Ajuste por inflación: empresas, con más pérdida que en el balance
Las empresas se chocan contra la realidad cuando analizan sus balances y ven cuánto indican de Ganancias, frente a los resultados "reales" del giro comercial de la empresa.
Pagan por utilidades "ficticias" que se calculan sobre la base de balances impositivos que no están ajustados por inflación. También presentan sus estados contables ante organismos de control, como la Inspección General de Justicia, la Comisión Nacional de Valores, entre otros usuarios que pueden ser accionistas o futuros inversores.
Las últimas cifras oficiales de la inflación indican que cerrará el año en no más del 11%. Los especialistas, en cambio, señalan que podría llegar a 20%. Este dato es crítico si se considera que la mayor parte de las empresas cierran balance el 31 de diciembre de cada año. En cualquiera de estos escenarios, no se admite ajuste por inflación.
La propia compañía encuentra limitaciones para "adaptar" esos resultados a su realidad económica. Los especialistas, consultados por infobaeprofesional.com sostuvieron que mientras la inflación crece las compañías enfrentan cada vez pérdidas mayores.
No obstante, indicaron algunos "tips" antiinflación que las empresas pueden hacer jugar en base a sus activos y sus deudas. Explicaron que ciertos rubros del balance se ven claramente afectados por los efectos inflacionarios como Bienes de Cambio, de uso y hasta los mismos resultados del ejercicio. Por eso, la inflación puede impactar de forma desigual según la composición del patrimonio.
En este escenario, aseguran que las Pyme se ven especialmente perjudicadas.
Precisaron que la Ley de Impuestos a las Ganancias indica practicar ajustes por inflación y que del mismo modo, lo indican las normas contables, pero esta práctica está supeditada a cambios legales.
Ganancias inflada, perdidas no reconocidas
El grado en que afecta la inflación a las empresas tienen mucho que ver con su composición patrimonial.
Marcelo Domínguez, integrante de la Comisión Tributaria de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económica (Facpce), explicó que "no poder reflejar la inflación en los balances hace que se distorsione la información que los mismos contienen.
Esto significa que, las utilidades que se reflejan en los balances "son mayores" a la real y que las pérdidas anuales, que constan en ellos, "son menores" de las que sufren las compañías realmente por efectos de la inflación.
Aclaró que "un balance, sin ajuste por inflación, incluye información sobre ventas, compras y gastos de todo el ejercicio anual, donde no resultan comparables los precios al inicio con los precios al cierre del año. Entonces, los resultados globales quedan distorsionados".
Consultado por los sectores de la economía que se ven más afectados incluyó a las empresas que tienen baja rotación de bienes de cambio y las que poseen bienes de usos con valores significativos.
"Estas empresas reconocerán en sus balances anuales ganancias nominales y no ganancias reales. Por una parte, el mayor valor del stock de bienes de cambio genera meras ganancias por tenencia y, por otra parte, porque los bienes de uso generan una amortización contable sobre el valor histórico de compra quedando esta amortización distorsionada por efecto de la inflación", puntualizó.
Ampliando este concepto, Enrique Scalone, vicepresidente 1º de la IFA – International Fiscal Association – y titular del estudio que lleva su nombre, señaló que los sectores más afectados por la falta de ajuste por inflación, son las empresas con grandes activos fijos de larga vida útil y las empresas con lenta rotación de inventarios de mercaderías.
En el primer caso citó las industrias y empresas extractivas de recursos naturales, "las cuales están afectadas por menores amortizaciones y costos computables". Para el segundo caso indicó que quienes contrariamente tienen una alta rotación –por ejemplo, los supermercados- ven corregido rápidamente el costo de las mercaderías vendidas por el costo de las últimas compras".
En este sentido fue que puntualizó: "la inflación real, más allá de lo que digan los índices, está dada por los ingresos y los costos reales de las empresas". Así, señaló que los ingresos y gastos corrientes se actualizan "automáticamente por la realidad del mercado e inciden en las utilidades contables de las empresas".
Sin embargo, aclaró que ante la ausencia de un Ajuste Impositivo por Inflación, los activos patrimoniales aparecen a los efectos fiscales "valuados a sus valores de costo histórico, sin ajuste alguno".
Efecto en los balances
Scalone ejemplificó cuales son los efectos directos en los números del balance e indicó los siguientes:
- Las amortizaciones impositivas computables serían menores.
- El resultado de venta de los bienes de uso sería mayor que el efecto final que se produciría realizando un Ajuste por Inflación.
- El costo de las mercaderías vendidas, obtenido por diferencia de inventario, se ve también afectado ante la ausencia de un ajuste por inflación (pérdida) "que compense el menor costo computable que se produce por no revaluar los inventarios iniciales".
"Esto provoca, en primer lugar, una ganancia ficticia gravada que hace elevar la tasa del impuesto del 35% a valores mayores", precisó Scalone.
El motivo es que se aplica el 35% que pagan de alícuota las empresas "sobre una base imponible incrementada".
Desmembrando los efectos que puntualizó Scalone, deducir menos de amortización implica "restar" un monto más pequeño, desactualizado, una menor pérdida respecto de la real. Si estuviera ajustada por inflación daría como resultado una base imponible menor y el pago de un menor impuesto.
En cuanto a las ventas de bienes de uso, la ganancia por esta operación se engrosa por sobre los resultados que arrojaría la transacción aplicando ajuste por inflación. Se da una situación como la que sigue:

El experto advirtió que el ajuste por inflación, cuando se aplicaba, se basaba en índices oficiales – índice de precios al por mayor nivel general-. En cambio ahora "es sabido que en la actualidad esos índices están arbitrariamente manipulados, con lo cual, tampoco un ajuste impositivo por inflación utilizando índices oficiales sería suficiente para corregir las utilidades gravadas de las empresas".
César Halladjian, miembro del Estudio Kaplan, Volman & Asociados destacó el fuerte impacto de este cuadro situacional para las Pyme.
Puntualizó un caso típico, de una sociedad que tardó un año en cobrar un crédito de $100 mil. "Está claro que con ese dinero hoy se pueden comprar menos bienes que hace un año. El crédito ha perdido valor en términos reales. Al no permitirse el ajuste por inflación impositivo, tal pérdida de valor no se refleja en el balance impositivo para la determinación del Impuesto a las Ganancias.
En consecuencia, concluyó, la Pyme que vende sus productos con plazos de cobro prolongados pierde en el tiempo si el interés que cobre por la financiación no le permite cubrirse de la inflación.
Los "tips" antiinflación
Halladjian aportó algunos "tips" que ayudan a paliar las consecuencias de la falta de ajuste por inflación. Así, indicó los siguientes:
- Para una empresa con capital intensivo: el experto indicó que se pueden atenuar los efectos de no poder deducir una amortización impositiva actualizada cuando la compra es financiada con endeudamiento frente a terceros, situación que no se presenta cuando la adquisición se realiza con utilidades retenidas.
Obviamente, aquí vale tener en cuenta la tasa de financiación en cuestión y si es fija o variable para evaluar como impacta para cada operación.
- Si existe una fuerte incidencia de bienes de uso: aclaró que el monto que se deduce en concepto de amortización impositiva "se realiza en moneda licuada, al haberse efectuado en muchos casos la compra a montos muy inferiores a los actuales del mercado. Esto sucede con maquinarias adquiridas antes del 6 de enero de 2002- fecha en que se dejó la convertibilidad- . Afecta a las empresas industriales de transporte".
Por ello, sugirió el sistema de leasing como un paliativo porque cuenta con ventajas impositivas y "se da una suerte de amortización acelerada".
- Licuar deudas: Halladjian explicó que las empresas que se ven beneficiadas so las que cuenta con pasivos monetarios como "deudas comerciales, impositivas, financieras, entre otras, superiores a sus activos monetarios que son saldos de caja y bancos, cheques en cartera, créditos por ventas, saldos a favor en impuestos".
Hacer jugar los números puede ser una tarea interesante. De hecho, un ejemplo que planteó el especialista tiene que ver con las tasas bancarias "que son negativas en pesos". Así, destacó el caso de "una empresa que se endeudó para comprar una máquina donde el valor se encuentra protegido contra la inflación, en tanto la deuda se encuentra congelada en pesos.
De esta manera, aclaró, se obtiene una ganancia derivada de la licuación de deudas que, a su vez, no se refleja en la declaración del impuesto.
Las empresas también deben tener presente cómo afecta la inflación sobre su dinero en efectivo, inversiones para lo cual señalaron que diversificar la cartera puede ser un paliativo a fluctuaciones del mercado que conviven con el efecto inflacionario.
Samanta Linares
slinares@infobae.com