• 14/12/2025
ALERTA

Por qué bancos top de Argentina pierden fortunas, pese al carry trade, tasas aún altas y "rosca" financiera

Los balances del tercer trimestre dejaron expuesta una crisis silenciosa en el sector. Encajes asfixiantes y morosidad, entre las claves
01/12/2025 - 15:30hs
Por qué bancos top de Argentina pierden fortunas, pese al carry trade, tasas aún altas y "rosca" financiera

Durante buena parte del año se dio por sentado que el cóctel de tasas elevadas, mercado de pesos dinámico y preferencia por instrumentos ajustables por CER —inflación— aseguraba balances sólidos.

El panorama cambió por completo en el tercer trimestre. La macro se endureció, el Banco Central (BCRA) aplicó medidas más restrictivas y la volatilidad de los títulos públicos se convirtió en un golpe directo al sector bancario.

Es un hecho: las entidades más grandes del país están perdiendo plata por un combo de medidas. El deterioro no fue homogéneo, pero sí profundo. Los informes difundidos entre los analistas de la City ya advertían un período complejo y las cifras confirmaron esa lectura. La foto final mostró a un sistema en tensión, donde cada entidad enfrentó un conjunto distinto de presiones.

En medio de ese cuadro apareció un patrón común. Tanto Galicia, Macro, Supervielle, BBVA como Santander sufrieron una combinación de menor margen, más morosidad, bonos deprimidos y un costo de fondeo más elevado. El entorno preelectoral solo potenció la incertidumbre y amplificó el impacto.

Los ejes que definieron el trimestre fueron:

  • Encajes exigentes que comprimieron el margen financiero
  • Suba del costo de fondeo en pesos y dólares
  • Caída de bonos CER y Duales que afectó la medición de instrumentos
  • Mayor morosidad en individuos y Pymes
  • Gastos extraordinarios en reestructuraciones e integraciones

Galicia sintió el shock regulatorio

Grupo Financiero Galicia atravesó uno de los trimestres más exigentes de su historia reciente. Terminó con una pérdida de $87.710 millones, acompañada por un retorno sobre el patrimonio cercano a menos 4,7%. La presión vino desde varios frentes. El margen financiero quedó afectado por el cambio de encajes y por un costo de fondeo más alto. La caída de bonos ajustables también recortó el resultado de instrumentos valuados a valor razonable.

A ese cuadro se sumaron gastos no recurrentes asociados a la integración del negocio de HSBC, cuya incidencia superó los $105.000 millones. Sin esa carga extraordinaria, el retorno ajustado habría sido levemente positivo, aunque igualmente inferior al de períodos previos. La compañía mantuvo un ritmo firme de expansión crediticia, con un crecimiento real de doble dígito y un aumento de participación de mercado que la reafirma como la fuerza dominante del sistema privado.

Los depósitos también avanzaron durante el trimestre, sostenidos por el salto de plazos fijos y la demanda de moneda extranjera.

Sin embargo, el deterioro crediticio presionó las previsiones y recortó la performance de la unidad bancaria, mientras que la caída del rendimiento de instrumentos golpeó la rentabilidad del grupo de manera transversal.

Macro cerró con más morosidad y margen presionado

Banco Macro reportó una pérdida de $33.065 millones y un retorno negativo que superó el 2%. El margen financiero cayó por la suba del costo de fondeo y por la fuerte caída del resultado asociado a títulos públicos. La entidad sufrió uno de los impactos más notorios en la cartera minorista, ya que la morosidad saltó desde 2% hasta más de 3%. El segmento consumo fue el más comprometido.

Los intereses por préstamos crecieron, aunque no lograron compensar la baja en ingresos por títulos ajustables ni el aumento del fondeo. El resultado por diferencia de cotización terminó en terreno negativo. El cargo por incobrables subió más del 40% en el trimestre, lo que obligó a reforzar provisiones.

En paralelo, los gastos de personal aumentaron por retiros voluntarios y compensaciones.

La cartera de préstamos en pesos retrocedió, mientras que la de dólares avanzó. El fondeo mediante obligaciones negociables creció de manera significativa luego de la emisión de la ON Clase G en moneda extranjera.

La valuación del banco se mantiene por encima de varios pares, lo que genera una lectura dividida entre inversores de la City.

Supervielle sufre la incobrabilidad de individuos y pequeñas empresas

Grupo Supervielle registró una pérdida neta que superó los $50.000 millones y un retorno negativo cercano al 21%. El trimestre estuvo definido por un entorno preelectoral con encajes en niveles excepcionalmente altos y tasas reales muy superiores al promedio histórico. El margen financiero cayó cerca del 40% por la presión del fondeo y por spreads negativos en la cartera ajustada por UVA.

La morosidad trepó hasta casi 4% y alcanzó niveles más altos en individuos y pequeñas empresas. Los cargos por incobrabilidad crecieron de manera considerable. La caída de bonos ajustables también afectó el resultado final, ya que gran parte de la cartera de inversiones estuvo expuesta a instrumentos que sufrieron retrocesos.

Los gastos operativos mostraron mejoras en términos reales y los ingresos por servicios avanzaron gracias a la revaluación de comisiones y a una mayor actividad de la unidad de mercado de capitales.

Los depósitos del sector privado crecieron de manera firme, con un avance real significativo.

Santander mantuvo beneficios, pero con morosidad en alza

Santander Argentina terminó el trimestre con un beneficio ajustado por inflación que superó los $500.000 millones, aunque esa cifra implicó una caída real interanual marcada. El deterioro de la cartera fue uno de los puntos más sensibles, con un salto fuerte del cargo por incobrabilidad y una morosidad que superó 5%. La cobertura cayó en comparación con el año anterior.

El crédito se expandió con fuerza real, impulsado por préstamos personales e hipotecarios. Los depósitos privados avanzaron de manera moderada, sostenidos por la demanda de instrumentos en moneda local.

La estructura diversificada del grupo amortiguó parte del deterioro, aunque la presión sobre márgenes fue similar a la del resto del sistema.

BBVA Argentina mostró la mayor resiliencia

BBVA Argentina obtuvo una ganancia de $38.071 millones, con una reducción ajustada por inflación cercana al 40% frente al trimestre anterior. Incluso así superó las expectativas. El retorno sobre el patrimonio se ubicó en 4,7%, un valor modesto, pero claramente mejor que el de sus competidores directos. El margen financiero cedió por la suba del fondeo y por la carga regulatoria, aunque los ingresos por comisiones crecieron de manera marcada y ayudaron a sostener el resultado operativo.

La entidad logró expandir el crédito. Los préstamos al sector privado aumentaron de manera pareja, con una mejora destacada en la cartera minorista. El crecimiento del fondeo fue uno de los puntos más firmes, con depósitos privados que avanzaron alrededor de 10% en el trimestre. La morosidad subió hasta 3,3%, con incidencia mayor en individuos y menor deterioro en empresas.

Los instrumentos financieros aportaron señales mixtas. Hubo impacto negativo por la baja de bonos en cartera, aunque la eficiencia operativa y una estructura de depósitos competitiva amortiguaron el efecto. La valuación del banco, medida en P/BV, quedó en niveles atractivos frente al resto del panel. Para muchos analistas continúa siendo el papel más defensivo del sector.

La dinámica perversa de las licitaciones

A todo esto, cabe mencionar como el mercado entró en una lógica complicada durante las elecciones de medio término. El Tesoro comenzó a convalidar tasas cada vez más altas en las licitaciones para sostener la absorción de pesos y evitar que la liquidez sobrante se volcara al dólar.

Esa estrategia generó un efecto circular que terminó perjudicando a los propios bancos.

Cada licitación dejaba una vara más elevada y volvía poco conveniente ingresar a la siguiente, porque la tasa posterior siempre superaba a la anterior.

Los bancos que participaban de una colocación quedaban expuestos a pérdidas de rendimiento frente a quienes esperaban la próxima suba. La plaza quedó seca por diseño, con un movimiento del Tesoro orientado a contener la demanda cambiaria, pero que deterioró la rentabilidad del sistema.

Las entidades quedaron atrapadas entre el costo creciente del fondeo, el rezago del crédito y el riesgo de cargar instrumentos que perdían valor a medida que el Tesoro -y el BCRA con REPOS- seguía empujando la tasa hacia arriba.

Qué mira la City para 2026

Los analistas coinciden en que el aumento del apalancamiento en Galicia, BBVA y Supervielle muestra que las entidades siguen expandiendo crédito incluso en un entorno adverso. Este factor alimenta una visión más constructiva sobre la recuperación del sector en la próxima etapa macro.

La profundización financiera en Argentina sigue siendo muy baja y abre espacio para un rebote cuando la economía logre mayor estabilidad.

Desde Delphos sostienen que la expansión crediticia en curso indica que el sistema está preparando el terreno para una normalización gradual. La economista Erika Mildre planteó que el sector ingresa en una fase de transición donde encajes, fondeo y morosidad seguirán condicionando la rentabilidad, aunque existen señales de que la presión podría empezar a suavizarse en la medida en que la economía recupere tracción.

Un trimestre para el olvido

El trimestre dejó un diagnóstico duro. Los bancos enfrentaron pérdidas, margen estrecho, mayor morosidad y volatilidad en instrumentos ajustables. Sin embargo, también dejaron señales de resistencia.

El fondeo creció en varias entidades, la expansión del crédito continúa y las valuaciones quedaron en niveles que el mercado considera atractivos para posiciones de mediano plazo.

La perspectiva de la City se inclina hacia una recuperación selectiva. La mejora podría concentrarse en bancos con estructuras de depósitos sólidas, menor exposición al deterioro crediticio y capacidad para recomponer margen cuando el Banco Central alivie la carga regulatoria.

El rebote no será generalizado, aunque la etapa más crítica parece haber quedado atrás.

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