• 10/5/2025

El dólar blue rompió la calma: subió a $1.175 y los financieros revirtieron la tendencia

Con el dólar en la banda baja y sin intervención oficial, crecen las dudas sobre el rumbo de las reservas y el financiamiento de la economía
09/05/2025 - 17:18hs
El dólar blue rompió la calma: subió a $1.175 y los financieros revirtieron la tendencia

El dólar minorista se vendió este viernes con una suba de $20 en las pantallas del Banco Nación, a $1.150En el mercado informal, el dólar blue se negoció con un incremento de diez pesos, a $1.175. En el segmento financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) registró una suba de 0,2% y operó en $1.160, mientras que el dólar MEP avanzó 0,1%, para ubicarse en $1.144. En el segmento mayorista, el dólar cotizó en $1.109, cada vez más cerca de la banda inferior.

El nuevo régimen cambiario y monetario, junto con la estrategia de remonetización encarada por el Gobierno, concentra la atención de los analistas del mercado. Especialistas relevados por iProfesional coinciden en que el tipo de cambio ha mostrado una estabilidad inicial que permitió contener el traslado a precios y, con ello, moderar las expectativas de inflación. Esta dinámica contribuyó a consolidar un escenario más previsible para el corto plazo, aunque advierten que los desafíos persisten, especialmente en lo que respecta a la acumulación de reservas.

Los expertos comentaron que, si bien la política cambiaria actual ayuda a sostener el proceso desinflacionario, limita la intervención del Banco Central en el mercado de cambios, lo que vuelve cada vez más compleja la meta de engrosar las reservas internacionales. En este sentido, señalaron que el Gobierno estaría explorando mecanismos como la dolarización endógena, mediante incentivos al uso de dólares depositados en el sistema financiero y la posible ampliación del blanqueo fiscal, con el objetivo de fortalecer el frente externo sin recurrir a la emisión.

Para los expertos, el crédito ha sido otro componente central del actual esquema económico. En este sentido, destacaron que la expansión tanto en pesos como en dólares fue clave para el rebote de la actividad económica. Sin embargo, también alertaron sobre los límites que impone el acuerdo con el FMI a la expansión monetaria, lo que obliga a una reasignación de activos por parte de los bancos para continuar estimulando el financiamiento a familias y empresas.

Asimismo, coincidieron en que el éxito del programa económico dependerá de cómo el Gobierno logre equilibrar la remonetización, la política cambiaria y el manejo de las reservas sin desestabilizar la economía.

El rol del FMI y las bandas cambiarias

La relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) también juega un rol fundamental. El programa acordado con el organismo, que incluyó un desembolso inicial de 13.500 millones de dólares entre el FMI y otros organismos internacionales, implicó el desarme parcial de los controles cambiarios y la implementación de un régimen de flotación dentro de bandas amplias, entre los 1.000 y los 1.400 pesos por dólar.

Según el enfoque de la consultora económica Eco Go, esta estrategia busca construir una nueva ancla nominal, ya no estrictamente cambiaria, sino basada en el control de la emisión de activos internos netos. Es decir, el aumento de la base monetaria queda condicionado a la compra de reservas, que sólo puede realizarse dentro de los márgenes definidos por el esquema de bandas.

El objetivo es limitar el margen de expansión monetaria y reforzar la credibilidad del programa económico. Sin embargo, para los analistas de la consultora, esto se enfrenta a una compleja ingeniería financiera por parte del Gobierno, que debe equilibrar las necesidades de financiamiento del Tesoro con las restricciones impuestas por el acuerdo.

Mientras tanto, desde el equipo económico se insiste en que sólo se comprará dólares en el piso de la banda, para evitar emitir sin respaldo. No obstante, parte del financiamiento del Tesoro se cubre con la emisión derivada de las utilidades del Banco Central, una práctica que, aunque presentada públicamente como una política ordenada ("efecto ANKER"), representa una vía indirecta de expansión monetaria.

Etapas de la remonetización y el blanqueo de capitales

La remonetización en pesos se desarrolló en dos fases bien definidas, según el diagnóstico de Eco Go. La primera ocurrió a mediados de 2024, cuando el Banco Central desmontó sus pasivos remunerados y los reemplazó con deuda del Tesoro en pesos, mediante instrumentos como LECAPs y posteriormente LEFIs. Los fondos que estaban inmovilizados en el BCRA se redirigieron al financiamiento del programa financiero del Tesoro, que no contaba con acceso al crédito en dólares.

La segunda fase se activó entre fines de 2024 y comienzos de 2025, impulsada por la liquidación de créditos en moneda extranjera. Aquí el blanqueo de capitales lanzado en agosto de 2024 fue clave: permitió la incorporación al sistema financiero de importantes montos de divisas que estaban fuera del circuito formal. Muchas empresas utilizaron estos fondos para financiarse a través de crédito bancario y emisiones de Obligaciones Negociables, por un total de 16.000 millones de dólares.

La mitad de ese monto fue vendido al BCRA, lo que derivó en una expansión adicional de la base monetaria. Esta operación se desarrolló en el marco de una definición de base monetaria amplia fija en 47 billones de pesos, tras el desarme de los pasivos del Central. A comienzos de 2025, la base se ubicaba en torno a los 30 billones, lo que sugiere que todavía hay margen para seguir emitiendo bajo ese techo.

Para Eco Go, este esquema fue eficaz en el corto plazo, pero deja abierta la incógnita sobre su viabilidad futura. La sostenibilidad dependerá de la capacidad de continuar atrayendo divisas sin comprometer el equilibrio monetario ni la estabilidad cambiaria.

La apuesta por el dólar como respaldo

Desde Eco Go señalaron que el Gobierno busca profundizar el uso del dólar como ancla, aunque todavía sin medidas concretas anunciadas. La estrategia oficial apunta a reforzar la "remonetización en dólares", un concepto que se vincula con la desregulación financiera y una posible réplica del esquema utilizado durante la gestión de Mauricio Macri.

En ese entonces, los dólares adquiridos por el sector privado permanecían dentro del sistema financiero, sirviendo como respaldo para el otorgamiento de créditos en moneda extranjera. Esta práctica permitía una expansión del crédito sin necesidad de emisión en pesos, aunque también suponía riesgos en caso de volatilidad cambiaria.

El interés por replicar ese modelo refleja las tensiones que enfrenta la política económica actual. La necesidad de sostener el crecimiento, evitar un desborde inflacionario y cumplir con las metas del FMI obliga a una administración muy precisa de las variables monetarias y cambiarias.

Desde la consultora, advirtieron que el futuro del programa económico dependerá en buena medida de cómo el Gobierno logre equilibrar estos frentes. La estabilidad del esquema actual está atada a la capacidad de acumular reservas, mantener liquidez suficiente y evitar que el dólar supere el techo de la banda cambiaria, lo que comprometería la ancla del plan.

Ruedas de estabilidad cambiaria y un pass-through moderado

Desde la sociedad de bolsa Adcap Grupo Financiero destacaron que el nuevo esquema cambiario implementado por el Gobierno completó sus primeras diez ruedas sin sobresaltos, con el tipo de cambio manteniéndose cómodamente dentro del rango establecido, entre los 993 y 1.409 pesos por dólar. Esta estabilidad inicial es vista como una señal positiva para los mercados y un factor clave en el manejo de las expectativas inflacionarias.

Los analistas de la ALyC remarcaron que el pass-through –es decir, el traslado del tipo de cambio a precios– se mantuvo relativamente contenido en este período. En particular, los precios de los alimentos ayudaron a moderar las proyecciones inflacionarias de abril, mes cuyo dato oficial se conocerá el 14 de mayo. Este freno en los precios, especialmente en bienes que usualmente reaccionan con mayor rapidez a los movimientos del dólar, aporta a la idea de un proceso desinflacionario en marcha.

La política del Banco Central de no intervenir en el mercado comprando dólares a menos que el tipo de cambio alcance el piso de la banda también jugó un rol importante. Esta postura generó expectativas de una posible apreciación del peso, lo que a su vez llevó a una postergación de ajustes de precios en productos dolarizados, alimentando aún más el ancla nominal en la que se apoya el Gobierno.

Sin embargo, desde Adcap advirtieron que esta misma política presenta un desafío no menor: la meta de acumulación de reservas internacionales se vuelve cada vez más difícil de cumplir. En este marco, el trade-off entre mantener la estabilidad de precios y fortalecer el balance del Banco Central comienza a tensarse.

Dolarización endógena como posible alternativa

Ante las dificultades para acumular reservas en el marco del nuevo régimen cambiario, los especialistas del bróker analizaron alternativas que podrían aliviar la presión sobre el mercado. Una de las opciones sobre la mesa es avanzar hacia una dolarización endógena, que permita canalizar los dólares que ya están en el sistema sin necesidad de compras externas.

Desde Adcap señalaron que esta dolarización se podría facilitar extendiendo el régimen de blanqueo fiscal, incluyendo depósitos por debajo de los 100.000 dólares. La ampliación de este esquema permitiría sumar nuevas divisas al sistema financiero formal sin generar una presión adicional sobre el tipo de cambio.

Otra herramienta en evaluación es el incentivo al uso de los dólares depositados en cuentas CERA, es decir, aquellas habilitadas para exportadores que liquiden en moneda extranjera. El uso de estos fondos como base para financiamiento interno ayudaría a dinamizar la economía sin necesidad de nuevas intervenciones cambiarias.

Estas medidas apuntan a preservar el equilibrio cambiario mientras se sostiene el proceso de remonetización en dólares, alineándose con los objetivos oficiales de evitar la emisión monetaria y al mismo tiempo ofrecer una fuente alternativa de financiamiento para la economía real.

Bonos soberanos en dólares: apuesta por el GD35

En el plano financiero, los expertos de Adcap mantienen una postura constructiva respecto a los bonos soberanos Hard Dollar, en especial el GD35, uno de los instrumentos de mayor duration en esa categoría. Para ellos, el contexto actual presenta una oportunidad atractiva, con expectativas de un retorno del 22% hacia fin de año.

La estrategia se apoya en la posibilidad de una compresión de spreads de hasta 70 puntos básicos, un ajuste que podría concretarse en el corto plazo si se estabiliza el apetito global por riesgo y los bonos argentinos logran recuperar los niveles observados en enero, ajustados por los spreads de mercados emergentes de alto rendimiento (high yield).

Este escenario sería posible en la medida en que se mantenga la percepción de estabilidad macroeconómica y se reduzca la incertidumbre política. De concretarse, los inversores que hayan tomado posición en títulos largos en dólares podrían obtener retornos significativos, especialmente si la mejora en los fundamentals locales coincide con un mayor interés por activos emergentes.

No obstante, Adcap también advierte que esta estrategia conlleva riesgos vinculados a la dinámica de acumulación de reservas. Dado que la compra de divisas por parte del BCRA está limitada a situaciones en que el tipo de cambio toque el piso de la banda, los instrumentos en dólares dependen más directamente de que se logren esos objetivos.

Preferencia por bonos en pesos ante la estacionalidad favorable

Frente al escenario actual, los especialistas de Adcap están recomendando una estrategia que privilegie los bonos en moneda local, al menos para las próximas semanas. Argumentan que los precios de mercado y las condiciones estacionales, como el ingreso de divisas por la cosecha de mayo, favorecen esta clase de activos por sobre los bonos Hard Dollar.

La lógica detrás de esta elección reside en el hecho de que el tipo de cambio podría acercarse a la parte baja de la banda cambiaria en las próximas semanas, lo que daría soporte a los precios en pesos medidos en dólares. En este contexto, la performance de los bonos locales podría ser más atractiva, especialmente en un marco de estabilidad financiera.

Dentro de esta estrategia, los analistas destacaron los Boncer de largo plazo, particularmente los TZXD6 y TZXD7, como instrumentos con fuerte potencial. En un escenario positivo, no sólo capturarían todo el upside, sino que también brindarían cobertura ante una eventual reversión en el esquema cambiario o mayor volatilidad.

Según las estimaciones de la sociedad de bolsa, estos bonos podrían superar a sus pares en dólares entre un 12% y un 24% hacia fin de año, con una buena parte de ese rendimiento concentrado en el corto plazo. Esta proyección convierte a la curva en pesos en una opción destacada para inversores que buscan rendimiento sin exponerse directamente al riesgo cambiario.

Temas relacionados