El titular de la Cámara Baja del Congreso, Sergio Massa, tiene previsto para los próximos días empezar a tratar en comisión el proyecto que él mismo propuso recientemente sobre la suba del piso del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores. 

En lugar de comenzar a abonar a partir de ingresos de $90.100 los contribuyentes afectados serían los que tienen ingresos por encima $150.000 brutos mensuales ($124.500 netos).

La iniciativa, que busca implementarse en el año electoral, cuenta con el apoyo de la oposición, por lo que se descuenta que sea aprobada. El sindicalismo también se expresó muy favorablemente.

Se espera que la iniciativa beneficie a más de 1.200.000 personas que hoy son alcanzados por Ganancias. Además, los gremios están pidiendo que no computen para Ganancias el aguinaldo, las horas extras y otros items que pesan en los ingresos de sus afiliados. 

El costado negativo de la modificación

Cuáles son las advertencias de los especialistas sobre la modificación en Ganancias

La primera advertencia de los especialistas al respecto tiene que ver con el costo fiscal de modificar el piso del Impuesto a las Ganancias, que sería de alrededor de 40.000 millones de pesos al año.

Se prevé en el proyecto que ese costo será financiado con un aumento en la alícuota del mismo tributo sobre las empresas, suspendiendo así la baja que se implementó durante el Gobierno anterior.

En ese sentido, en un reciente informe GMA Capital afirma que "la mayor presión tributaria sobre las empresas a través del aumento en la alícuota de este impuesto condiciona su rentabilidad y su capacidad futura de inversión y de generar empleos".

De acuerdo con el reporte relevado por El Economista, otro efecto negativo de esta medida es que, en caso de que sea aprobada en el Congreso, crecería "la regresividad en tanto se subsidia al decil de la población económicamente activa de mayor poder económico".

"Los deciles más vulnerables están expuestos al impuesto inflacionario, IVA e impuestos al trabajo", sostuvo la mencionada consultora.

En ese misma línea, el economista Isidro Guardarucci resalta también en un artículo publicado en la revista digital "Seúl" que este proyecto afectará a las empresas del país y en un contexto complejo, cuando se necesita que dichas empresas "vuelvan a abrir, invertir y dar empleo después de un año muy difícil".

Por su parte, el tributarista Iván Sasovsky planteó planteó su posición: "¿Por qué la noticia que dice que más de 1 millón de personas van a dejar de pagar Ganancias no es tan buena? Básicamente, por la letra chica. Esa que no se ve a simple vista y que trae dolores de cabeza en el futuro".

En el mismo, señala que se habilitará al Poder Ejecutivo a ajustar las deducciones de aquellos que, superados los 150.000 pesos por mes, no cobren más de $173.000. "Es decir, se dejará a discreción de un Poder distinto al que debería regular las normas impositivas la decisión sobre un futuro cambio, cuando la potestad para hacerlo es exclusiva del Congreso. Recordemos, además, que la última vez que pasó esto (en un pasado no muy lejano el Ejecutivo tuvo en sus manos las decisiones sobre las deducciones de Ganancias), terminamos con 13 mínimos no imponibles. Un verdadero zafarrancho", afirmó.

Sasovsky indica además que no se modificarán las deducciones que ya existen, sino que se agregará una especial, que será la que lleve a cero la base imponible. "Es decir, que los que no se beneficiarán con esta iniciativa tampoco reducirán su base imponible para pagar menos", explicó, y señaló que tampoco se ajustarán las escalas que determinan las alícuotas que deben aplicarse sobre la base imponible.

"Dicho de otro modo: los que pagan lo harán con tasas altas (y serán cada vez más cercanas al 35% si reciben incrementos salariales en el futuro)", indicó.

Otro de los puntos que señala el tributarista en su informe es que el nuevo piso se aplicará recién desde el mes siguiente al que se promulgue esta ley, lo cual significa que todo lo que se retenga con anterioridad no se devolverá, aún cuando este impuesto es y seguirá siendo anual: "Nadie en su sano juicio puede estar en contra de la baja de un impuesto en un país como Argentina, que cuenta con una presión fiscal tan alta. Menos nosotros, que en este espacio reclamamos hace tiempo transitar ese camino. No obstante, sería bueno que las medidas sean tomadas siguiendo un criterio lógico. Es necesario que, de una buena vez, se haga un análisis concreto del impacto que tendrá en el resto de las variables".

En ese sentido, sostuvo que "las correcciones de este estilo son parches que se suman a otros parches de más parches", las cuales, "como todo parche, sólo terminan pateando el problema para adelante, en vez de cambiar la cubierta de una buena vez".

"Además, no son más que una receta que ya se aplicó en el pasado y que derivaron en una discrecionalidad absoluta, donde lo único que terminó importando fueron los sondeos de las encuestas electorales", afirmó. "Hasta que no se haga un trabajo serio al respecto, todo el esfuerzo legislativo (que también se traduce en dinero y tiempo que gasta el Estado para movilizar la maquinaria del Congreso) caerá en saco roto y las buenas noticias nunca serán tan buenas", advirtió.