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La disfunción sexual no es solo cosa de hombres: cómo afecta a las mujeres y cómo se puede tratar

La falta de deseo, la dificultad para llegar al clímax o el dolor sexual son algunos de los trastornos que se incluyen en esta categoría
04/03/2020 - 13:54hs
La disfunción sexual no es solo cosa de hombres: cómo afecta a las mujeres y cómo se puede tratar

La disfunción sexual se suele pensar como un problema que tienen las personas de género masculino, que puede afectar a las mujeres pero únicamente cuando su pareja sexual la padece. Pero la realidad es que las personas de género femenino también pueden verse afectadas por este tipo de trastorno, que por momentos puede ser angustiante y frustrante, sobre todo si perdura en el tiempo. Los problemas persistentes y recurrentes con la respuesta, el deseo, el clímax o el dolor sexual se conocen en términos médicos como disfunción sexual. Muchas mujeres tienen problemas con la función sexual en algún momento, incluso hay algunas que los sufren durante toda la vida. Además, cabe aclarar que La disfunción sexual femenina puede ocurrir en cualquier momento de la vida. No necesariamente debe aparecer en forma constante, lo cual implica que puede ocurrir solamente en ciertas situaciones sexuales o en todas ellas.La respuesta sexual implica una combinación compleja de fisiología, emociones, experiencias, creencias, estilos de vida y relaciones. La alteración de cualquiera de estos componentes puede afectar el deseo sexual, la excitación o la satisfacción, y el tratamiento a menudo incluye más de un enfoque.

¿Cómo una mujer puede darse cuenta de que tiene disfunción sexual?

Los síntomas son diversos y no afectan por igual a todas las mujeres, dado que la intensidad del trastorno puede variar de persona a persona.El poco deseo sexual es la típica manifestación de la disfunción sexual. Esencialmente, es la falta de interés sexual o disposición sexual, de alguna forma se pierden las ganas de tener relaciones sexuales.También se caracteriza por el trastorno de excitación sexual. Esto significa que puede ser que el deseo sexual esté intacto, pero que la mujer tenga dificultades con la excitación o no pueda llegar a ese punto, o incluso le cueste mantenerlo durante las relaciones sexuales.Otro de los síntomas es el trastorno orgásmico, que implica que la mujer tiene dificultades continuas o recurrentes para alcanzar el orgasmo luego de suficiente excitación sexual o estimulación continua.El trastorno de dolor sexual también puede aparecer como síntoma, y en muchos casos puede ser altamente molesto y frustrante.

¿Por qué aparece la disfunción sexual?

Los problemas sexuales se suelen desarrollar cuando hay una fluctuación hormonal, después de tener un bebé o durante la menopausia. Las enfermedades graves como el cáncer, la diabetes o la enfermedad cardíaca o de los vasos sanguíneos (cardiovascular) también pueden contribuir al desarrollo de la disfunción sexual.Además, hay factores físicos, hormonales y psicológicos que pueden interferir en la aparición de este trastorno.Desde el punto de vista físico, cabe mencionar que existen varios trastornos médicos, que incluyen el cáncer, la disfunción renal, la esclerosis múltiple, la enfermedad cardíaca y los problemas de la vejiga, que pueden provocar la disfunción sexual. Algunos medicamentos (como antidepresivos, medicamentos para la presión arterial, antihistamínicos y quimioterapia) pueden disminuir el deseo sexual y la capacidad del cuerpo para experimentar el orgasmo.Por otro lado, los niveles inferiores de estrógeno que hay después de la menopausia pueden provocar cambios en los tejidos genitales y la respuesta sexual. La disminución del estrógeno reduce la circulación sanguínea a la región pélvica, lo que puede disminuir la sensación en los genitales y hacer necesario que pase más tiempo para alcanzar la excitación y el clímax sexual.A su vez, la piel vaginal también se afina y se hace menos elástico, en especial en personas que no son sexualmente activas. Estos factores pueden causar dolor durante las relaciones sexuales.Los niveles hormonales del cuerpo también varían después de dar a luz y durante la lactancia, lo que puede provocar sequedad vaginal y afectar los deseos de tener sexo.Por último, los factores psicológicos mencionados pueden ser la ansiedad o la depresión sin tratamiento, que pueden provocar o contribuir a la disfunción sexual, al igual que el estrés a largo plazo o los antecedentes de abuso sexual. Las preocupaciones del embarazo y las exigencias de la maternidad reciente también pueden tener efectos similares.

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