• 20/12/2025
ALERTA

¿Quién gana y quién pierde con la baja de aranceles a la electrónica?

Los empresarios que operan ensambladoras advierten que no podrán competir con productos terminados que llegan desde Asia a costos mucho más bajos
19/05/2025 - 09:37hs
¿Quién gana y quién pierde con la baja de aranceles a la electrónica?

El reciente anuncio del Gobierno sobre la rebaja gradual de aranceles a productos electrónicos reavivó tensiones entre fabricantes locales, importadores y sindicatos. ¿Qué hay detrás de la medida y cómo impacta a cada sector?

Desde hace años, los productos electrónicos importados llegan a los comercios argentinos con precios notablemente más altos que en el exterior. Ya sea por la devaluación del peso o por la carga impositiva y regulatoria, la brecha de precios es evidente. No por nada se popularizaron los "tours de compras" a países limítrofes para comprar desde celulares hasta neumáticos.

En ese contexto, el Ejecutivo anunció un plan para reducir progresivamente los aranceles sobre electrónicos, con el objetivo de eliminarlos por completo en enero de 2026. La medida promete abaratar el precio final de dispositivos que hoy son mucho más que un lujo: son herramientas imprescindibles para la vida cotidiana y laboral.

Sin embargo, la iniciativa no está exenta de controversias. Los distintos actores del sector anticipan impactos directos -y en muchos casos contrapuestos- en su actividad.

Fabricantes locales: preocupación por la competencia externa

Los empresarios que operan ensambladoras advierten que no podrán competir con productos terminados que llegan desde Asia a costos mucho más bajos. Aunque buena parte de los componentes ya son importados, sostienen que, sin algún tipo de protección, el modelo industrial actual es inviable.

En ese marco, reclaman medidas complementarias: reducción de impuestos, alivio en cargas sociales y mejoras en infraestructura que les permitan ganar competitividad real.

Importadores: moderación y expectativas

Para los importadores, la noticia es alentadora. Después de años lidiando con trabas, cupos y autorizaciones, celebran la desregulación como una oportunidad para operar con mayor previsibilidad y menores costos. La baja de aranceles les permitirá acceder a productos más baratos, ampliar su oferta y -potencialmente- mejorar sus márgenes o trasladar parte del ahorro al precio final.

Sindicatos: alerta por posibles despidos

Los gremios que representan a los trabajadores del sector industrial encendieron las alarmas. Temen que la apertura comercial derive en una ola de despidos, especialmente en plantas que dependen del ensamblado local protegido por aranceles.

Un equilibrio difícil en un contexto global complejo

La discusión local no ocurre en el vacío. A nivel internacional, crecen las tensiones comerciales y las guerras arancelarias entre potencias, con medidas que buscan favorecer la producción nacional encareciendo los productos importados.

En ese escenario, Argentina enfrenta el desafío de encontrar un punto de equilibrio: abrir el mercado para beneficiar al consumidor, pero sin destruir puestos de trabajo ni desalentar la producción local.

La clave podría estar en un esquema mixto: desgravación gradual de aranceles, incentivos fiscales para quienes invierten y generan empleo, y reglas claras para todos los actores.

El interrogante ahora pasa al comercio minorista: si los costos bajan, ¿veremos una reducción real de precios o los comercios seguirán vendiendo al mismo valor, amparándose en la incertidumbre?

 

 

 

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