cuando los mercados caen y mucho, los egos se ven afectados y estimulan estrategias racionales a largo plazo.
- Redefinición del papel de las calificadoras de riesgo
Sus permanentes conflictos de intereses las han puesto más al lado de las empresas, que son las que pagan, que de los inversores. Sería muy saludable que se reordenara el sistema y ganaría en confiabilidad.
- Menor nivel de actividad en China
Una recesión en EEUU provocaría cierta desaceleración en China. Ante tales circunstancias, este país tomaría nota de que EEUU no va a endeudarse eternamente para financiar su crecimiento. Y probablemente reducirá el frenético ritmo de inversión de sus reservas.
- Reconocimiento de la inflación real
La crisis ayudaría a replantear la ilusión de la inflación subyacente y pondría en debate la realidad inflacionaria de ese país.
- Reforma de la seguridad social
El Congreso debería tomar en serio el desastre que se avecina por el envejecimiento de la población. Una recesión ahora evitaría una depresión después.
- Consumo racional
Los consumidores dejarían de vivir por encima de sus posibilidades y cobrarían conciencia de que su deuda es excesiva. Y empezarían a ahorrar.
- Vuelta a la regulación
Los lobbies han sustituido a las leyes, pero la desregulación total no funciona, como demuestra la crisis de crédito, el desarrollo de los hedge funds, la ausencia de impuestos al capital riesgo, el problema de las agencias de rating, las hipotecas subprime, etc.
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