Polémica por la utilización de pulseras magnéticas para la excarcelación de presos
La reciente decisión de la provincia de Buenos Aires de utilizar pulseras magnéticas para controlar los movimientos de 500 presos a ser excarcelados, medida que apunta a descomprimir la sobrepoblación que agobia a las cárceles bonaerenses, desató hoy una fuerte polémica.
Las pulseras -en rigor tobilleras- son un medio electrónico de controlar los movimientos de los presos que cumplen condenas en libertad o esperan la sentencia en un juicio.
Atadas a sus cuerpos, los beneficiados podrían estar en sus casas y movilizarse por un radio de diez cuadras, monitoreados desde una central por personal del servicio penitenciario.
La idea cobró fuerza después de un informe conjunto del Ministerio de Seguridad bonaerense y la Comisión por la Memoria, en el que se alerta sobre las condiciones inhumanas de detención que se registran en varios penales de la provincia, como consecuencia de la superpoblación que afecta a las cárceles.
Esas unidades, que tienen capacidad total para 25 mil personas, alojan hoy algo más de 30 mil.
El Juez de Garantías platense Néstor De Aspro consideró hoy que la vieja prisión domiciliaria con la obligación de presentarse ante las autoridades cada 30 días ante las autoridades es mejor, porque las pulseras "son muy caras".
El ministro de Justicia, Eduardo Di Rocco, lo contradijo con números en la mano. "Cada preso con pulsera cuesta 800 pesos anuales, contra los 1.200 que le cuesta a la provincia hoy cada preso en prisión domiciliaria".
Por su parte, el ex juez de garantías de San Isidro Juan Mackintach apuntó directamente contra la efectividad de las pulseras: "Este sistema no tuvo éxito, algunos presos cometían delitos a diez
cuadras de su casa dado que ese era el radio que tenían para movilizarse".
El ex magistrado citó también un caso en el que se siguió la señal de la pulsera de un preso que parecía haber violado la restricción de movilidad, y cuando llegaron a dónde estaba se dieron
cuenta de que el hombre había muerto y lo llevaban al cementerio. (DyN)