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La incoherencia de los indicadores de ajustes impositivos

Los recientes cambios demuestran que elegir indicadores que no tengan mucha relación con el hecho imponible alcanzado no es suficiente
28/06/2021 - 06:48hs
La incoherencia de los indicadores de ajustes impositivos

Todos sabemos que el principal problema del sistema tributario argentino radica en la falta de reconocimiento del efecto de la inflación sobre sus parámetros, que terminan distorsionando el espíritu de muchos tributos.

Ejemplos hay de sobra. El más reciente, tal vez por su retraso, es el mínimo no imponible de Bienes Personales que hoy está en $2 millones, una cifra absurda si se considera que en sus orígenes alcanzaba patrimonios de más de 100.000 dólares.

Cierto es también que la vivienda propia de hasta $18 millones quedan fuera del tributo. Pero, considerando que la posibilidad de acceder a una vivienda propia es un sueño difícil de cumplir, es más acertado decir que el piso es demasiado bajo.

Algunos valores ayudan a confirmar esta afirmación: $2 millones equivalen a unos u$s25.500 al cambio oficial, a un auto mediano 0km o una propiedad de 9 m2 en la Ciudad de Buenos Aires (si existiese algo así).

Este impuesto no ajusta sus parámetros desde 2018 y, para peor, no existe un mecanismo de actualización automático como sí tienen otros gravámenes. O sea que requiere de un tratamiento legislativo para ser ajustado.

La incoherencia de los indicadores de ajustes impositivos
La incoherencia de los indicadores de ajustes impositivos

Sin embargo, los recientes cambios realizados en Ganancias y el Monotributo -dos de los gravámenes que más personas alcanza- demuestran que elegir indicadores que no tengan mucha relación con el hecho imponible alcanzado no es suficiente.

La incoherencia de los indicadores de ajustes impositivos

Hasta hace poco, el indicador que dirigía los designios del piso de Ganancias para empleados y jubilados era la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE).

La realidad es que, si bien se presentó como una alternativa lógica al momento del cambio, la diferencia con la inflación terminó dejando a las deducciones personales y especiales atrasadas.

De hecho, la realidad mostró que cada vez más dependientes quedaron en la órbita del gravamen. Ese fue la excusa que llevó al oficialismo a presentar una propuesta que se terminó convirtiendo en Ley recientemente.

Iván Sasovsky, socio fundador y CEO de Sasovsky & Asociados
Iván Sasovsky, socio fundador y CEO de Sasovsky & Asociados

Y, si bien el RIPTE sigue siendo el indicador para la cuarta categoría, lo cierto es que las modificaciones introducidas terminaron por arruinar totalmente la lógica al incluir valores fijos de remuneraciones como pisos.

La historia reciente -hablamos de 5 años atrás, no del siglo pasado- demostró que establecer valores estáticos no hacen más que traer un beneficio que termina siendo efímero.

Sin embargo, repetimos errores del pasado y, muy probablemente, en unos meses vamos a hablar de que los montos aprobados quedaron desactualizados y que será necesario volver a ajustarlos.

Algo parecido sucederá con el Monotributo. Recordemos que, en este caso, el indicador que definirá los parámetros será el haber mínimo jubilatorio. Algo que suena irracional.

De más está decir que los monotributistas están lejos de ser parecidos a los jubilados. Nada más diferente que un jubilado y una PyME que vende mercaderías o un profesional que ofrece servicios.

Luego de las idas y vueltas que presentó el último cambio normativo, se presenta una nueva posibilidad para establecer un nuevo indicador que se ajuste a la realidad de los pequeños contribuyentes.

No obstante, no hay en el flamante proyecto un ajuste de ese estilo. Lo más preocupante es que no hay legislador (opositor u oficialista) que insista en la necesidad de establecer un índice creíble.

Por eso, no es un detalle menor encontrar un indicador que represente la realidad económica de los contribuyentes. Precisamente, es la clave para que no terminen presos de un impuesto que no les corresponde abonar.

En definitiva, es necesario dejar de lado las discusiones que se presentan estériles y establecer el índice de inflación como la válvula de ajuste de todo el sistema tributario. Al menos, hasta que logren domar la inflación (algo que parece difícil de pensar).

Iván Sasovsky, socio fundador y CEO de Sasovsky & Asociados