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¿Querés dejar de fumar? Estas son las fases que va a atravesar tu cuerpo

Las personas que abandonan este hábito suelen sufrir cambios de humor y aumento de peso, pero no todos los cuerpos responden de la misma forma
06/02/2020 - 14:26hs
¿Querés dejar de fumar? Estas son las fases que va a atravesar tu cuerpo

Dejar de fumar suele ser un proceso difícil de atravesar y superar. Son pocos los casos de personas que se han propuesto dejar de fumar de un momento a otro y han podido cumplir su objetivo sin flaquezas en el camino.

Cuando se decide abandonar un hábito como el tabaquismo, que genera una adicción muy fuerte, el cuerpo atraviesa una serie de cambios, precisamente porque "necesita" esa sustancia que ya no tiene. Esto responde a la dependencia que se ha generado a lo largo de los años y que en la mayoría de los casos, se ha ido incrementando. Los efectos colaterales "clásicos" del abandono del tabaquismo son el cambio de humor -en general, las personas suelen mostrarse más irritables- y el aumento de peso -consecuencia de la ansiedad que genera la falta de nicotina y el hecho de "llenar" ese espacio con comida-.

Pero esto no es una regla que se cumple en todos los casos, son simplemente los síntomas más comunes que se manifiestan en la mayoría de quienes atraviesan este proceso. Lo que sí existe es un modelo aproximativo. Según este modelo, el proceso de dejar de fumar se podría dividir en tres etapas.

Los primeros tres meses, según explican los especialistas, son la peor parte. Los síntomas del síndrome de abstinencia son muy intensos y muy numerosos durante las primeras ocho semanas, pero a partir de entonces disminuyen en número e intensidad hasta la duodécima semana, cuando desaparecen la mayoría de los síntomas físicos.

Las primeras 24 a 48 horas después de haber fumado el último cigarrillo son clave. Allí aparece la irritabilidad y la ansiedad mencionadas anteriormente. Suele durar seis semanas, pero desde entonces disminuye claramente y a partir de la octava ya casi no existen esos síntomas.

Ahora bien, a pesar de todos los síntomas negativos que aparecen en las primeras horas y días de haber dejado el hábito de fumar, está demostrado que abandonar el tabaquismo tiene impacta positivamente en la salud desde el primer momento. Alrededor de los 20 minutos del último cigarrillo, la tensión arterial baja hasta valores normales y la frecuencia cardiaca se normaliza. Después de ese momento -pasadas las ocho horas- los niveles de monóxido de carbono y oxígeno en sangre también se normalizan, mientras que a partir de las las 48 horas comienza a notarse la diferencia en los sentidos del gusto y el olfato que irá en incremento durante las siguiente tres semanas.

La sexta semana es un punto de inflexión para muchos fumadores. Allí aparece lo que se conoce como "craving", que hace referencia al deseo casi incontrolable de fumar. Muchas de las personas que están transitando este proceso experimentan este síntoma alrededor de la semana número seis o siete. Al mismo tiempo, es un momento en el que aparece una clara mejora en la capacidad pulmonar. Además, la piel recupera la elasticidad y brillo natural que había perdido a causa del tabaco, se vuelve a hidratar y desaparecen las arrugas prematuras.

A partir de la sexta semana, y por alrededor de seis semanas más, es frecuente que los fumadores -en camino a ser ex fumadores- se sientan desanimados o tristes; cerca del 25-30% de ellos refieren tener estos sentimientos. Los expertos señalan que esto sucede porque la nicotina ya no actúa sobre el centro de recompensa cerebral.

Pasados los primeros tres meses, la segunda etapa es completamente diferente. En la mayoría de los casos disminuye drásticamente la sintomatología del síndrome de abstinencia y el fumador se acostumbra a vivir sin fumar. En esta etapa, el aumento de peso ya no es un signo característico, pero todavía existe el riesgo de que suceda, por lo que la alimentación adecuada y el ejercicio físico se recomiendan también para este momento.

Otro dato relevante en relación a esta etapa del proceso es que comienza a incrementar la fertilidad, que se un elemento que se ve afectado por el consumo de tabaco y de las sustancias que genera su combustión. Tanto en hombres como en mujeres, este es uno de los aspectos que mejora a partir del mes número tres.

Lo que sigue se conoce como etapa de mantenimiento, y va de los seis a los doce meses posteriores al último cigarrillo que se fumó. En esta fase disminuye de forma importante el riesgo de padecer angina de pecho o un infarto de miocardio, patologías muy frecuentes en la población fumadora. A partir de este momento las probabilidades de una recaída son bajas, y continúan en descenso a medida que pasa el tiempo.