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Fernando Farré: la historia del empresario obsesionado con el dinero que mató a su esposa de 66 puñaladas

Aunque su vida estaba marcada por el lujo, en la intimidad era un infierno de violencia. Hoy pasa sus días en la cárcel tras asesinar a Claudia Schaefer
26/11/2022 - 08:47hs
Fernando Farré: la historia del empresario obsesionado con el dinero que mató a su esposa de 66 puñaladas

Frío, egocéntrico, calculador y controlador. Esas cuatro palabras eligieron los peritos psiquiátricos para definir a Fernando Farré (59), el empresario que asesinó a su esposa, Claudia Schaefer (44), de 66 puñaladas.

El femicidio fue el final anunciado de una larga historia de maltratos y sometimientos. La fecha elegida para cometerlo tampoco fue casual: la víctima había aceptado juntarse para terminar de dividir los bienes, retirar sus pertenencias y concretar finalmente el divorcio.

Pocos conocían el verdadero rostro de Farré. Para la sociedad era el ejemplo del éxito: graduado como contador Público en la Universidad Católica Argentina (UCA), había realizado un master en negocios en Estados Unidos. Su formación y el manejo de varios idiomas les brindó acceso a puestos jerárquicos en distintas multinacionales.

Se hizo fuerte en el rubro de los productos cosméticos, donde llegó a ser director de Marketing de Productos de Alta Gama de L´Óreal y director del área de Fragancias Exclusivas de Avon para toda Latinoamérica. En 2010 pasó a integrar el directorio de la empresa Coty, también dedicada a la estética.

Habitual protagonista de eventos exclusivos y congresos internacionales, Farré mostraba con orgullo sus fotos con famosos. En su colección tenía retratos junto a Paris Hilton, Lady Gaga y Susana Giménez.

Su vida cotidiana también estaba marcada por el lujo. Además del departamento de Barrio Norte en el que vivía junto a Claudia -con quien se había casado en el 2000- y a sus tres hijos, tenía una casa en el country Martindale de Pilar, donde la familia solía pasar los fines de semana. Para movilizarse usaba una camioneta Audi Q7 y un BMW.

El maltrato de Fernando Farrá a su esposa empeoró a partir de 2015, luego de que Farré fuera desplazado de su cargo en Coty

En la intimidad, esa vida ideal para los ojos ajenos era en realidad un infierno de violencia. Eran habituales los gritos, los insultos y las descalificaciones. Vecinos del edificio de Avenida del Libertador al 1700 en el que vivía la familia contaron que vieron a Claudia llorando o con marcas de golpes. Cuando le aconsejaron que denunciara a su marido, su respuesta fue tajante: "Tengo miedo de que me mate".

"Termino en Ezeiza o termino con mi vida, no tengo problema"

El maltrato empeoró a partir de 2015, luego de que Farré fuera desplazado de su cargo en Coty y empezara un tratamiento psiquiátrico. Claudia consideró que la relación estaba terminada y le pidió el divorcio. Para asesorase consultó un abogado.

La reacción del empresario fue violenta. "Vos administrá tu caja de zapatos y bombachas que acá la plata la manejo yo. Esta casa, que yo se la robé a mi familia, que no me lo perdonan, no te va a quedar a vos Claudia. Porque si eso ocurre yo no tengo problema de terminar en Ezeiza, podés mandarme ya a Ezeiza", confesó en una conversación que grabó la víctima y fue revelada durante el juicio.

La obsesión en torno al dinero era eje de las agresiones. "Vos con tu sueldito no podés hacer nada", le cuestionaba a Claudia, que trabajaba como secretaria en una bodega. También menospreciaba su función en la empresa –"te pagan por mover el culito"- y le reclamaba que la familia vivía de los intereses generados por sus inversiones.

La descalificación era permanente: "Vos te estás dedicando a tu belleza personal y te chupa un huevo que yo haya perdido un trabajo en el que ganaba $200.000 por mes mientras vos ganabas 20. Te sugiero que te enamores de alguien que tenga guita. Tengo un poco de amor propio. O termino en Ezeiza o termino con mi vida, no tengo problema".

"Me maltrataste los 17 años que estuvimos juntos. Estuve tantos años porque sabía que ibas a reaccionar así, violentamente, cuando quisiera dejarte", le reprochaba Claudia a su marido en esas mismas discusiones.

La imagen de Fernando Farré, esposado y tirado sobre un charco de sangre, recorrió todos los medios

Los agravios se convirtieron en agresión física. Tras uno de esos episodios, el empresario llamó a su esposa y minimizó la situación diciendo que "no fue tan grave". Claudia le recordó lo sucedido: "Me agarraste del pelo, me tiraste contra el sillón, me pusiste tu rodilla en la cabeza, me apretaste para sacar un celular de la mano. Me lastimaste, me reventaste las cervicales, me dejaste la cara marcada. Todo delante de los chicos".

En otra conversación registrada en el expediente, Farré dejó en claro que no tenía límites. "Vos me conocés la sangre muy fría. Si a mi hermano no lo vi por tres años a vos no te puedo ver por el resto de mi vida y no me mueve ni una aguja, especialmente si me metés preso", la amenazaba.

La emboscada trágica de Fernando Farré a su esposa

El 2 de agosto de 2015 Schaefer denunció a Farré ante la Oficina de Violencia de Género de la Corte Suprema, donde relató los golpes y los maltratos que sufría. La Justicia dictó una orden de restricción perimetral de 300 metros para el empresario.

Esa medida no se renovó porque la pareja había arreglado un encuentro en la casa de Martindale para terminar de definir los términos del divorcio.

Fue el 21 de agosto de 2015. Claudia llegó al country acompañado de su abogado. En la casa ya estaban Farré junto a su abogada y su mamá. El empresario pidió estar a solas con la madre de sus hijos. La mujer caminó rumbo al vestidor para retirar sus pertenencias y los documentos de sus hijos. El empresario la encerró.

Segundos después comenzaron a escucharse los gritos. El femicida atacó a su víctima con dos cuchillos que había tomado de la cocina. Le dio 66 puñaladas y la degolló. Cuando la Policía llegó ya no había nada que hacer.

Fernando Farré atacó a su víctima con dos cuchillos. Cuando la Policía llegó ya no había nada que hacer

Farré fue detenido sin oponer resistencia. Su imagen, esposado y tirado sobre un charco de sangre, recorrió todos los medios. "Me dijo que soy un pobre tipo", intentó justificarse ante un empleado del country que no podía creer lo que estaba viendo.

El intento fallido de su defensa y la carta para sus hijos

El juicio por el crimen se realizó en 2017. La defensa de Farré, representada por el abogado Adrián Tenca, planteó que el femicida era inimputable. Sin embargo, las pericias demostraron que en el momento del ataque "comprendía la criminalidad de sus actos".

Tras ese revés, la defensa intentó demostrar que actuó bajo "emoción violenta", con el objetivo de atenuar la pena. Esa estrategia tampoco prosperó.

El alegato de las fiscales Carolina Carballido Catalayud y Laura Zyseskind fue contundente. "Decidió matar a su mujer sin una gota de piedad, a sangre fría y de la forma más cruel", afirmaron, haciendo hincapié en que se trató de un ataque premeditado.

La última apuesta del empresario para conmover al jurado popular encargado de juzgarlo fue leer una carta dirigida a sus tres hijos, quienes quedaron bajo el cuidado de Sandra Schaefer, hermana de la víctima. "Hace más de 8 meses que cambió nuestra vida. Clau ya no está entre nosotros. Desde entonces pienso cada día en ustedes. Sé que Dios los está protegiendo. Están con gente que los quiere y los apoya", aseguró, con la voz quebrada.

"Estoy acá y no puedo explicar ni justificar lo que pasó. El desenlace fue totalmente impredecible. Fue complejo", agregó Farré. Y concluyó: "Daría mi vida, cambiaría todo en un segundo, por irme yo y que ustedes estén con su madre, creciendo con ella. Pero si yo no estoy quizá sería peor para ustedes y no se lo merecen".

Habitual protagonista de eventos exclusivos, Fernando Farré arré mostraba con orgullo sus fotos con famosos

Nada de eso sirvió. El jurado popular, integrado por 12 personas, lo declaró culpable de "homicidio doblemente agravado por el vínculo y por tratarse de un femicidio". Recibió la única pena prevista para ese delito: prisión perpetua.

Los días en prisión de Fernando Farré, con conflictos permanentes

Tras la condena, Farré quedó alojado en la cárcel de San Martín. Denunció que un preso le tiró agua hirviendo y que recibió amenazas de muerte. Primero lo trasladaron al penal de General Alvear y luego a Florencio Varela. Detenido allí afirmó que el músico Naco Goldfinger, ex saxofonista de Los Fabulosos Cadillacs, planeaba asesinar al fiscal Patricio Ferrari. A cambio del testimonio, su abogado pidió el beneficio de la prisión domiciliaria, pero no se lo otorgaron.

Ese episodio derivó en nuevas mudanzas: fue trasladado a Dolores y luego a Bahía Blanca. En ese penal protagonizó un nuevo conflicto. Denunció que sufrió ataques a golpes, abusos y extorsiones. Además, contó que lo obligaron a pagar $100.000 que se usaron para "comprar ocho lechones, dos corderos, pollo y fruta" para un festejo de Fin de Año.

Durante su estadía en esa cárcel también le secuestraron dos celulares con los que, según la Justicia, hostigaba a testigos de la causa, a la hermana de la víctima y hasta a una de sus hijas. Le habían permitido tener WhatsApp por el aislamiento impuesto por el coronavirus, pero usaba aplicaciones prohibidas como Instagram y Facebook, donde había creado perfiles falsos.

Ya en 2022, volvió a reclamar por sus condiciones de detención y fue trasladado a la cárcel de Campana. Podrá pedir la libertad condicional en 2050, cuando cumpla 35 años tras las rejas.

Para salir antes del penal buscará que le otorguen la prisión domiciliaria cuando, el 7 de abril de 2033, cumpla los 70 años.

Desde que fue condenado, Fernando Farré sólo fue visitado por su madre y su padre. No tiene comunicación con sus hijos

Relación nula con sus hijos

Desde que fue condenado, Farré sólo fue visitado por su madre y su padre. No tiene comunicación con sus tres hijos, quienes viven con su tía y firman con el apellido materno.

Durante el juicio por el femicidio, el abogado José Cárdenas, quien había asesorado a Claudia durante su separación, denunció que el empresario no pagaba la cuota alimentaria que había dispuesto la Justicia.

Cárdenas aseguró que un mes antes del femicidio el empresario había cobrado una indemnización de más de $5,8 millones, producto de su despido de la empresa Coty, y lo depositó en una cuenta en la que era cotitular junto a su madre.

El abogado explicó que al enterarse de eso Claudia pidió el embargo de la mitad de ese dinero. Cuando la Justicia se expidió, ya era tarde: el empresario había invertido en compra de bonos, dólares a través del sistema "contado con liquidación" y retiros de sumas altas por ventanilla.

Declaraciones provocativas de Fernando Farré

En distintas entrevistas concedidas antes y después de la condena, Farré se mostró pedante y provocativo. "Yo no salía de Recoleta, Nueva York. Jamás vi la cárcel de San Martín. No era parte de mi realidad. Yo usaba el VIP del VIP de Ezeiza. Me cruzaba con Ricardo Fort, con Vargas Llosa. Vivía en otro mundo. Esta realidad nueva me fascina, quiero ayudar", contó en una charla con Infobae sobre su estadía en prisión.

En todas las notas que brindó insistió en asegurar que no era una persona violenta. "No fui un golpeador de nadie, jamás le pegué a Claudia, jamás le pegué a ninguna mujer, casi que no le pegué jamás a ningún hombre", afirmó.

Se declaró a Fernando Farré culpable de "homicidio doblemente agravado por el vínculo y por tratarse de un femicidio"

También se mostró a favor del movimiento Ni Una Menos, encargado de visibilizar la violencia de género. "Estoy dispuesto a marchar con ellas encadenado desde atrás", aseguró a Clarín.

Consultado sobre qué lo llevó a cometer el femicidio, insistió en que tuvo un "brote psicótico" y que no comprende por qué lo hizo. "Fue una profecía autocumplida", sostuvo.

Su extraña personalidad le permite incluso espacio para bromas de mal gusto. "La bic me la traje del juicio. Pero no se asuste. No se la voy a clavar", le dijo a un periodista, con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.

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