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La Argentina tiene los peores impuestos del Mundo

Un tema que siempre genera discusión al momento de hablar de impuestos en la Argentina está relacionado con la cantidad de gravámenes que existen
15/06/2021 - 15:22hs
La Argentina tiene los peores impuestos del Mundo

Un tema que siempre genera discusión al momento de hablar de impuestos en la Argentina está relacionado directamente con la cantidad de gravámenes que existen a lo largo y ancho del país.

Muchos son los informes que arrojan cifras que son, al menos en una primera impresión, realmente escalofriantes: entre 140 y 170 tributos en todos los niveles de gobierno.

También, al hablar de la presión impositiva, surgen diversas teorías, algunas de las cuáles aseguran que los valores están entre los más altos del planeta, mientras que otros relativizan el verdadero impacto, comparándolo con otros países.

La Argentina tiene los peores impuestos del Mundo

Claro que quienes afirman a los cuatro vientos que los números son normales en relación de otras jurisdicciones se olvidan de la gran cantidad de personas que están en la informalidad. Con ese dato, muy probablemente, la presión sea más alta de lo esperado.

Socio fundador y CEO de Sasovsky & Asociados
Iván Sasovsky, Socio fundador y CEO de Sasovsky & Asociados

Sin embargo, no queremos entrar en esta polémica (aunque ya tenemos una posición tomada al respecto y seguiremos manteniéndola hasta que existan argumentos sólidos que nos demuestren nuestro "error"), sino aportar un factor que no siempre se aborda: la calidad de impuestos que tenemos.

Ocurre que un país puede tener una cantidad enorme de impuestos, pero lograr que todo esté coordinado para que el sistema tributario esté ordenado y funcione sin que el número genere rechazo.

Del mismo modo, la presión impositiva puede aumentarse -con incrementos de alícuotas o con la creación de nuevos tributos- sin una protesta por parte de los contribuyentes porque ven necesario el aporte del Estado en algunos servicios.

En la Argentina eso no pasa. Por el contrario, hay al menos tres impuestos que generan el efecto contrario: Impuesto sobre los Ingresos Brutos, Derechos de Exportación e Impuesto sobre Débitos y Créditos bancarios.

Estamos seguros que si indagamos un poco más vamos a encontrar otros que cumplen con esta premisa. No obstante, nos centramos en estos por sus reprochables características, por su importancia en la recaudación y por ser "Made in Argentina".

El Impuesto sobre los Ingresos Brutos es el peor gravamen a nivel provincial. Por lo general, alcanza a todas las actividades y en todos los eslabones de la cadena de producción y comercialización.

Su uso es generalizado en todas las provincias del país (y en la Ciudad de Buenos Aires) y, con la última reforma (el Consenso Fiscal), los gobernadores ahora tienen vía libre para incrementar las alícuotas a gusto.

La Argentina tiene los peores impuestos del Mundo
La Argentina tiene los peores impuestos del Mundo

Este impuesto al consumo no se encuentra en otra parte del globo y, para desgracia de los contribuyentes que lo seguirán sufriendo, es el gravamen que genera más ingresos en todas las jurisdicciones.

Los Derechos de Exportación, por su parte, también son un invento argentino. No es que no se aplique en otros países, pero la generalidad es que los territorios decidan aplicar una de dos posturas: país de origen (exportaciones) o país de destino (importaciones).

En la Argentina, por el contrario, se decidió alcanzar todo. Es decir: se gravan los bienes y servicios que se importan y, además, se alcanzan los que se exportan (en especial, los que provienen del campo).

Eso sin hablar de la poca libertad que tienen los productores para acceder a las divisas que generan al momento de vender sus productos traspasando las fronteras de la Argentina.

Por último, el Impuesto sobre los Débitos y Créditos bancarios es tan malo que hasta alcanzó a las operaciones que lanzó el mismo Gobierno para ayudar a las empresas a paliar los efectos de la pandemia.

Hablamos un gravamen que comenzó siendo transitorio y que recaía sobre algunas operaciones bancarias (precisamente por eso se lo conoce también como el Impuesto al Cheque) y ahora es difícil de evitar.

Lo más triste de este impuesto es que hubo sectores políticos que reclamaron por cambios y hasta su abolición, pero terminaron cediendo cuando se coparticipó (recordemos que al principio la recaudación quedaba exclusivamente en manos del Estado nacional).

Por eso, más allá de las chicanas y las ideologías, lo que verdaderamente debe analizarse y cambiar son algunos gravámenes puntuales. Porque el problema no es ni la cantidad ni la presión, sino que tenemos los peores impuestos del Mundo.

Iván Sasovsky

Socio fundador y CEO de Sasovsky & Asociados

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