La polémica sobre la fecha de defunción de los motores térmicos parecía no tener fin. Aquellos que prefieren automóviles con estirpe deportiva, desdeñan los motores eléctricos, mientras que las corrientes ecologistas los presentaban como el único camino a la salvación. Lo cierto es que ninguna postura radicalizada podía prosperar.

Alemania, principal fabricante de automotores de Europa, junto a Eslovaquia, República Checa, Italia, Hungría, Polonia y Bulgaria proponía considerar el uso de e fuel: combustible sintético producido con hidrógeno y carbono capturado previamente u obtenido a partir de biomasa.

Entendiendo el peso específico que poseen los germanos en la UE, pero conociendo que en soledad toda actividad económica se tornaría inviable, luego de negociar, arriban a un acuerdo con los representantes de la comunidad europea: se podrán patentar automóviles con motores térmicos luego del 2035 (fecha en que originalmente se encontraba prohibido) siempre y cuando utilicen combustible ecológico. Esto supone un cambio en el paradigma de la industria, en especial en aquellas marcas que apostaron 100% a la electrificación y hoy se ven afectadas por la enmienda normativa.

Esta nueva situación derriba mitos instalados en la industria, apuntalados los mismos por un duro esquema normativo.  Triunfa así la tesis que sostiene que los automóviles eléctricos son solo parte de la solución en el camino a la reducción de emisiones de CO2, pero no el único. Por otro lado, deja claro que era por lo menos inviable arrojar por la borda millones de automóviles con motores térmicos al mero efectos de traspasar de propulsión térmica a eléctrica. Ningún defensor de la electrificación masiva lograba explicar acabadamente cómo se reciclarían las baterías de litio, contaminantes en alto grado al ser descartadas. Menos aún se reconocía que para producirlas se emitía C02 al "quemar" energía.

Por otro lado, abre una enorme oportunidad de desarrollos científicos y negocios en el área de la investigación en el ámbito del e fuel, biocombustibles y propulsión a hidrógeno. Italia propone adicionar a la enmienda la utilización de "biocarburantes" a fin de proteger los puestos de trabajo.

Nuestro país, con un contexto económico racionalmente estable, un paquete normativo que promocione la actividad y sostenimiento de las reglas de juego podría ser líder en producción energética automotriz. Sin ir mas lejos, Porsche ya se encuentra investigando en la materia en territorio chileno.

La UE reconsidera su postura sobre el uso de motores térmicos

Este esquema normativo internacional dinámico y cambiante requiere encontrarse a la altura de las circunstancias. Algunos seguirán propugnando apostaran la electrificación total, cuestión que claramente no parece aceptable en el mediano plazo, mas aun ante la reticencia del público consumidor a adquirir vehículos a los cuales consideran "sin alma" y cuya fuente de alimentación, al agotarse, lo torna inservible: se esfuma el valor de reventa. Otros entenderán por buen camino, que pueden sostenerse diversos modelos de protección ambiental sustentables, que generen empleo y desarrollo.

Parece ser que el litio ya no será la única salida energética. Quizás nunca ocupe el lugar de "soja 2.0" que se creía en nuestro mercado interno. Ante el surgimiento de combustibles sustitutos, competidores directos, su precio internacional podría flaquear. ¿Es momento de barajar y dar de nuevo? Aun es pronto para afirmarlo, pero si podemos decir que el automóvil eléctrico deberá de convivir con otros formatos sustentables.

¿Existe posibilidad de desarrollo económico en la producción de e fuels dentro de Agentina? ¿Puede nuestro país ubicarse como referente exportador? Todo depende de instrumentar un esquema de progreso, con leyes claras y asesoría de excelencia, potenciando las ventajas comparativas de nuestra economía. La energía debería sobrar, solo merece ser bien administrada.