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Carga fiscal en aumento: cuáles son los impuestos invisibles que pagamos sin saberlo

Argentina tiene múltiples impuestos invisibles, que son aquellos que vienen incluidos en los precios de los bienes sin que el consumidor conozca su detalle
11/03/2020 - 06:50hs
Carga fiscal en aumento: cuáles son los impuestos invisibles que pagamos sin saberlo

La Argentina es un país con una presión tributaria muy elevada y tiene múltiples "impuestos invisibles", que son aquellos que vienen incluidos en los precios de los bienes y servicios sin que el consumidor conozca su detalle y su peso sobre el valor final.

Cada vez que un argentino hace su compra de alimentos y bebidas en un comercio, paga, sin saberlo de modo específico, un 41% del total de su cuenta en concepto de un sinnúmero de impuestos municipales, provinciales y nacionales.

El economista Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), señaló a La Nación que en la Argentina los productos alimenticios de consumo masivo que pasan por un proceso industrial de elaboración y por una cadena comercial de distribución incorporan en su precio las retribuciones a los insumos, fuerza laboral, rentabilidad empresarial, así como también impuestos de los distintos niveles de gobierno.

En un informe del Iaraf se detalla cuáles son estos "impuestos invisibles". A nivel nacional, están el IVA, Ganancias, impuesto al cheque, impuestos internos y cargas de seguridad social. A nivel provincial, Ingresos Brutos, y a nivel municipal, tasa de inspección, seguridad e higiene.

Argañaraz afirma que en la Argentina hay una bajísima visibilidad de la carga impositiva. "Eso hace que para el ciudadano sea poco probable conocer cuánto le cuesta el Estado. Acá se sabe cuánto llega de Automotor o Inmobiliario, pero no se tiene la más remota idea de cuánto se paga de impuestos cuando se consume algo", opina el economista.

Marcelo Capello, economista del Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), señala al matutino que en la Argentina, en 2019, un 54% de los ingresos tributarios de la Nación y las provincias provenían de los impuestos indirectos (IVA, Ingresos Brutos, impuestos internos, derechos de importación), más difíciles de percibir para el consumidor.

"Si nos concentramos en los impuestos indirectos, que son la mayoría de los invisibles, pero no los únicos -señala Capello-, vemos que pasaron de representar el 15,4% del PBI en 2005 al 17% en 2015 y el 16,6% en 2019. La caída observada desde 2015 se debió principalmente a la reforma tributaria nacional y provincial, pero es probable que estemos transitando un nuevo cambio de tendencia en materia tributaria, por las subas ya anunciadas para 2020, pero también ante el riesgo de que las provincias y los municipios retomen el camino alcista en sus principales tributos, como hicieron entre mediados de los 2000 y el año 2015".

Argañaraz afirma que estos impuestos desconocidos por la gente común deberían consignarse claramente en la factura, tal como sucede en los Estados Unidos con el impuesto a las ventas. "Eso es un derecho que cada ciudadano tiene a que se le transparente el peso impositivo que debe afrontar en cada transacción", comenta el especialista.

César Litvin, CEO de Lisicki, Litvin y Asociados, señala a La Nación que en el sistema tributario argentino estos impuestos invisibles para el ojo del consumidor abultan aún más la maraña impositiva que recae sobre los contribuyentes.

"Actualmente, entre tributos nacionales, provinciales y municipales, la sumatoria asciende a 164. Resulta como mínimo incómoda o inexplicable para transmitir a los alumnos de grado y también a los potenciales inversores tamaña cantidad de contribuciones", precisa el experto.

Según destaca Litvin, en los últimos 20 años ha crecido exponencialmente la carga fiscal de los tributos locales (provinciales y municipales), con incidencia directa en los precios e indiscutible efecto inflacionario, porque son impuestos trasladables hacia el consumidor. "Para sumar defectos a estos impuestos, hay que señalar que están en el podio de los más distorsivos, con efectos tóxicos sobre la actividad económica", analiza el tributarista.

Litvin agrega que en Ingresos Brutos prolifera una serie de regímenes de retención, percepción y otros pagos a cuenta que provocan en muchos casos saldos a favor del contribuyente, pero cuya devolución requiere trámites laberínticos difíciles de sobrellevar para las pymes.

"Esta es la forma que encontraron las provincias para financiarse a tasa cero, a costa de la evaporación del activo fiscal", indica. Y acota: "Sería esclarecedor discriminar en las facturas cada ítem impositivo para que el ciudadano conozca fehacientemente qué parte de lo que paga se la queda el Estado (nacional, provincial y municipal)", puntualiza.

En tanto, Mario Volman, profesor de Impuestos de Ucema, señala al matutino que se habla mucho de la complejidad del sistema tributario argentino, pero advierte que no hay sistemas tributarios simples en el siglo XXI, porque siempre debe haber impuestos que graven la renta, el patrimonio y el consumo, no puede haber uno solo de estos.

"Por otro lado, la Argentina tiene una Constitución nacional por la cual hay un Estado nacional, otro provincial y otro municipal, por lo que ya ahí se desprende que habrá tres tipos de impuestos distintos", agrega Volman.

Según explica Volman, cada uno de estos niveles de gobierno debe financiarse y lo hace cobrando impuestos, por eso existen esta complejidad y esta exorbitante presión tributaria.

"Ahora, también hay que decir que esa es la contracara del enorme gasto público, que es muy difícil de bajar y que, si no queremos o no podemos financiarlo mediante deuda ni emisión, no queda otra que hacerlo con suba de impuestos", señala al matutino.