¿Es el plan canje automotor la solución que necesita el mercado?

Varios recordarán el famoso "Plan Canje" implementado en la década del 90. La medida promovía el recambio de automotores usados por unidades cero kilómetro. En el esquema intervenía tanto el sector privado como el Estado. Los empresarios absorbían costos por una parte u otorgaban descuentos y el Estado subsidiaba el consumo.

Nuevamente, se estaría estudiando un relanzamiento del proyecto. El promedio de antigüedad de los automóviles que hoy circulan oscila entre los doce y catorce años, cifra lejana a las pretensiones de ventas de los empresarios y las intenciones de consumo de los usuarios. El plazo de recambio deseable oscilaría de tres a cinco años. Tenemos un parque automotor vetusto, que en general carece de las medidas de seguridad modernas aplicadas en los mercados extranjeros.

Ahora bien, el contexto actual no se condice con aquel de los 90. El Estado no se encontraría, por ahora, posibilitado de otorgar subsidios para la adquisición de nuevas unidades.

Si bien toda medida de promoción industrial y consumo resulta bienvenida, el sistema necesita soluciones de fondo que terminen de una vez con la constante crisis del sector.

En primer término, resulta imperioso revisar el esquema impositivo que agobia la compra de un cero kilómetro. Alrededor del 50% del precio de venta está compuesto por impuestos, cifra muy lejana a la aplicada en otros mercados. Una solución de shock que evitaría subsidiar u ofrecer descuentos podría ser la quita de impuestos por un plazo determinado.

En segundo lugar, lograr un equilibrio entre importación y fabricación local promoverá el mercado interno. Centrarse en la producción de aquellos vehículos donde se marque la diferencia e importar unidades globales que aquí no se comercializan dinamizará el mercado.

En tercer orden, legislar reglas claras de acceso al crédito que fijen modelos de financiamiento coherentes. Esto brindará certeza y además pondrá un coto al esquema de los planes de ahorro que terminan siendo impagables o bien judicializados.

Un plan de promoción de producción, ventas y consumo debe acompañarse con legislación clara, duradera y concertada por todos los actores para que no se convierta en un salvavidas de corto plazo.