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Fobias: cómo identificarlas y cuál es el tratamiento más adecuado

De acuerdo al tipo de fobia específica, se podrá determinar la terapia que más se adapte mejor a las necesidades del paciente
06/12/2019 - 17:32hs
Fobias: cómo identificarlas y cuál es el tratamiento más adecuado

La fobia se podría definir como un miedo extremo que tiene un fuerte impacto sobre la persona que la padece. Esto significa que no es simplemente un temor que tiene un hombre o una mujer cuando ve algo que lo atemoriza, sino que se trata de un miedo potenciado, que conlleva una serie de efectos en la salud física y mental de la persona.

Una de las principales diferencias entre el miedo y la fobia es el origen. ¿Qué significa esto? Que, en la mayoría de los casos, el miedo está relacionado con una experiencia que fue traumática o negativa para la persona, a partir de la cual se desarrolló. En cambio, la fobia es un miedo persistente por un objeto, una situación, o una idea, por ejemplo, pero no suele tener una justificación en las experiencias de la persona. Al menos no a un nivel consciente, por eso es que en ocasiones se trata con una terapia más profunda y no únicamente con la exposición al elemento que genera la fobia.

Por otro lado, mientras que el miedo es un sentimiento normal en todas las personas -independientemente de qué lo cause-, la fobia constituye un nivel de afectación mayor. Es por eso que, en general, el primero no requiere tratamiento y la segunda sí. Además, la persona que tiene miedo mantiene el control sobre sí mismo, sobre sus reacciones y emociones. Por el contrario, quien padece fobia responde de manera completamente irracional y desmedida al elemento que causa esa fobia, puesto que no puede manejar racionalmente la situación. ¿Cómo tratar una fobia?

El tratamiento es diferente en cada caso, dado que la sintomatología varía de paciente a paciente, así como el desencadenante del trastorno. Sin embargo, el denominador común es la entrevista exhaustiva que debe hacer un profesional de la psicología al paciente que padece la fobia. De ese modo será posible identificar qué causa ese miedo extremo, por qué, y cuál es la mejor forma de tratar esa situación.

En función de esta entrevista el especialista podrá determinar cuál es el tratamiento que mejor se adapta al trastorno y a sus características. Es importante destacar que siempre el objetivo del tratamiento es mejorar la calidad de vida del paciente, que se incrementará a medida que aprenda a comprender y controlar mejor las reacciones, pensamientos y sentimientos en relación a la fobia.

Dos de los tratamientos que más se suelen utilizar son la terapia de exposición y la terapia cognitivo conductual, que además suelen tener los resultados más eficaces.La terapia de exposición se centra en cambiar el modo en que reacciona al objeto o a la situación que te da miedo. La exposición gradual y reiterada a la fuente de fobia específica y a los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones que se asocian puede ayudar a la persona a aprender a controlar la ansiedad.

Por su parte, la terapia cognitiva conductual implica exposición en combinación con otras técnicas, para aprender maneras de ver y enfrentar el objeto o la situación que causa miedo de un modo diferente. Así, el paciente aprende a ver de otro modo los miedos, las sensaciones en el cuerpo y el impacto que han tenido a lo largo de su vida. La terapia cognitiva conductual se centra en desarrollar confianza en ti mismo y en dominar tus pensamientos y sentimientos, en lugar de sentirte abrumado por ellos.

En general, la psicoterapia que emplea terapia de exposición tiene resultados satisfactorios en el tratamiento de fobias específicas. Sin embargo, a veces los medicamentos pueden ayudar a reducir la ansiedad y los síntomas de pánico que la persona experimenta al pensar en el objeto o la situación, o al exponerse a dicho objeto o situación.

Por último, hay algunos cambios de hábito que pueden contribuir a mejorar la ansiedad y el estrés que causan las fobias. Las técnicas de relajación son un ejemplo de este tipo de actividades, dado que pueden contribuir en este sentido a mejorar la fobia. Por su parte, la actividad física también puede actuar en forma positiva en casos de miedos extremos, que realmente paralicen a la persona.

En este tipo de tratamientos, cualquiera sea el elegido por el especialista, requiere además de un proceso de acompañamiento por parte del entorno del paciente. Este factor es esencial, dado que cuando los pacientes se sienten acompañados suelen mostrar mejorías más rápidas y eficaces.

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