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Quién fue San Francisco de Asís y por qué inspiró al Papa

El santo italiano San Francisco de Asís inspiró valores que trascendieron todos los tiempos. Por qué se relaciona con el actual Papa de la Iglesia católica
30/10/2021 - 19:21hs
Quién fue San Francisco de Asís y por qué inspiró al Papa

San Francisco de Asís nació en 1182 en una ciudad italiana situada en la región de Umbría. Era hijo de un comerciante, Pedro Bernardone, el cual tenía mucho dinero, pero renunció a su herencia para seguir el ejemplo de austeridad de Cristo.

De esta manera, San Francisco de Asís, de ser hijo de un hombre millonario y tener todo a sus pies, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y cumplimiento de los Evangelios, se ocupó de la conversión de los musulmanes al cristianismo en Egipto y eligió una vida religiosa austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera.

Tal forma de vivir no fue aceptada por muchos. Aún así, San Francisco de Asís siempre siguió fiel a sus ideales y se convirtió en el modelo del Papa Francisco, de quien tomó su nombre. A continucación, algunos de los hechos más importantes de su vida.

San Francisco de Asís: sus primeros años

Francisco se dedicó a brindar ayuda a quienes lo necesitaban. Entre todo lo que hizo, un día, un hombre le pidió que reparara su Iglesia que estaba en ruinas. Decidió ir y vender su caballo y unas ropas de la tienda de su padre para tener dinero y arreglar la Iglesia de San Damián.

Entonces, le ofreció al cura su dinero y le pidió permiso para quedarse a vivir con él. El sacerdote le dijo que sí se podía quedar, pero que no podía aceptar su dinero.

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San Francisco de Asís en la Iglesia de San Damián.

El papá de Francisco, al enterarse de lo sucedido, fue a la Iglesia de San Damián pero su hijo se escondió. Pasó algunos días en oración y ayuno. Regresó a su pueblo y estaba tan desfigurado y mal vestido que la gente se burlaba de él como si fuese un loco.

Su padre lo encerró en una habitación (Francisco tenía entonces 25 años). Su madre se encargó de ponerle en libertad y él se fue a San Damián. Su padre fue a buscarlo ahí y le dijo que volviera a su casa o que renunciara a su herencia y le pagara el precio de los vestidos que había vendido de su tienda.

Fue entonces cuando Francisco no tuvo problema en renunciar a la herencia y del dinero de los vestidos pero dijo que pertenecía a Dios y a los pobres.

Su padre le obligó a ir con el obispo de Asís quien le sugirió devolver el dinero y tener confianza en Dios. Francisco devolvió en ese momento la ropa que traía puesta para dársela a su padre ya que a él le pertenecía. El padre se fue muy lastimado y el obispo regaló a Franciscobun viejo vestido de labrador que tenía al que le puso una cruz con un trozo de tiza y comenzó a usarlo.

Más tarde, Francisco partió buscando un lugar para establecerse. En un monasterio obtuvo limosna y trabajó como si fuera un mendigo. Unas personas le regalaron una túnica, un cinturón y unas sandalias que usó durante dos años.

El regreso

San Francisco de Asís regresó a San Damián. Una vez hechas las reparaciones de esa iglesia, hizo lo mismo con la antigua Iglesia de San Pedro. Después se trasladó a una capillita llamada Porciúncula, de los benedictinos, que estaba en una llanura cerca de Asís. Era un sitio muy tranquilo que le gustó mucho.

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San Francisco de Asís, de la riqueza a la pobreza.

Fue entonces cuando San Francisco de Asís, al oir las palabras del Evangelio "...No lleven oro....ni dos túnicas, ni sandalias, ni báculo..", regaló sus sandalias, su báculo y su cinturón y se quedó solamente con su túnica sujeta con un cordón.

Comenzó a hablar a sus oyentes acerca de la penitencia. Sus palabras llegaban a los corazones de sus ellos. Al saludar a alguien, le decía "La paz del Señor sea contigo". Dios le había concedido ya el don de profecía y el don de milagros.

Un dato importante para recordar es que, aunque ha pasado a la historia como San Francisco de Asís, el verdadero nombre de este santo que cada 4 de octubre celebra su onomástica es Juan –Giovanni, en italiano–.

En un intento por sacar de su vida todo aquello que consideraba malicioso fue que este italiano servidor de la Iglesia decide pasar a llamarse Francisco y abandonar el nombre con el que fue bautizado, siendo después recordado como San Francisco de Asís.

Al día de hoy, se considera patrón de los animales y los veterinarios, es el fundador de la orden franciscana, una orden que promueve la pobreza y la sencillez. 

Las órdenes religiosas

Entre todas las obras que realizó San Francisco de Asís, comenzó una trayectoria religiosa que incluyó la creación de tres órdenes, como se conoce a un tipo de institución religiosa avalada por la Iglesia Católica en la que sus miembros adoptan una idea espiritual común explicitada por su fundador.

San Francisco de Asís, también conocido como "El Padre Francisco", fue fundador de la Orden Franciscana, de una segunda orden conocida como Hermanas Clarisas y una tercera conocida como tercera orden seglar, todas surgidas bajo la autoridad de la Iglesia católica en la Edad Media, es una de las grandes figuras de la espiritualidad en la historia de la cristiandad.

Entre sus acciones, San Francisco de Asís fue también un gran viajero: luego de un primer viaje a Siria frustrado por un naufragio, logró visitar Palestina en 1219, promoviendo una "cruzada del amor" en paralelo a la quinta cruzada católica, enorme operación militar que buscaba reconquistar Egipto para los cristianos y que fracasó al intentar tomar la ciudad de El Cairo en 1221.

La obra más famosa de San Francisco de Asís

Son varias las acciones que se le atribuyen a San Francisco de Asís. Entre ellas, en 1224, escribió su Cantico delle creature (Canto de las criaturas), también conocido como Cantico dell frate Sole (Cántico del hermano sol), la obra en la que el santo explayó su pensamiento respecto a los elementos que conforman la vida en el planeta Tierra.

"Alabado seas, Señor, por todas tus criaturas, y particularmente por nuestro hermano, el señor Sol, que nos regala el día y nos alumbra. Él es bello y radiante con su gran esplendor: él es un símbolo de ti, oh Altísimo", escribió en su segundo verso.

Se trata de uno de los textos más importantes de la literatura italiana, en tanto es uno de los más antiguos en esa lengua. En él, San Francisco de Asís agradece a Dios por el agua ("tan útil, humilde, preciosa y casta"), al fuego ("por el cual iluminas la noche, y que es bello, alegre, valiente y fuerte") y a la tierra ("que nos viste y alimenta, que produce los diversos frutos con coloridas flores y hierbas"), entre otras.

En su verso final, San Francisco de Asís da también su visión de la muerte, que él conoció en el año 1226, recluido en soledad en el Monte della Verna, donde según la tradición, dos años antes había recibido en sus manos y pies los estigmas de Cristo.

"Alabado seas, Señor, por nuestra hermana la Muerte corporal, a la que ningún ser viviente puede escapar. Desgraciados aquellos que mueren en pecado mortal; felices aquellos que hicieron Tu santísima voluntad, porque la segunda muerte, la muerte eterna, no podrá hacerles ningún mal".

La admiración del Papa

Todos estos hechos y muchos más realizados por San Francisco de Asís, fueron los que despertaron la admiración de Jorge Bergoglio, elegido como papa de la Iglesia Católica, y llamado desde entonces "Francisco" en su honor y como forma de reivindicar su vida en la pobreza.

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San Francisco de Asís, inspirador del nombre del Papa.

"El joven Francisco de Asís, hijo de un rico comerciante, en los albores de la era industrial, del capitalismo y de la banca, que abandonó las riquezas y comodidades para hacerse pobre entre los pobres", lo llamó recientemente el Papa en un mensaje dirigido a los participantes del encuentro "Cáritas, amistad social y el fin de la pobreza" organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.

Las razones que llevaron a Jorge Bergoglio a tomar el nombre de San Francisco de Asís quedaron también expuestas en su estilo de conducción, priorizando gestos de austeridad y humildad, pero también en el cuidado del medio ambiente.

A San Francisco de Asís y al Papa Francisco los separan ocho siglos. Y, sin embargo, se encuentran en plena sintonía y comparten el mismo proyecto de Iglesia.

Cuando fue elegido Papa no dudó un minuto en decidir su nuevo nombre: Francisco. Y no lo hizo a la ligera, sino con el compromiso de seguir los pasos de San Francisco de Asís, a quien tomó como guía e inspiración.

Él mismo contó por qué había elegido ese nombre: "Algunos no sabían por qué el Obispo de Roma ha querido llamarse Francisco. Algunos pensaban en Francisco Javier, en Francisco de Sales, hasta en Francisco de Asís. Les contaré la historia. En la elección, estaba junto a mí el arzobispo emérito de São Paulo y también prefecto emérito de la Congregación para el Clero, el cardenal Claudio Hummes: ¡un gran amigo, un gran amigo! Cuando la cosa se hizo un poco peligrosa, él me confortaba".

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San Francisco de Asís, inspirador del Papa.

"Cuando los votos subieron hasta dos tercios, vino el aplauso de costumbre, porque había sido elegido el papa. Y él me abrazó, me besó y me dijo: "¡No te olvides de los pobres!" Y esa palabra entró aquí -dijo señalando la cabeza-: los pobres, los pobres. Luego, inmediatamente, en relación con los pobres pensé en Francisco de Asís. Después pensé en las guerras, mientras que el escrutinio continuaba, hasta llegar a todos los votos. Y Francisco es el hombre de la paz. Y así nació el nombre en mi corazón: Francisco de Asís. Es para mí el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, un hombre que ama y cuida la creación; en este tiempo no tenemos una relación tan buena con la creación, ¿verdad? Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre…".

Sus frases más recordadas

La historia y las obras de San Francisco de Asís quedaron grabadas por siempre en la historia de la humanidad.

Pero hay frases que representan a cada uno de nosotros en diferentes momentos. Así, la pregunta sobre qué nos enseña la vida de San Francisco de Asís, se resume en diferentes frases:

  • Nos enseña a vivir la virtud de la humildad. San Francisco de Asís tuvo un corazón alegre y humilde. Supo dejar no sólo el dinero de su padre sino que también supo aceptar la voluntad de Dios en su vida. Fue capaz de ver la grandeza de Dios y la pequeñez del hombre. Veía la grandeza de Dios en la naturaleza.
  • Nos enseña a saber contagiar ese entusiasmo por Cristo a los demás. Predicar a Dios con el ejemplo y con la palabra. San Francisco lo hizo con Santa Clara y con sus seguidores dando buen ejemplo de la libertad que da la pobreza.
  • Nos enseña el valor del sacrificio. San Francisco vivió su vida ofreciendo sacrificios a Dios.
  • Nos enseña a vivir con sencillez y con mucho amor a Dios. Lo más importante para él era estar cerca de Dios. Su vida de oración fue muy profunda y era lo primordial en su vida.
  • Fue fiel a la Iglesia y al Papa. San Francisco de Asís fundó la orden de los franciscanos de acuerdo con los requisitos de la Iglesia y les pedía a los frailes obedecer a los obispos.
  • Nos enseña a vivir cerca de Dios y no de las cosas materiales. Saber encontrar en la pobreza la alegría, ya que para amar a Dios no se necesita nada material.
  • Nos enseña lo importante que es sentirnos parte de la Iglesia y ayudarla siempre pero especialmente en momentos de dificultad.
  • Fue canonizado por la Iglesia católica en 1228, y su festividad se celebra el 4 de octubre.

Tras este generoso acto fue solo el primero de una vida dedicada a los demás: trabajó en un hospital de leprosos, restauró iglesias con sus propias fuerzas y compartió su mesa con pobres y necesitados. Murió en su ciudad natal, Asís, en 1226.